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Mamá Mechona

Esa misma semana Canal 13 lanzaba su telenovela vespertina Mamá MechonaLa escena cambiaba en la forma, pero no en el fondo: una mujer de clase alta decide volver a la universidad después de haber visto crecer a sus hijos, pero enfrenta la incomprensión de su entorno familiar. La limitación no era material, sino afectiva. El problema es el mismo.
MAMAMA
¿Cuántas mamás mechonas hay en Chile?
No lo sabemos con certeza, pero si hay algunas aproximaciones. Una de cada 4 mujeres mayores de 25 años estudia en algún establecimiento, según Casen 2011. De ellas solo, un 28% lo hace educación técnica profesional, mientras que el 63% en educación profesional (institutos y universidades). Por otro lado, un 38% de las mujeres son jefes de hogar, de las cuales solo un 2% está estudiando en la actualidad. La cifra se empina al 3,4% en los quintiles de mayores ingresos.
A lo anterior se suma que en Chile un 15,5% de las madres tiene menos de 19 años. Entre los jóvenes entre 14 y 17 años, se observa con mayor frecuencia el embarazo como causa de la deserción escolar. La relación con deserción escolar es de un 30% para las mujeres y sólo un 2% para los hombres (Mideplan). Volver al colegio es, por lo tanto, un anhelo esencialmente femenino.
La incorporación de la mujer al mundo del trabajo es vital para que accedan a uno nuevo, de bienestar familiar y – lo más importante- para un desarrollo integral en la vida de cada una de ellas. Para muchas el desafío es doble: no sólo se trata de tener un trabajo fuera del hogar, sino de acceder a mejores posiciones, lo que en muchos casos implica volver a estudiar.
En los próximos días se iniciará formalmente el debate sobre la reforma educacional. Algunos -como el rector de la Universidad Católica- han planteado la necesidad de ir gradualmente en materia de gratuidad. Una discusión donde estarán los presentes los invitados tradicionales, pero con ausencias también tradicionales, como la educación técnica –profesional y las mamás mechonas.
Por cierto, no sólo se requiere avanzar en gratuidad,especialmente para las mujeres de menores recursos, sino en un conjunto de incentivos y ayudas que les permitan estudiar y capacitarse, muchas veces sin el apoyo de una pareja. Un avance importante para ellas sería una efectiva flexibilidad laboral y modalidades de teletrabajo. Pero estas son banderas que no salen a las calles y -salvo declaraciones habituales de buenas intenciones- no las he visto en agenda de prioridades.
Las mamás mechonas son una parte de los muchos rostros invisibles en la discusión de reformas sociales.Es cierto que hay que escuchar la voz de la calle con rostro reconocible, pero también la voz de la encuestas, donde se expresan no solo las “señoras Juanitas”, sino también de estas mamás mechonas transversales socioeconómicamente. Muchas historias en ellas, poco reconocimientos.

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