Para ilustrarnos del carácter inglés y su respeto a las tradiciones, cuenta que la conducción por la izquierda, que nosotros miramos como una curiosidad, para ellos es ni más ni menos continuar con lo que siempre se ha hecho...
Hemos tomado un tour por la rubia Albión. Nos desplazamos en un bus colmado de latinoamericanos. El guía es un español de largas patillas al estilo Elvis, cuyo peinado al medio le genera dos largos flecos que se balancean al caminar. En el cuello se ha enrollado varios collares de los que cuelgan amuletos diversos. Un aro de plata le cuelga de una oreja, y los pies están calzados por unos zapatos puntudos que harían la envidia de un gitano. Su aspecto extravagante me hace recelar de sus habilidades para ilustrarnos del recorrido.
De pronto irrumpe su voz por los parlantes, y con sorpresa descubro que es un erudito en la historia del Reino Unido, que recorre con soltura en sus detalles de conquistas y rebeliones. Para ilustrarnos del carácter inglés y su respeto a las tradiciones, cuenta que la conducción por la izquierda, que nosotros miramos como una curiosidad, para ellos es ni más ni menos continuar con lo que siempre se ha hecho. Explica que los romanos cabalgaban por el lado izquierdo del camino, para tener libre la mano que empuña la espada y así poder defenderse de los eventuales enemigos, y que fue Napoleón quien cambió la regla, a lo cual los anglos no se plegaron.
Con mi mujer nos miramos con desconfianza, ya que no conocíamos la historia y puede ser fruto de la fértil imaginación del guía, quien nos sorprende y nos dedica la frase del escudo real: " Honi soit qui mal y pense", y empieza a relatar la invasión normanda.
R. RIGOTER
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