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SEMBLANZA Un destacado profesional:


La vocación integradora de Cristián Fernández

El 2 de marzo falleció el arquitecto Cristián Fernández Cox, autor de una obra laureada con el Premio Nacional de su gremio, y cuyo atributo principal estuvo en la integración que logró entre el compromiso con su entorno, el pensamiento al servicio de su profesión y la belleza como ideal para habitar la ciudad.  

por Cristian Fernández Eyzaguirre 

Diario El Mercurio, Artes y Letras, domingo 23 de marzo de 2014
http://diario.elmercurio.com/2014/03/23/artes_y_letras/artes_y_letras/noticias/7C303187-BA0B-4214-BA12-B9BEAF82B888.htm?id={7C303187-BA0B-4214-BA12-B9BEAF82B888}

Una enraizada formación humanista, un genuino y fiel compromiso con el prójimo, con "el Habitante", transitar con rigor y creatividad de la teoría al ejercicio práctico, una capacidad de trabajo inagotable y una gran pasión fueron características transversales y permanentes en la vida de Cristián Fernández Cox. Estuvo en una continua búsqueda... Se rodeó de grandes preguntas y se atrevió con osadía a ensayar creativas respuestas.

El trabajo de la luz y el sentido espiritual logrado al interior de la iglesia del Seminario Pontificio de Santiago son testimonio de sus grandes cualidades como arquitecto. La remodelación de la capilla de la población La Victoria, en años difíciles, es testimonio de un trabajo comprometido y desinteresado. La actitud visionaria con que diseñó el Edificio Montolin en 1987, proponiendo innovadores criterios de eficiencia energética, al diseñar un parrón vertical en la fachada norte, es testimonio de su capacidad de llevar adelante lo que su inventiva y reflexión teórica le sugerían.

Fue un estudiante sobresaliente en los Padres Franceses. A los 17 años ingresó al movimiento de Schoenstatt, bajo el influjo del padre Kentenich y de las ideas de Jacques Maritain. Fue una etapa iluminadora, que le abrió horizontes humanos e intelectuales, y que lo marcó profundamente, integrando para siempre el sentido ético en todo su quehacer. Estudió leyes y posteriormente llegó a lo que sería uno de sus grandes amores, la arquitectura. Formó familia junto a Patricia Eyzaguirre, inició su vida profesional trabajando con su amigo y maestro Horacio Borgheresi y luego junto a su suegro, el arquitecto Samuel Eyzaguirre. Después de sus estudios de Arquitectura en la Universidad Católica, siguió buscando en la economía, la sociología, la filosofía, incluso en la dirección de televisión, haciendo síntesis y buscando la conexión con el mundo. Desde distintas disciplinas, diseñó proyectos, escribió artículos y construyó teorías, siempre orientado a dar soluciones creativas para que las personas vivieran mejor y más felices.

El año 1976 publicó "Participación del trabajador en las utilidades de su empresa" (Ediciones Aconcagua), donde plantea que "el sistema de salarios fijos deja al trabajador indiferente de los resultados de la empresa... lo que no solo genera distorsiones en la justicia y eficiencia económica, sino también en el desarrollo humano integral de los trabajadores". Desde su oficina en avenida Costanera lideró, por décadas, a un equipo de arquitectos con los cuales desarrolló una vasta obra. Fueron años intensos, en que una pequeña oficina abordaba con rigor, creatividad y muchas horas de trabajo, papel y tinta una gran diversidad de encargos. En el contexto de su participación en los Seminarios de Arquitectura Latinoamericana (SAL), publicó su libro "Arquitectura y Modernidad Apropiada", donde plantea la necesidad de "Pensar y sentir... pero desde acá"... desarrollar una modernidad apropiada (de propia y de eficiente). En otro de sus escritos, comenta: "La belleza -gratitud inconmensurable- no entra en los esquemas de la razón práctica: es de por sí indefinible y además es inútil. Por indefinible, queda fuera de la ciencia y por inútil, queda fuera de la técnica, lo que la deja carente de toda base de legitimidad conceptual. A los efectos de su consideración y discusión públicas, la belleza no existe: es un irrealismo". Y agrega: "Después de derrumbados los ideologismos, cuya principal energía social ahora sabemos que no estaba en la supuesta racionalidad de sus utopías, sino en su potente carga valórica meta-racional, uno advierte que ellos fueron un dudoso sucedáneo para ocupar el vacío dejado por el destierro público del anhelo religioso. ¿Cuál está siendo el sucedáneo para llenar el vacío dejado por el destierro público del anhelo meta-racional de la belleza?" (El Mercurio, 3 de octubre 1993).

Como consejero y vicepresidente, trabajó en el Colegio de Arquitectos, en años en que la actividad gremial era considerada sospechosa y arriesgada. Desde allí, asumió la hermosa tarea de llevar adelante la iniciativa de una Primera Bienal de Arquitectura para Chile. Como primer presidente, logró darle estatus y significación en el Chile de esos años: la instaló en el Museo de Bellas Artes y consiguió el financiamiento con clientes y amigos, así logró consolidar una muestra que ya ha celebrado 18 versiones y que es parte de lo mejor de nuestra tradición cultural. En 1979, al alero del Museo de Arte Precolombino y de Sergio Larraín GM, fundó el Taller América. Raúl Zurita, Cristián Huneeus, Pedro Morandé y otros tantos intelectuales expusieron sus ideas enriqueciendo una fértil discusión, que él intentaba llevar a la praxis en sus proyectos. En los años ochenta, junto con un grupo de colegas, fundó y ejerció como primer presidente la Asociación de Oficinas de Arquitectos (AOA), institución que ha evolucionado, transformándose en un actor relevante en la institucionalidad del país.

En 1987 obtiene el Premio Nacional de Arquitectura. Este reconocimiento vino a poner en relieve sus aportes, en la vida gremial, en su trabajo teórico y su calidad como arquitecto proyectista. "A veces me pregunto -afirma- por qué la reflexión teórica de la arquitectura, que le dio tanta importancia a las nuevas condiciones materiales modernas, le ha destinado tan poca atención al cambio que ha experimentado la relación entre el arquitecto y el habitante: ya que el destinatario, quien es la razón primordial de nuestro arte, ya no está al alcance de la mano, sino cada vez más lejano y abstracto" ("El Mercurio", 18 de enero de 1998). El año 2005 publicó "El Orden Complejo de la Arquitectura" (editorial U. Mayor), donde aborda un aspecto fundamental para la renovación de la enseñanza de la arquitectura: las relaciones entre teoría y proyecto arquitectónico, teniendo como base el situar el concepto de habitabilidad como esencia de la arquitectura... como el fin último de todo arquitecto. Por último, el año 2011 publicó "Bienestancia". Usando el neologismo que combina el "ser" y el "estar", Bienestancia propone revisar las condiciones del habitar y del bienestar arquitectónico, desarrolla un método de organización del problema, separando conceptos esenciales como forma, uso, significado, técnica y contexto, y reinterpreta las grandes construcciones filosóficas hasta llegar a un análisis detallado de algunas obras concretas. El resultado es una amplia fuente teórica de arquitectura contemporánea. La universidad Mayor lo distinguió el año 2012 con un Premio de gran significación personal para él, por su trayectoria, entre otros galardones.

Cristián Fernández Cox transitó durante su vida desde una exigente formación racional y teórica a una visión integradora donde la racionalidad y la "meta-racionalidad", la belleza y los afectos, buscaban unirse de manera natural y armónica. Tuvo la capacidad de encarnar sus ideas y anhelos en proyectos reales y concretos... se movió con energía y con pasión en el mundo de las ideas abstractas y teóricas... pero tuvo la habilidad y la valentía de bajar al mundo concreto sus ideas en proyectos e instituciones reales. Había en él un natural y arraigado compromiso por el otro... "el habitante, el vecino, el trabajador, el usuario; finalmente, la persona... era la razón primordial de su quehacer". Tuvo grandes amigos, con los que compartió su vida, sus pasiones y sus dolores, formó una hermosa familia, fue cercano y generoso en la intimidad. El tiempo y la memoria se encargarán de darle un lugar a este comprometido arquitecto, pensador y hacedor, que construyó edificios y teorías... que iluminó con sus ideas y que tocó el corazón de tantos.

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