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La Capilla de Kibimba



por P. Felipe Berríos, s.j.  - desde Burundi
Diario El Mercurio, sábado 24 de marzo de 2012

Nunca imaginé que esta capilla sería motivo de discusiones y cuestionamientos sobre la religión y la idea de Dios. Llegado el momento de mostrar la capilla a los locales surgieron las primeras inquietudes; inquirieron sobre el porqué era humilde como las casas de la gente... la respuesta fue que Jesús debe haber vivido en una casa semejante, pero también lo que significa la encarnación; que Dios es quien se nos acerca en Jesús, se hace uno de nosotros, sin privilegios, se identifica con los sencillos que sin ser "merecedores" heredan el Reino. Es el sentido más profundo de: "Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros".
En donde está ubicada la granja escuela las distancias entre los pueblos y caseríos coinciden con las distancias recorridas a pie por Jesús en el Evangelio y las casas y estilo de vida no difieren mucho al que el Señor vivió. 
Cuestionaron también el adobe de sus paredes y asientos; que era "tierra", que si uno se apoyaba se podría "ensuciar"... les pregunté qué hacían al entrar en las casas de la gente del lugar. Algunos callaron, otros dijeron que llevaban ropas especiales y otros que no entraban en las casas justamente por eso. Quienes me respondían esto son gente cuyas familias viven en estas casas. Les dije que quien no estaba dispuesto a entrar en las casas de la gente sencilla por no ensuciarse, eran entonces demasiado "limpios" para necesitar entrar a la capilla a encontrarse con Dios. Si no reconocían al Señor en los humildes, menos lo podrían hallar en una capilla.
Comentaban igualmente que era demasiado sencilla, sin "adornos". A estos era más difícil darles a entender que el recogimiento de lo sagrado no necesita adornos. Que no habrá mayor belleza que la sencillez y lo humilde. 
Lo último que me argüían es que no había un lugar especial para el sacerdote... obvio que no lo hay. Todos estarían sentados a la misma altura... Sin privilegios, como nunca los buscó Jesús. El sacerdote no es superior ni más digno que el resto. No está por sobre los demás, está al servicio de la comunidad. Sólo preside la liturgia, no es el "dueño" de la Iglesia ni menos de Dios.
La capilla será una catequesis de lo que la misma Iglesia a veces olvida y deja de ser portadora de una buena noticia para la humanidad. Nos acordaremos que la humanidad está hecha como el adobe; "barro humano" trabajado por la mano de Dios y que cada ser humano tiene su historia, nadie sobra para Dios y son tan importantes los adobes para sentarse, como los que no se ven, o aquellos que quedan frente al sagrario. Todos sustentan la capilla. 
Ésta capilla les dice a todos los que en Burundi se acuestan con hambre, viven marginados y no tienen futuro, que Jesús no murió como "moneda de cambio" por nuestros pecados, ni tampoco para calmar la furia de un "dios celoso", murió porque lo mataron, porque no pudieron aceptar a un Hijo de Dios "tan humano", que liberaba y no juzgaba, que ofrecía la salvación aun a aquellos que no la merecíamos, que nos mostró un Dios Padre cercano y cariñoso. Por eso lo mataron y por eso Dios lo resucitó, para decirnos que todo lo que Jesús nos había dicho era verdad. Dios está -como una madre- de manera especial junto a quienes sufren. Esa es nuestra esperanza...

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