Habla el viudo de Andrea Urrejola: Su batalla para darle un sentido a la muerte por una pedrada en la autopista
Hoy llegó a la Fiscalía de Rengo junto al ministro Laurence Golborne, a presentar una querella contra el responsable. "Me contó su drama familiar, con un accidente que tuvo su hermano. En el fondo me hizo ver que le preocupa todo lo que tiene que ver con disminuir accidentes en la vía pública". Pide a las autoridades mejorar drásticamente la seguridad en las carreteras.
por: Por Lilian Olivares, La Segunda http://www.lasegunda.com/Noticias/Nacional/2012/03/732175/habla-el-viudo-de-andrea-urrejola-su-batalla-para-darle-un-sentido-a-la-muerte-por-una-pedrada-en-la-autopista
viernes, 23 de marzo de 2012
"Cuando estábamos en la misa, este cabro me dijo: "Llora todo lo que tengái que llorar, no te preocupís porque estái conmigo", cuenta Héctor Olea Matte, 46 años, 4 hijos.
Foto Ricardo Abarca
Un gran cuadro pintado por la dueña de casa da la bienvenida al cruzar el umbral del hogar de los Olea Urrejola, en Requínoa.
Un hogar situado en un lugar campestre, con un extenso jardín sembrado de pasto, intensamente verde.
Ahí se llega saliendo de la autopista, y luego de avanzar 400 metros por un camino de tierra.
Cae la noche y repentinamente también una llovizna cuando llegamos a la casa que hace tres años vistió de alegría la periodista Andrea Urrejola al llegar con su marido y sus cuatro hijos a seguir haciendo familia en un lugar tranquilo.
Hace dos semanas murió Andrea.
Héctor Olea Matte se prepara para presentar una querella contra quienes resulten responsables de ese golpe directo al corazón de la familia. Lo hace hoy en la fiscalía de Rengo, junto al ministro de Obras Públicas, Laurence Golborne.
Lo acompaña Golborne luego de recibir la carta que el ingeniero agrónomo le escribió el 19 de marzo, que comenzaba así:
"El viernes de la semana antepasada, cerca de las 9 de la noche, mi señora Andrea Urrejola y yo iniciábamos un viaje a Santiago a una comida familiar. Un instante antes de pasar bajo el paso sobre nivel de Las Mercedes (al norte de Requínoa), una piedra de gran tamaño, lanzada por alguna persona, impactó la camioneta en que viajábamos y golpeó directamente a Andrea, que iba a mi lado.
Pese a todos mis esfuerzos, y los que tan diligentemente se le hicieron en la clínica que nos recibió, no fue posible reanimarla. Andrea murió.
Esa noche perdí a mi señora, y mis cuatro hijos entre 11 y 18 años perdieron a su mamá. La muerte de mi señora y el sufrimiento de mis hijos no puede ser en vano...."
"Vi una sombra, como si una persona estuviera agachada..."
Domingo, el menor de los hijos de Héctor y Andrea, sale a recibirnos junto a la abuela paterna y a su padre, que dice:
-Lo que ocurrió fue tan fortuito como sacarse la Polla Gol.
Su esposa es la primera víctima fatal de una pedrada en la autopista.
El había leído acerca de accidentes producidos por vándalos que arrojaban piedras a los vehículos, sabía que sucedía y que generalmente eran mujeres las que resultaban heridas. Circulaba dos veces al día por debajo de esa pasarela que resultó fatal, y su mujer otras tantas.
-Es más, cuando pasaba de noche siempre como que tenía esa espinita de que algún día nos podía pasar a nosotros. En teoría son cosas tan improbables, que la verdad es que era un poquito como sacarse la Polla Gol. Ojo, que no son pocos los que se la han sacado. ¿Qué estamos esperando para tomar medidas?
Viajaban con cierta regularidad a Santiago.
-Entre San Francisco de Mostazal y esta casa hay unas 12 pasarelas. Dentro del mundo de la seguridad de las carreteras hay muchos aspectos de inseguridad, no sólo que no haya mallas de protección en los pasos vehiculares y peatonales. A mí me ha tocado innumerables veces ver cómo de los camiones van cayendo piedras que rebotan, y hay que ir esquivándolas.
Pero lo que golpeó a Andrea no fue de rebote.
Esa noche estaban invitados a comer donde su suegro, el miembro del Consejo de Defensa del Estado Eduardo Urrejola. Pasaron a la bomba de bencina de Requínoa y ahí Héctor tomó la carretera. Avanzaron unos 4 kilómetros, no más.
-¿Vio algo?
-Vi una sombra, como que una persona estuviera agachada y salía de estas barreras que hay en el paso sobre nivel. Pero desde el momento en que vi eso y que reventó el parabrisas con la piedra fue casi instantáneo.
Era un peñasco de unos 4 kilos, se encarga de recordar Domingo justo cuando aparece María del Pilar, de 14 años, con una dulce sonrisa.
"Se nos murió un niño de un año y dos meses y ella nunca perdió la alegría"
No hay rostros afligidos en el hogar de los Olea Urrejola. Héctor comenta:
-La Andrea era muy alegre, independiente de las penas que tuviera. Se nos murió un niño de un año y dos meses. Pero en toda esa pena, nunca perdió la alegría y la fe. Ella sentía la necesidad de estar con Francisco en el cielo, me lo decía a mí. Ese, para nosotros, es el consuelo: que ellos están juntos en el cielo.
Primero tuvieron a Magdalena (18) y Melita (17). Luego llegó María del Pilar (14) y a continuación nació Francisco.
-Se le descubrió un tumor a los 8 meses. Era agosto y murió en diciembre. Yo me retraje, me metí hacia adentro. La Andrea me ayudó mucho a salir adelante.
-¿Le traspasó su tranquilidad?
-No solamente su tranquilidad, sino que la alegría no la perdió nunca. En el fondo, ahí estaba la fe de la Andrea. Ella sabía que habíamos hecho el ciento por ciento para que Francisco sanara, pero no se pudo. Con esa pena inmensa de una madre, mantuvo su alegría. Ese es el ejemplo que nos dio a sus hijos y a mí. A la Andrea no le gustaría que fuera de otro modo. Esa es la fuerza que hoy nos da ella.
Después de la partida de Francisco, la madre pintó ese cuadro que está a la entrada de la casa, y nació Domingo.
-¿Qué ves en él, Domingo?, le preguntamos a su hijo de 11 años, apreciando la pintura.
-Son personas... cuatro hijos y una mujer y un hombre. Es una familia. Las personas no tienen rostro.
Las figuras pintadas proyectan calidez, pese a la ausencia de rostros, y también las manchas rojas de la obra.
La periodista Andrea Urrejola se dedicaba principalmente a su familia, pero además trabajaba en Agrosuper en el área de responsabilidad social, y también hacía clases de actualidad, cocina y preparación en historia para la PSU.
Héctor cuenta que era "súper sociable, llena de amigas. Hoy hemos recibido un cariño enorme de todos, y cada uno de los niños tiene una mamá postiza que se preocupa de que estudien, y de llevarlos y traerlos. Y mis amigos se preocupan de mí".
Ese viernes 9 de marzo, por la noche, un amigo llegó a ayudar a Héctor.
-Cuando reventó el piedrazo me tiré a la berma, me estacioné. Vi que la Andrea no tenía nada en su cara. Pensé "se desmayó". Se quejó al principio, en los primeros segundos, después se desplomó hacia adelante. Recliné el asiento y empecé a hacerle maniobras de resucitación, siempre pensando que estaba viva. Es como si vas a pescar y sientes que te picó el pescado y ya estás a punto de subirlo al bote. Era como ese estado inconsciente que se iba a romper en algún minuto. Llamé a un amigo, porque me di cuenta de que no podía dejarla, veía que (con las maniobras de resucitación) volvía a respirar y nuevamente se me iba. Mi amigo condujo hasta la clínica.
-Llegó viva?
-No tengo claro, pero en la clínica se portaron maravillosamente bien, hicieron todo lo que tenían que hacer.
Reflexiones del hijo menor
Héctor está ocupado en darle un sentido a la muerte de su esposa.
-Vamos a la fiscalía, por si apareciera el responsable en materia penal. Es un deber mío hacerlo, y de la justicia, el tratar de encontrar al responsable porque no puede volver a cometer esta misma atrocidad con otra familia.
Domingo observa a su padre con aprobación.
Héctor cuenta:
-Cuando estábamos en la misa, este cabro me dijo: "Llora todo lo que tengái que llorar, no te preocupís porque estái conmigo".
Domingo tiene la misma edad que el niño considerado por la policía como sospechoso de haber arrojado el piedrazo. A sus 11 años, reflexiona:
-No se puede seguir así, porque si no lo agarran, va a seguir. El tiene que saber la gravedad de tirar una piedra de casi 4 kilos, que viene con toda la fuerza y le da en toda la caja torácica.
-¿Aun si el que tiró el piedrazo tuviera 11 años, podría medir sus consecuencias?
-Mientras más bruto el acto, más fácil de medir. Y si su intención no era matar, sino romper un auto, también era un delito.
Detrás aparece el alma del niño:
-Yo era muy regalón de mi mamá. Mi pena me sale en el colegio. Con mis hermanos estamos afligidos, pero sabemos cómo hacer para no seguir llorando todo el tiempo. Hay que parar de llorar, porque la vida sigue. Yo sé que mi mamá está feliz y si ella está feliz, yo también.
Su encuentro con el ministro Golborne
Su padre responde el celular, que suena una y otra vez. Cuando se detienen los llamados, le preguntamos a Héctor Olea por su encuentro personal con el ministro Laurence Golborne:
-Lo encontré muy asertivo, súper humano. Es más, me contó su drama familiar, con un accidente que tuvo su hermano, con el que eran muy unidos.
Murió, a la misma edad de Domingo, atropellado en la vía pública.
-En el fondo me hizo ver que para él todo lo que tiene relación con disminuir los accidentes en la vía pública le preocupa especialmente.
A Golborne, el viudo de Andrea Urrejola le escribió: "En estos días de profunda tristeza y dolor, tanto míos como de toda la familia, he pensado mucho en cómo poder contribuir a que esta tragedia que nos visita se convierta en una oportunidad para mejorar drásticamente la seguridad en las carreteras y, de esa forma, evitar que esta situación se repita. Particularmente en lo que se refiere a los atraviesos de autos, que también son peatonales. Si hoy están enrejadas las pasarelas peatonales, la lógica indica que los pasos vehiculares-peatonales también debieran estarlo (...) No se puede impedir que un desquiciado cause una tragedia, pero si el atravieso de Requínoa hubiera estado con las mismas rejas de seguridad que las pasarelas peatonales, mi señora estaría viva".
La familia, unida, se despide.
Al regreso a Santiago cruzamos el paso sobre nivel por donde circulan autos y también hay una pequeña berma de peatones, pero está sin malla. Desde ahí el desconocido lanzó la piedra hacia la autopista donde viajaban Héctor y Andrea.
La carta del viudo al ministro termina indicando: "Si la muerte de Andrea se convierte en el estímulo para hacer este esfuerzo tan necesario y logra, de esa forma, salvar vidas, entonces su sacrificio y nuestro dolor se revertirán en un bien para todos los chilenos"
Hijo de la víctima: "Quien haya sido, que se pueda arrepentir, que pida perdón".
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