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El significado de una elección



Los que hicieron la diferencia en los comicios de EE.UU. quieren un gobierno que les asegure igualdad de oportunidades. La pregunta es si Obama entregará el liderazgo necesario.

por José Miguel Insulza - Diario La Tercera  10/11/2012 




NO HUBO grandes sorpresas en EE.UU. la noche del martes. Fue una elección que Barack Obama ganó en el voto popular y en el voto electoral. Las predicciones se cumplieron: el presidente ganó en todos los estados que se le asignaban o aparecían inclinados a él; lo mismo ocurrió con Mitt Romney. Lo distinto fue que todos los estados que se calificaban de indecisos votaron por Obama.
Aunque una importante mayoría de electores blancos votaron por Romney, las mujeres lo hicieron en muy menor proporción que los hombres, mientras un 95% del voto afroamericano y un 70% del voto hispano fueron para el presidente. No fue menor el impacto del voto en los antiguos estados industriales (Ohio, Michigan, Nueva Jersey, Pennsylvania, Wisconsin) que, aunque angustiados por su futuro económico, no parecieron dispuestos a culpar al presidente de una situación heredada del anterior gobierno republicano. A pesar de sus esfuerzos, Romney no pudo separarse de propuestas extremas de la fase de primarias que muchas mujeres, minorías, obreros, pensionados y sectores medios vieron como una clara amenaza.
Las líneas que desde hace tiempo dividen a los norteamericanos se hacen así mas claras, aunque es prematuro hablar aún de una nueva coalición. Lo que se rompió hace tres décadas es el gran acuerdo nacional que surgió de la Gran Depresión y se consolidó en los años previos a la Segunda Guerra Mundial, permitiendo a EE.UU. convertirse en la nación más fuerte del mundo. Enfrentado a la crisis interna, a la enorme presión social y a la doble amenaza ideológica que veía del fascismo y el comunismo europeo, el sistema americano abrazó mayoritariamente una opción que mantenía vigente el capitalismo, pero al mismo tiempo ampliaba el rol del Estado, especialmente en los aspectos de protección social y distribución del ingreso.
La llegada de los 80 no sólo marcó un cambio de gobierno, sino el surgimiento de un nuevo paradigma, que afectó a los componentes del pacto. La reducción de impuestos en beneficio de los sectores más pudientes; el ataque a los sindicatos; la reducción de beneficios en educación; la menos conocida eliminación de leyes que regulaban la actividad especulativa de los agentes financieros, todo ello bajo la famosa consigna de Reagan de que “el Estado es parte del problema, no de la solución”, desprotegió a vastos sectores y aumentó la desigualdad, que se había reducido de manera importante durante el New Deal.
De todos los errores que se cometen en una campaña, el peor lo cometió Romney en una intervención off the record, refiriéndose de manera peyorativa a los perjudicados de las últimas décadas. Con ello, agrupó a todos los que quieren una economía más justa, una acción estatal más equilibrada, una sociedad más integrada. Sólo así se explica el voto latino. Estos superaron por primera vez el 10% del electorado norteamericano y un 71% votó por Obama. Ciertamente, la política antiinmigrante de los republicanos jugó un papel, y la promesa de Obama de impulsar -ahora sí- una ley migratoria fue un factor determinante.
Los que hicieron la diferencia en esta elección sólo quieren un gobierno que les asegure una verdadera igualdad de oportunidades. La pregunta es si Obama entregará el liderazgo necesario para ir en esa dirección.

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