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Época de crianza - naturaleza en entorno urbano‏



En el jardín de la casa en que vivimos
desde hace un cuarto de siglo, 
ha crecido mucha vegetación en el intertanto
y se ha desplegado con ella
mucha diversidad de vida.

Hoy mismo, en el huerto,
Benito, mi hijo menor,
vio a un ejemplar muy
joven de culebra de cola larga.

Es frecuente ver mariposas,
avispas, abejas, diversos tipos
de moscas, polillas, escarabajos
y una variedad de otros invertebrados.

He contado en otras ocasiones
las aves vistas desde este lugar:
entre sesenta y setenta especies
en la última década, incluyendo
una nueva especie para Chile
el picaflor transandino
que lleva por nombre científico
Chlorostylbon lucidus.

Por esta época muchas parejas
de aves se dedican a anidar:
actualmente una pareja de Chercanes
lo está haciendo en el entretecho de mi oficina
y otra más en una Cordilínea, una
especie que por aspecto se parece 
a una palma de tronco delgado
y no muy grande.


En lo alto de un Ligustro
está anidando una pareja de Diucones.

Hay la sospecha que un par de Tencas
están anidando en un Litre cercano,
y en el bosque de olmos, no es raro
que terminen anidando
como en años anteriores 
el Fío-fío y el Zorzal.

En temporadas anteriores,
hemos visto nidos de Chincol,
al borde del canal,
y un poco más lejos,
en una caja metálica
que forma parte del tendido
eléctrico, está anidando 
actualmente un Tijeral.
(No es primera vez
que observamos este 
aprovechamiento de las
instalaciones eléctricas
como lugar para criar.
El Tijeral suele anidar
en estas cajas, y también
en faroles.  Hemos visto
en numerosas oportunidades
al gorrión anidando y criando
junto a transformadores
ubicados arriba de postes.

Cerca del monasterio benedictino,
hace algunos años Benito 
descubrió un nido de Tortolita cuyana
con un par de huevos blancos.

En el cerro se ven otros nidos,
de Canastero ocupado en temporadas
anteriores.

Hemos visto a un Carpinterito
trabajando por días en el orificio
de un álamo ubicado en la calle
en que vivimos, aunque finalmente
su pareja no terminó convencida
y no fue escogido como hogar.

Si hemos visto en el cerro San Cristóbal,
cerca de las antenas, en un árbol seco,
a una pareja entrar y salir de un
orificio excavado en el tronco.

El Peuco ha anidado en lo alto
de eucaliptos ubicados al otro
lado de la calle Charles Hamilton
que corre a lo largo de la base del cerro.

En otras temporadas,
al otro lado del cerro,
en los tranques de 
Aguas Los Domínicos
(que pertenece a la sanitaria
Aguas Cordillera) hemos
visto a parejas de Pato jergón chico
con crías...nadando por dichos
reservorios de agua.

Cerca de allí anida entre las tejas
de las casas vecinas la Golondrina chilena.

Lo otro que se observa,
de tiempos de crianza,
no son los nidos sino
comportamientos parasitarios.

El mirlo pone su huevo
en nidos de Diuca y de Chincol,
y no es raro ver a la cría de Mirlo
demandar alimento constantemente
a sus padres «adoptivos»
los que no dan abasto con
una criatura que los sobrepasa en tamaño.

El Mirlo es una especie introducida,
y a las especies nativas les toma
varias generaciones descubrir el engaño
(algunas crías especies que parasitan
tienen tan internalizada su estrategia
que, cuando eclosiona el huevo,
una de las primeras cosas que
hace instintivamente, es empujar
los otros huevos, fuera del nido.
Es decir, eclosionan antes
y después eliminan la competencia).

En la naturaleza, estos comportamientos
tienen éxito relativo, en la medida
que las especies que parasitan,
lo hacen con los nidos del borde
del bosque y las que anidan más
al interior normalmente están
a salvo de esta estrategia.

El problema que ocurre 
es que con la pérdida de hábitat,
los bosques se hacen más pequeños
y ya no quedan nidos inaccesibles
para las especies que parasitan.

Un yal, un pequeño hermoso paseriforme
que se suele ver en bandadas,
mezcladas con chincoles, cometocinos,
y hasta plateros, una vez anidó en el
arbusto del jardín muy cerca de la casa.

Lamentablemente, el nido quedó
más bien visible, y probablemente
fue depredado por un gato vagabundo.

Otro fenómeno de época de crianza,
no relacionada con nido, aunque
sí con madrigueras y con aves,
ha sido el avistamiento de un Peuco,
llevando entre las garras de sus patas
a algún gazapo, un pequeño conejo
que sorprendió curioseando cerca
de su madriguera, y procedió
a capturarlo y llevarlo hasta
su nido donde lo esperaban
sus siempre hambrientas crías.

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