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Tres autores finalizan la mayor compilación de naufragios en las costas chilenas

Libros Taurus publica investigación en dos tomos:


El segundo tomo de "Naufragios en el Océano Pacífico Sur" pone fin a la investigación que, por más de quince años, realizaron tres estudiosos chilenos. A través de 1.700 naufragios, el mar se convierte en el narrador de más de 500 años de nuestra historia.  

por Francisca Allende Celle 

Diario El Mercurio, Artes & Letras, domingo 25 de marzo de 2012
http://diario.elmercurio.com/2012/03/25/artes_y_letras/_portada/noticias/8E227F1D-781A-4549-BD88-61E441AB6A3B.htm?id={8E227F1D-781A-4549-BD88-61E441AB6A3B}

Los dos volúmenes de "Naufragios en el Océano Pacífico Sur" recogen las travesías inacabadas de más de 1.700 embarcaciones que terminaron por naufragar en nuestras costas. Nacionales y foráneos, imponentes y frágiles, a vela y a vapor, los numerosos navíos que yacen en las profundidades del mar territorial chileno son los vestigios a partir de los cuales los autores deciden reconstruir más de quinientos años de historia, que dan comienzo con el naufragio de las naves de la expedición de Magallanes, en 1520.

La obra, que recoge la investigación iniciada en 1995 por Carlos Bascuñán, Magdalena Eichholz y Fernando Hartwig, hace referencia al período en que se consolidó la conquista del territorio chileno, floreció el comercio de la zona y se expandieron los horizontes, gracias al desarrollo de nuevas tecnologías náuticas que permitirían que el mar dejase de ser barrera para convertirse en camino.

Sin embargo, el relato de estos sucesos no se realiza desde el interior del continente, como es habitual en obras similares. Adoptando a la cordillera de los Andes como horizonte, la historia es narrada desde el mar chileno y, más precisamente, desde los innumerables pecios que habitan sus aguas.

La exhaustiva investigación, que realizaron dos historiadores y un aficionado a la navegación, divide al litoral chileno en dos grandes áreas. De modo que el primer tomo de la obra abarca desde la región de Magallanes hasta Valdivia, mientras que el segundo volumen incorpora los naufragios ocurridos desde el norte de Valdivia hasta Arica.

Las dos grandes áreas se subdividen, a la vez, en tres subzonas que son introducidas por una descripción de la historia política, el desarrollo económico y los detalles geográficos de cada una de ellas.

La aventura subacuática

Ninguno de los autores de esta completa investigación se había planteado, originalmente, la tarea de escribir un libro. En un comienzo, las indagaciones en torno a los naufragios se habían realizado con la intención de reunir datos que les ayudasen en futuras expediciones de búsqueda y rescate de restos náufragos. "Hubo, en este sentido, un objetivo inicial de aventura", comenta el historiador Carlos Bascuñán.

"Sin embargo, a poco andar, se fue haciendo evidente la necesidad de otorgar rigurosidad histórica a nuestra aventura, especialmente por la gran cantidad de información que fuimos encontrando en archivos, memorias, crónicas y bibliografía en general", señala Magdalena Eichholz. Ante esto, "nos vimos obligados a pasar de la aventura romántica a la investigación sistémica", agrega Bascuñán.

En un intento por recopilar la información que, aunque fragmentada e imprecisa, comenzaba a surgir a borbotones a medida que ampliaban sus rangos de búsqueda, los autores decidieron elaborar un libro que permitiese abordar la historia de Chile desde una perspectiva diferente.

"Tratamos de escribir la historia de Chile no desde el interior -como ha sido la tónica-, sino desde el mar (...) Si bien hacerlo a través de los barcos náufragos es un criterio algo catastrofista, sus historias, unidas a muchas otras, entregan una visión bastante exacta del desarrollo de nuestro país", señala Bascuñán.

En las historias de dichos navíos confluyen una serie de otros relatos. Informaciones respecto de los objetivos de la embarcación, los orígenes de la tripulación, las particularidades de la carga y las causas del siniestro, que permiten la reconstrucción de parte de la historia de un país y su vínculo con el mar.

Escribir desde el mar

Varios autores se han abocado a la tarea de reseñar los naufragios que han tenido lugar en las costas chilenas. Sin embargo, el trabajo publicado hace más de cien años por un destacado marino chileno continúa siendo el principal referente en esta materia.

"Algunos naufragios ocurridos en las costas chilenas", del comandante Francisco Vidal Gormaz, es considerado ya un clásico. Muchos de sus relatos sobre siniestros marítimos y los peligros que encierran las costas de nuestro territorio aún sirven de guía para investigaciones modernas.

"La obra de Francisco Vidal Gormaz fue un referente inspirador que siempre estuvo presente en este trabajo, al igual que su 'Geografía náutica', que entrega valiosa información sobre las costas de Chile, especialmente de nuestros archipiélagos y canales de la zona sur", señala Magdalena Eichholz.

No obstante, a diferencia del libro de Vidal Gormaz, "Naufragios en el Océano Pacífico Sur" no es un mero registro de barcos náufragos. "No es una recopilación de siniestros marinos. Nuestra intención ha sido abordar una dimensión diferente de nuestra historia; la historia de un país que mira hacia el mar, escrita desde el mar", afirma Eichholz.

Además, mientras el libro de Vidal Gormaz contempla alrededor de 400 naufragios, los dos tomos de esta nueva compilación registran más de 1.700. "La gran diferencia es la cantidad de naufragios que nosotros cubrimos, que son más o menos cinco veces lo cubierto por Vidal Gormaz", indica Fernando Hartwig.

El referente de inspiración

Al examinar el relato que ambos libros realizan sobre el naufragio del nao Santiago -navío que formaba parte de la flota con la que Magallanes pretendía descubrir y dominar un paso hacia las tierras de las especies y el primero en naufragar en las costas australes de Sudamérica-, quedan en evidencia varias diferencias.
Mientras que Vidal Gormaz narra inmediatamente el viaje realizado por el nao, los otros tres autores contextualizan dicho evento, iniciando su relato con la descripción de la relación que mantenían España y Portugal.

Los cien años que separan una obra de la otra no pasaron en vano. La más reciente incluye variados datos históricos, que el comandante Vidal Gormaz no tuvo oportunidad de incorporar a sus relatos. Un ejemplo esclarecedor lo constituye el hecho de que mientras Vidal Gormaz señala que "las diversas narraciones que se ocupan del viaje de Magallanes, y que hemos tenido a la vista, no hacen mención del nombre del capitán de la nave Santiago", en la investigación de Bacuñán se indica que "la Santiago quedó bajo las órdenes de Juan Rodríguez Serrano, piloto mayor de la Armada".

La narración que realiza Vidal Gormaz acerca del naufragio queda reducida a la precisión de que en dicho siniestro "se salvaron 37 tripulantes, y que la escuadrilla pudo recuperar parte de los pertrechos de la Santiago". Sin embargo, en "Naufragios en el Océano Pacífico Sur", la situación es relatada de forma mucho más extensa, ofreciendo una narración que transita entre los límites del registro histórico y la obra literaria, debido a que se encuentra enriquecida con anécdotas y especificaciones, ausentes en la obra de Vidal Gormaz.

"La Santiago se enfrentó con una fuerte tormenta que destruyó su velamen y timón, chocando contra la costa a tres leguas al sur del Río Santa Cruz. Sus 37 tripulantes lograron salvarse, con excepción del esclavo del capitán Serrano, llamado Juan Negro, quien murió ahogado", escriben los autores.

Una obra única

La empresa emprendida por los autores no estuvo exenta de dificultades. La gran cantidad de fuentes que debieron consultar con el objetivo de configurar esta urdimbre de aventuras, naturaleza e historia, constituyó un gran desafío para la investigación.

"Los naufragios más difíciles fueron justamente aquellos sobre los cuales había pocas referencias o bien la información entregada por las fuentes no coincidía", menciona Eichholz.

El proceso de creación y escritura de los dos volúmenes se realizó a lo largo de varios años. "Nos demoramos unos diez años en armar el primer tomo, y en el segundo tardamos otros nueve", señala Fernando Hartwig, mientras que su colega Carlos Bascuñán indica que "la sola elaboración de los tres índices que incluye cada uno de los tomos implicó seis meses de trabajo".

La odisea que llevaron a cabo los tres estudiosos posiciona a "Naufragios en el Océano Pacífico Sur" como una investigación importante, puesto que "se encuentra construida en base a fuentes documentales que, en su conjunto, pretenden contribuir al conocimiento de nuestro país; sus inicios como colonia, sus primeros años como república independiente, su desarrollo económico y su peculiar geografía", señala Eichholz.
"Creo que nuestros libros son las obras más completas que se han escrito sobre el tema, y probablemente lo serán por muchos años", continúa Hartwig, quien además señala que "los dos tomos también serán publicados en inglés, debido a que existe interés de muchos editores extranjeros por el libro. Estamos terminando las traducciones del primer tomo, por lo que esperamos que puedan publicarse este año".

"Nuestros libros son las obras más completas sobre el tema, y probablemente lo serán por muchos años".

 Fantasmas en los mares chilenos

De acuerdo con Hartwig, "el naufragio del navío Oriflama resulta uno de los casos más emblemáticos".
En el libro se señala que en 1770, camino al Callao y transportando un valioso cargamento compuesto por cristalería de la Real Fábrica de San Ildefonso, artículos de lujo, especies y barras de acero, el Oriflama fue alcanzado por la fragata española San José: "Conforme a la usanza marinera de la época, el capitán de ésta ordenó disparar un cañonazo de saludo para establecer contacto con la nave vecina. Al no haber ninguna respuesta y percatándose de que el Oriflama navegaba sólo con sus velas mayores y llevaba un rumbo vacilante, el capitán de la San José intentó acercarse lo más posible, con el fin de tener una mejor visión de la cubierta del Oriflama. Con su catalejo pudo comprobar que no se observaba a nadie sobre ella, ni tampoco en sus cofas. Impedido para abordarla debido a la calma del viento y la caída de la noche, el capitán de la San José postergó la maniobra para el día siguiente". Tras los fallidos intentos de la San José por auxiliar al Oriflama, "aparecieron un montón de restos náufragos en la playa de Huenchullami, en la desembocadura del río del mismo nombre. No hubo sobrevivientes", señalan los autores en el segundo tomo de la obra.

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