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La batalla por la izquierda por Luis Larraín



Diario El Mercurio, Sábado 16 de Junio de 2012  
http://blogs.elmercurio.com/reportajes/2012/06/16/la-batalla-por-la-izquierda.asp

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Poco duró el intento del presidente del Senado, Camilo Escalona, de constituirse en puente entre el Gobierno y la Concertación para lograr acuerdos en materias económicas y políticas, que hagan posible un mejor clima en lo que resta del período presidencial de Sebastián Piñera.
Y es que el senador Jaime Quintana, presidente del PPD, le dio una buena oportunidad a Escalona para un triunfo posicional en la descarnada lucha por el control de la izquierda que mantiene con el senador Guido Girardi. En efecto, el portazo de Quintana a estas conversaciones permite a Escalona mostrar una cara moderada frente a la opinión pública, en contraste con la izquierda radical que quieren impulsar sus adversarios.
Camilo Escalona es un hombre de confianza de Michelle Bachelet y podría ser ministro del Interior en un eventual gobierno de ella. Pero Girardi ha dicho que la popularidad de Bachelet no es lo mismo que liderazgo, insinuando así que no necesariamente la apoyaría y desafiando el carácter de intocable que ella tiene en la izquierda. Se ha apresurado a agregar, sí, que en las próximas elecciones presidenciales la izquierda debiera conformar un frente que se extienda a la izquierda de la Concertación. A su discurso se ha sumado Carlos Ominami, quien ha repetido lo de la diferencia entre liderazgo y popularidad.
Completa este cuadro Marco Enríquez-Ominami, el candidato de izquierda que mejor marca en las encuestas después de Bachelet. ME-O ha mostrado poco entusiasmo por participar en una primaria de la Concertación, dejando abierta una pequeña rendija: si se concuerda en mi programa, podría ser. Algo parecido a la frase de Frei Montalva ante la posibilidad de buscar el apoyo de la derecha en las elecciones de 1964: "No cambiaría una coma de mi programa ni por un millón de votos".
Así las cosas, Girardi y los Ominami logran su objetivo de correr la cerca hacia la izquierda. Presionan a Bachelet para que lo haga en su programa y tienen su propia carta que es ME-O.
Lo han dicho en todos los tonos: lo que viene ahora no tiene nada que ver con los gobiernos de la Concertación, que ellos consideran neoliberales. Ahora sí ha llegado la hora para imponer un programa de izquierda radical en nuestro país.
Cuentan a su favor con la fuerza de las movilizaciones sociales, que instintivamente reniegan de la Concertación.
Difícil escenario para el senador Escalona. Las movilizaciones sociales, a las que la Concertación se sumó al principio con tanto entusiasmo, pueden ser su peor espina. Buena razón para buscar ahora la paz social.
Pero Camilo Escalona no está desprovisto de armas en esta batalla. Tiene, en primer lugar, la confianza de Michelle Bachelet, que no es poco. Ni siquiera debe compartir ahora esa confianza con Andrés Velasco, embarcado en su propia aventura.
Tiene, además, el fantasma de un escenario económico internacional adverso, que aumenta la demanda por moderación. El probable alineamiento de Girardi con alternativas radicales y populistas como las de Chávez, Cristina Fernández, Evo Morales y Rafael Correa juega a favor de Escalona, pues los bonos de los gobernantes del ALBA se cotizan a la baja en estos tiempos de crisis, aun en el evento de un triunfo de Chávez.
Hay una tercera cuestión que está por verse. La lectura simple de que la sociedad chilena se corrió a la izquierda y rechaza el modelo no está para nada probada. Un libro de Eugenio Guzmán y Marcel Oppliger, "El Malestar de Chile", cuestiona con fundamentos esa tesis. No es que la gente no quiera más el modelo, quiere más del modelo. Así las cosas, las alternativas radicales de Girardi y Cia. no serían tan seductoras para la masa de chilenos que debe decidir la próxima elección.
El problema de Escalona es cómo manejar los tiempos y resistir a la presión para irse más a la izquierda. Si lo hace, entonces la oportunidad será para la centroderecha.
Eso es materia de otro trago, como diría un amigo, pero lo cierto es que la centroderecha tiene también una buena oportunidad si la gente opta por un liderazgo moderado para Chile.

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