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Fotógrafo con ojo de arquitecto


Cristóbal Palma:

por Pablo Andulce Troncoso 
Diario El Mercurio, VD, sábado 3 de marzo de 2012 

Estudiar arquitectura le ha servido para diferenciar la buena de la mala. Aprender fotografía le ha significado publicar en revistas como Dwell, Wallpaper y Icon, y relacionarse con figuras de la talla de Zaha Hadid. Conectarse con una generación de arquitectos chilenos en el momento en que empezaba a brillar en el mundo, lo transformó en promotor de su obra en el extranjero. Ahora, un poco en broma, un poco en serio, Cristóbal Palma dice: "Yo me colgué de su talento".   
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A la Architectural Association (AA) -la escuela independiente de arquitectura más antigua del Reino Unido, donde se formó Sir Richard Rogers y Zaha Hadid entre otras figuras- Cristóbal Palma le debe el sentido crítico de las cosas -especialmente de sí mismo- necesario para darse cuenta de que no iba a ser un buen arquitecto. Sin embargo, lo único que lamenta de los cinco años que estudió ahí -y de los dos que pasó en la Universidad Católica, previamente- es no haberse divorciado de la carrera antes.
Cristóbal Palma tiene 37 años, volvió a Chile definitivamente hace cuatro, y deja crecer su barba desde que nació su primer hijo, hace tres y medio. Ahora mismo juguetea con ella, mientras hace memoria. Sí, debe haber sido el año 2001 cuando recibió el primer encargo. La revista de la AA preparaba un reportaje sobre el escritor Georges Perec y él tuvo que viajar a París para fotografiar ciertos lugares que mencionaba el autor. En ese trabajo se sintió cómodo por fin, "menos pésimo" y empezó pensar: "Si pudiera ganarme la vida haciendo esto sería increíble".
-La arquitectura es muy compleja, tiene muchas capas y para ser bueno tienes que manejarlas bien. También es muy agotadora en los tiempos y la relación con los clientes. La fotografía es mucho más simple, fácil, directa y más cercana a la forma en que opero yo-, fue lo que aprendió en esa primera experiencia como fotógrafo y la razón por la cual no volvió a la AA como alumno.
C3 de Corea, Dwell de Estados Unidos, Abitare y Casabella de Italia, Casa Vogue de Brasil, Wallpaper, Monocle y Icon de Inglaterra son algunas de las revistas que han publicado fotos de Cristóbal Palma. Trabajando para ellos ha llegado a lugares como Estambul, Medellín, Maui, Austin, Beijing y Brasilia. Pero hace diez años, cuando partió en esta nueva dirección, asistiendo a una fotógrafa de la AA, todo eso se veía lejano.
Palma cuenta que fue un tiempo corto, pero una muy buena escuela; que con ella aprendió los aspectos técnicos de lo que se describe como foto de arquitectura y, además, la forma de tratar con los clientes y las publicaciones: "Es paradójico pero uno llega mucho más rápido a hacer buenas fotos que a saber con quiénes y en qué condiciones trabajar".
Sin ese aprendizaje probablemente habría pasado mucho más tiempo armando unos "portafolios preciosos", que a todo el mundo le gustaban, pero que no compraba nadie. Habría tardado más en buscar obras relevantes en términos de posibilidades de ser publicadas y en entablar relaciones con los arquitectos indicados. "¿Oye, te interesa que haga un registro de tu obra?". Así se acercaba a los amigos y conocidos del ámbito que tenía en Londres. Pero en ciudades así de antiguas no se construye mucho, más bien se renueva, sobre todo en interiores.
-Empecé a venir los veranos a Chile para escaparme del invierno europeo y a contactar arquitectos de acá. Tuve mucha suerte porque las primeras casas que fotografié pertenecían a gente como Cecilia Puga, Smiljan Radic, Alejandro Aravena, Sebastián Irarrázaval, que probablemente eran los mejores de su generación-, dice. Mientras en Londres había cientos de fotógrafos haciendo lo mismo, él encontraba un nicho con los profesionales chilenos, que tenían una obra abundante y, en ese momento, despertaban un gran interés en el extranjero. Así formó una red de contactos y las publicaciones internacionales comenzaron a conocerlo.
Como esos primeros trabajos, la Casa Poli -de Mauricio Pezo y Sofía von Ellrichshausen, en Coliumo- es uno de los que considera fundamentales en su carrera: "Nos conocimos cuando empezábamos y entablamos una relación de colaboración que continúa hasta hoy. Son una pareja de mi generación, la que viene después de Radic y Aravena, y en este momento son igual de importantes que ellos afuera. Le debo mucho a la Casa Poli. No sólo es una obra que se publicó mucho, además es de lo mejor que me ha tocado ver". La tendencia al reciclaje -en lugar de generar contenido propio- que se da entre las revistas que requieren sus servicios, le ha permitido presentar -en coordinación con los arquitectos- los mismos trabajos en más de una publicación. "Pasa mucho que los editores entran a los blogs de los fotógrafos a buscar material, incluso más que a los sitios de las oficinas de arquitectura. Esta situación está cambiando otra vez con sitios como Plataforma Arquitectura, que son un nuevo referente".
Una mezcla entre esa preocupación por los nuevos medios de difusión en línea y el hecho de que las cámaras fotográficas actuales permiten hacer videos de buena calidad, lo condujo a experimentar recientemente en algo que llama "short films": "Creo que progresivamente las revistas de arquitectura van a funcionar como aplicaciones de Ipad o dispositivos de ese tipo, y el algún momento no se justificara que sean sólo fotos". Aunque reconoce la desventaja de no manejar la narrativa como lo hace un profesional del campo audiovisual, él y los arquitectos que le han encargado videos están contentos con lo que resulta.
De hecho, en julio y agosto sus micro-documentales estarán presentes en dos muestras importantes: BLANCA MONTAÑA / LIVING CHILE, curada por el editor mexicano Miquel Adrià en el GAM, y en la XIII Bienal de Venecia, donde fue invitado por los curadores del pabellón chileno Pilar Pinchart y Bernardo Valdés. Un proyecto que busca registrar los caracoles desde la fotografía de autor y la arquitectura, en el que colabora con el arquitecto Mario Marchant, se exhibirá en la Galería AFA a mediados de año. Antes de que termine el 2012 debería estrenarse "Las cosas como son", el segundo largometraje de Fernando Lavanderos, director de "Y las vacas vuelan", donde Palma es el protagonista.
-No es que quiera ser actor -dice riendo-. Me gustan las personas que hacen una cosa bien y viven de ella. En ese sentido, la fotografía es lo que hago y de lo que vivo. El resto de lo que llego a hacer, bien o mal, también lo hago como fotógrafo. Desconfío de la gente que hace demasiadas cosas".

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