TODO SANTIAGO

Entrevista a Roberto Merino

Todo Santiago -15 años de crónicas

por Rodrigo Castillo

Diario Las Últimas Noticias, 

miércoles 7 de noviembre de 2012

Santiago es un lugar que mantiene su identidad,

a pesar de que tiene una realidad siempre cambiante.

___________________________________________

Roberto Merino lleva casi 20 minutos

sentado en un café del barrio Lastarria

y en todo ese rato ningún mozo 

ha venido a preguntarle si quiere ordenar algo.

"Es como decía Enrique Lihn: este local 

está desatendido por sus propios dueños",

comenta el escritor, empleando una cita

que también aparece en alguna de las muchas 

crónicas en que ha registrado 

su experiencia cotidiana de Santiago.

La encrucijada existencial del cliente

que espera que lo atiendan, 

sólo para encontrarse con

garzones atareados en cálculos

o en discusiones con proveedores,

forma parte del universo

que el autor ha registrado,

a lo largo de más de quince años,

en textos que se han publicado

tanto en este mismo diario

como en El Mercurio

y en la desaparecida revista Hoy.

Todos esos artículos,

junto con otros que aparecieron

en diversos soportes impresos,

están reunidos ahora

en un solo volumen

que esta tarde será lanzado

por la editorial Hueders

en la Feria del Libro de Santiago

(Estación Mapocho)

y cuyo título es, precisamente,

Todo Santiago.

"Yo he tratado de alejarme 

de la etiqueta de "santiagólogo",

así que este libro opera

en sentido contrario a este propósito.

Pero entiendo la pertinencia

de hacer esta publicación:

los dos libros anteriores

que reunían parte de estas crónicas

ya no estaban en librerías,

desaparecieron", comenta Merino

aludiendo a las compilaciones

Santiago de memoria (1997)

y Horas perdidas en las calles de Santiago (2000).

-En una crónica de 1995

usted habla del carácter amable

del barrio Lastarria, 

mientras que en otra, de 2012,

revela que se alejó del sector

cuando se estaba volviendo

un centro gastronómico,

turístico y cultural.

- Sí, las crónicas como género

son de un cierto momento,

y esos momentos quedan en el tiempo

mientras las cosas cambian, así que 

es interesante asomarse a ese registro.

Ahora, por ejemplo, mientras hablamos

acaba de sonar el cañonazo de las doce,

y en una crónica yo hablaba 

que esa costumbre había sido suspendida.

Santiago es un lugar que mantiene su identidad,

a pesar de que tiene una realidad siempre cambiante.

-¿Y cómo se manifiesta esa identidad tan persistente?

-En la luz, diría yo.  

En el paisaje, en la sequedad.

En el carácter cíclico de las cosas,

en el clima, en los terremotos.

También en el habla,

y en todo lo que el habla acarrea,

como los subentendidos y el humor.

-En sus crónicas usted comenta

y revisa el pasado, pero mostrándose

siempre reacio a la nostalgia.

-Sí, soy contrario a la ideología de la nostalgia.

Uno vive un presente 

y tiende a idealizar el pasado,

pero eso implica una ceguera 

respecto al presente

de la gente del pasado,

a la forma en que ellos

vivieron esas realidades.

A veces parece como si los años 40

en Chile hubieran sido la Atenas clásica,

y probablemente algunos crearán

un entramado nostálgico del momento

que vivimos ahora. Es extraña la cosa.

-¿Viviría usted fuera de Santiago?

Da la impresión de que le gusta esta ciudad,

pero que sólo le gusta porque la conoce bien.

-Para vivir en otra parte 

tendría que aplicar iniciativas

que no sé si se justifican.

Es como que ya quedé aquí nomás,

y en realidad me gusta

esa cosa reconocible de Santiago.

Yo fantaseo mucho con lugares lejanos,

pero del viaje me gusta más la idea

que la realización.

Además, creo que en todas las ciudades

la vida es más o menos similar,

porque sicológicamente son intercambiables.

-------

El temido latero

En las crónicas reunidas en "Todo Santiago",

Roberto Merino mezcla historia,

autobiografía, observación de entorno

y arqueología literaria para abordar temas

como el ruido, el aburrimiento, las micros,

los personajes grotescos, los bailes y los cementerios.

En uno de los textos, fechado en 2002,

enumera los perjuicios causados por los lateros:

"El tan temido latero agota los temas y al interlocutor,

roba las emociones y nos deja botados a la hora peak

en la peor esquina posible, incómodos con nosotros mismos".