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De perdones y gracias



por Antonio Recabarren
EconomistaDiario El Mercurio, Jueves 14 de Junio de 2012 

Señor Director:
En su artículo De Perdones y Gracias, mi amigo Jaime Antúnez cita un hecho histórico que permite tratar el fondo del asunto de todo este intercambio epistolar: La circunstancia histórica de Chile en 1973.
El objetivo del golpe del 11 de septiembre fue detener el curso que llevaba el gobierno de Salvador Allende -quien se debatía entre una revolución socialista a la chilena (¿cuán democrática?) y el sueño utópico de la revolución a la cubana (totalitario)-, que, empujado por una izquierda violenta y un Partido Comunista que "miraba las circunstancias históricas", iba conformando un régimen marxista.
Buena parte de la historia del siglo XX enseñaba y prevenía que "régimen marxista" no era la definición académica de un tipo de gobierno, sino que significaba una sola cosa: una dictadura abyecta. Ante esta realidad, el golpe militar aparece como un acto de legítima defensa.
Se trató entonces, aparte de salvarse de un sinfín de horrores , de alejar de Chile la posibilidad de que una autoridad pudiera detener a una persona y luego, sin juicio, matarla y hacer desaparecer su cuerpo, ni que esto fuera un modo de operar sistemático. Pero lamentablemente esto ocurrió.
Me parece que el argumento de Jaime Antúnez de que ellos, los marxistas violentistas, iban a hacer un daño enorme en Chile y en América Latina justifica la defensa propia y eso es el 11 de septiembre. Pero ello no es razón para que posteriormente se cometan los abusos a los que se ha hecho referencia.
Se preguntaba Gonzalo Rojas "Por qué en Chile no se perdona". Me parece que este intercambio de cartas puede haber contribuido a dar una respuesta en primer lugar porque nadie tiene derecho a exigirle a otro que pida perdón, y, en segundo, porque en nuestro país el perdón debido no es unívoco, no es de un solo lado, es recíproco, y alguien tiene que empezar.

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