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La decisión de Meryl



por Antonio Martínez
Diario El Mercurio, Wikén,
viernes 23 de marzo de 2012
http://diario.elmercurio.com/2012/03/23/wiken/_portada/noticias/7A2A01B4-88C7-413D-A0BA-92EE5FDC3F5E.htm?id={7A2A01B4-88C7-413D-A0BA-92EE5FDC3F5E}

Su Oscar ganado por "La dama de hierro", el tercero de su vida, sólo
viene a confirmar las correctas elecciones que ha realizado Meryl
Streep a lo largo de su exitosa carrera: al final, entre películas
dramáticas ("La decisión de Sophie"), basadas en personajes reales
("Julie & Julia") o más bien cómicas ("El diablo se viste a la moda"),
ella siempre ha tenido el control. Estas son las decisiones de Meryl.
La mejor actriz viva del cine.

Meryl Streep se crió y nació bajo un acrónimo: una Wasp.
Era white, anglo-saxon and protestant.
Llegó a ese mundo en 1949, como miembro de una élite, donde su familia
era la quinta generación de nacidos en suelo americano, pero el árbol
genealógico se puede rastrear hasta la décima generación, por el
centro de Europa y los pueblos de Loffenau (Alemania) y Giswil
(Suiza). Uno de sus tatarabuelos estuvo entre los primeros que puso un
pie en Rhode Island.
Y uno que otro de sus parientes, lejano eso sí, fue nada menos que don
William Penn, fundador de Pennsylvania.
Blanca como la leche tibia, clase social privilegiada y la fe era la que era.
Se crió en el pequeño pueblo de Summit, en el condado Union, por el
Estado de New Jersey, donde el ingreso per cápita sigue siendo de los
más altos del país.
Educación privilegiada: Vassar College, en ese tiempo, sólo para
señoritas y el afán, por cierto, convertirlas en flores de belleza,
pudor y sabiduría. Y después a una institución hermana: la Universidad
de Yale.
Estudió arte dramático y siempre tuvo el don.
Desde los 8 años y sobre las tablas del colegio. No era sólo su cuerpo
y rostro, también una voz con acento prodigioso que transforma su
inglés, y bien puede ser el de una editora de moda, muy ABC1 y sin
duda de Nueva York, o bien el de una sacrificada profesora en Harlem;
una emigrante polaca que lo aprendió como segunda lengua o una dama
inglesa con puño de fierro.
***
Era una actriz y con eso se desprendió del estigma y arrancó el
prejuicio de la cepa original: una Wasp y el acrónimo.
En su última actuación se transformó en la baronesa y primera ministra
Margaret Thatcher (1925), en "La dama de hierro" (2011).
Antes fue Julia Child (1912-2004) en "Julie & Julia" (2009), gringa
enorme con cuerpo de ropero, que después de vivir en Francia, escribió
libros de recetas y por la televisión les dijo a las dueñas de casa de
su país que podían ser algo más, no sólo en la cocina, también como
personas, y así descubrieron la gastronomía.
También fue Karen Silkwood (1946-1974) en "Silkwood" (1983), una
obrera en una central nuclear de Oklahoma, que por sus derechos y los
de sus compañeras obreras, se enfrentó a la empresa y murió en un
extraño accidente automovilístico. Roberta Guaspari (1947) en "Música
del corazón" (1999), violinista y profesora de música de Harlem.
Susan Orlean (1935), periodista y autora de "El ladrón de orquídeas" (2002).
Karen Blixen (1885-1962), escritora danesa, conocida como Isak
Dinesen, que en las llanuras de "África mía" (1985) se enamora de un
cazador norteamericano interpretado por el hombre de cosecha perfecta,
al menos en ese tiempo: Robert Redford.
Fue Lindy Chamberlain (1948), una mujer australiana acusada
injustamente del asesinato de su hija, en el drama "Un grito en la
oscuridad" (1988).
Todas mujeres de la vida real y ninguna de siglos pasados, históricos
o perdidos en los libros de la memoria y el olvido. Mujeres que
crecieron y marcaron la centuria, mujeres contemporáneas que
construyeron la fortaleza y la identidad femenina durante el siglo
pasado y lo que va del actual: Los personajes de Meryl Streep son
protagonistas de este tiempo y no de otro.
La actriz, inteligente y cerebral, diseñó su carrera bajo este abanico
y cuando no tuvo un personaje de la vida real, para seguir con el
friso de la mujer contemporánea, lo encontró en la ficción y así fue
construyendo una filmografía cuyos números son formidables.
No hay actor ni actriz que tenga esas cifras que ya parecen inalcanzables.
Ella es lo que fue Katherine Hepburn o Bette Davis, en otras décadas.
Aunque ella es el récord.
En los Oscar: 17 nominaciones y tres premios.
En los Globos de Oro: 25 nominaciones y siete galardones.
Y lo mismo con las distinciones de la Academia inglesa, los Bafta: 14
nominaciones y dos distinciones.
***
En lo personal y familiar, la actriz se mantiene como un modelo sin
estridencias y sus números también son altos.
Se casó con el escultor Don Gummer y tiene un hijo y tres hijas, una
de ellas es actriz y en la última película de John Carpenter,
"Atrapada" (2010), estuvo en el reparto: Mamie Gummer.
Lleva 34 años casada, con el mismo artista. Una cifra increíble entre
los ricos y famosos.
Meryl Streep ha cruzado la historia de su país con sus actuaciones. Ha
sido varios tipos de mujer en épocas claves y distintas y hasta se
podría realizar un rastreo cronológico en el siglo pasado.
"Raíces profundas" (1987). Es 1938 y son los restos del naufragio de
la Depresión. Una mujer perdió lo que tuvo y ahora es una piltrafa
humana, sucia, alcohólica y enferma.
"La decisión de Sophie" (1982). Después de la Segunda Guerra Mundial,
un escritor conoce a Sophie, emigrante polaca, con una historia por
contar. Ella es el horror de todas las guerras. Es la mujer marcada
por la locura del dolor.
"Los puentes de Madison" (1995). Es una dueña de casa estadounidense
de tierra adentro, por el condado de Madison, en Illinois. Ancha de
caderas, con la sensualidad escondida y sin más horizonte que su
granja solitaria y una familia opaca. El fotógrafo y viajero que llega
a su vera, es un hombre que le ofrece otra vida. Ella es la mujer
frustrada, que a mediados de los años 60, sólo puede aguantar y llorar
noche por medio.
"El francotirador" (1978), un grupo de amigos que son obreros
siderúrgicos, celebran una boda y un viaje: se van a Vietnam y a la
guerra. Ella es la mujer que queda atrás y es la testigo de cargo que
recoge lo restos de los hombres destruidos.
Y así, peldaño a peldaño, se llega hasta el presente, se remonta un
siglo y se cruza a otro y ahora es la mujer contemporánea, en esta
época, que se integra al mundo profesional, sus personajes están
próximos al poder y no le teme a nada.
Una culminación fue Margaret Thatcher. Previamente fue una senadora
poderosa y maligna en el remake de "El embajador del miedo" (2004). La
periodista que investiga a su país y sus guerras, en "Leones por
corderos" (2007). La monja severa, fría y estricta de "La duda"
(2008). La lesbiana inteligente y cariñosa de "Las horas" (2002). Una
displicente y temida editora en "El diablo viste a la moda" (2006).
***
Ha filmado casi 50 películas, incluidas un par de miniseries, y no
está asociada a ningún género y menos a un director o directora que
imponga una estética, una visión de mundo o una firma.
Al comienzo de su carrera, probablemente, no pudo elegir y la
eligieron: Fred Zinnemann para "Julia" (1977) o Karel Reisz para "La
amante del teniente francés" (1981).
Mike Nichols la dirigió en tres películas y algunos directores en un
par -Robert Benton, Fred Schepisi o la inglesa Phyllida Lloyd, por
ejemplo- pero la mayoría del tiempo salta de un director a otro y por
eso no depende de ninguno.
Generalmente directores del cosmos estadounidense y en ocasiones algún
primo inglés o sudafricano: Sidney Pollak, Alan J. Pakula, Michael
Cimino, Stephen Daldry, David Frankel, Jonathan Demme, Gavin Hood,
Robert Altman o Spike Jonze.
Directoras: Nora Ephron, Nancy Meyers y Susan Seidelman.
Monumentos: Clint Eastwood, Robert Redford y Woody Allen.
Productos típicos: Wes Craven, Jim Abrahams y Robert Zemeckis.
Con algunos emigrantes que hacen carrera en producciones
norteamericanas: el chino Chen Shi-Zheng y el húngaro Lajos Koltai.
Y lo más raro en su filmografía, quizás, fue el danés Billie August
para "La casa de los espíritus" (1982), según la novela de Isabel
Allende. Y el brasileño Héctor Babenco para "Raíces profundas".
El mapa de su filmografía refleja que su carrera obedece a un diseño
inteligente y cerebral, cuya meta final ya la logró: independencia y
autonomía.
Es un ente que se manda solo y en muchos casos su entidad es más
poderosa y brillante que la película.
Ni el género ni el director nublan su presencia.
El contexto, es decir, la película, el título y su tema, no deciden por ella.
Esto se puede explicar con distintas sentencias y juicios.
Es una cinta mediocre y poco inspirada, pero su personaje es notable.
Es un filme claramente malo y sin duda deficiente, pero ella está como
siempre: fenomenal.
Lo único que vale la pena de la historia, que es deplorable, es su
gran protagonista: Meryl Streep.
Hay otras situaciones, donde la clave es la contraria, porque la
película es de calidad y aún más: salió para premios y aplausos.
¿En esos casos, cuál es la respuesta correcta?
La respuesta correcta está dentro de un sobre y entonces el Oscar, el
Globo de Oro y lo que sea, son para Meryl Streep.

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