Diario El Mercurio, Domingo 02 de Diciembre de 2012
Sin mujer, no hay humanidad. Medito sobre el tema mientras recorro una exposición sobre la mujer chilena en el siglo XX que ha desarrollado la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos.
Se realiza en un lugar muy concurrido: la estación Plaza de Armas del Metro capitalino. Una serie de vidrieras con objetos, testimonios, certificados y numerosas fotos que hablan sobre la participación femenina en nuestro país. En uno de los paneles leo: "La historia de las mujeres se ha escrito con tinta invisible. El lugar reservado para ellas ha sido el de los márgenes, en un insólito fuera de encuadre".
Para escaparse de esos márgenes, ahí están desde Gabriela Mistral hasta Cecilia Bolocco. Las cito sólo para contextualizar. Al lado de ellas aparecen profesoras normalistas, alumnas, tejedoras..., mujeres comunes y corrientes que forjaron la vida de esta nación.
En otro panel, leo: "Las mujeres que aparecen en estas fotografías son quienes colaboraron desde distintas temporalidades en el trazado de otra forma de pensar nuestra herencia cultural. En algunas de estas fotos podrán reconocer a una hermana, una vecina, una compañera de curso, de trabajo o de curso o de partido". Interesante. "Lástima -me dice una señora- que no aparezcan los nombres de las protagonistas. Ni las fechas de las fotos".
Aparecen, pero con una letra minúscula e invisible. Pocos son los que reconocen a estas mujeres sin nombre.
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