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Con flores a porfía por Mentessana


Diario El Mercurio, Viernes 16 de Noviembre de 2012
http://blogs.elmercurio.com/editorial/dia-a-dia/con-flores-a-porfia.asp

Decíamos ayer -hace un año- que el Mes de María nos trae gratos recuerdos religiosos y aromas de romances juveniles. Ya sea por los ímpetus propios que brinda la primavera, ya sea por nuestro apego a la liturgia mariana, lo cierto es que en días como estos (antes del Concilio Vaticano II, eso sí), lo pasábamos muy bien en el viejo convento de la Recoleta Franciscana.
Junto a Francisco Francisco Francisco (único caso en el mundo en que el nombre y los dos apellidos son iguales), iniciábamos el rito tocando las campanas con más pasión que entonación. Luego nos íbamos al coro a cantar las letanías en latín ( Sancta María, ora pro nobis . Sancta Dei Genitrix, ora pro nobis... ) y luego bajábamos a la sacristía para ayudar como acólitos en todo lo que fuera necesario. Al final, volvíamos al coro, para cantar a voz en cuello el conocido "Venid y vamos todos". Cantábamos fuerte, porque el organista le ponía todos los registros al órgano y nosotros, de pie bajo los inmensos tubos del instrumento, no nos oíamos. El órgano, por fortuna, funcionaba con motor. Antes de eso, los jóvenes transpirábamos para echarle aire a ese monstruo musical mediante un pesado e inmenso fuelle.
Evoco todo esto -ahora que escasea la música de órganos y armonios en los templos capitalinos- porque escucho en la iglesia de los agustinos un canto del ayer, tocado y cantado como Dios manda.
Miro hacia el coro y aunque sólo diviso la caja del instrumento y los inmensos tubos, me parece ver y oír a los cabros del ayer gritando: "...con flores a María,/ que madre nuestra es".
MENTESSANA

1 comentario:

  1. María Ines Amenábar Christensen
    http://blogs.elmercurio.com/editorial/dia-a-dia/con-flores-a-porfia.asp

    Alégrate ,reina del cielo, aleluya.
    “Regina coeli laetare aleluia” reza el canto dedicada a la virgen María en época de adviento. Madre nuestra, madre de Dios hijo. Promesa y esperanza para el mundo de hoy.
    En este mes dedicado a su conmemoración y alabanza no solo le oramos y meditamos sino también muchos-apasionados- le cantamos. Dicen que quien canta, reza dos veces.
    Y, aunque hoy, al parecer se ora poco y se canta mucho, el hombre actual mira a las féminas(“las mujeres son lo que fueron hace ya tantos años”) y poco se acuerda de contemplar a esta señora extraordinaria. Humana y santísima en esa misma humanidad. Dócil al querer del Padre Dios. No en vano se la ha llamado medianera de todas las gracias y omnipotencia suplicante. Por algo será.
    Ella todo lo alcanza y es algo que los hombres de hoy hemos olvidado. Nos confiamos poco y también poco le confesamos. Fe y amor de hijos incondicionales. Agradecidos por su maternal cuidado, ahora, y en el día de nuestra muerte también.
    Venerarla a Ella “ es una dulzura, un regreso” a esa humildad, docilidad y ponderación que observamos en su vida. Silenciosa, eficaz , mediadora y sabia.
    También se le recita y ora como Puerta del cielo. No menor el detalle.

    Sus diferentes advocaciones en todo el mundo patentan su veneración universal, sin distingos. Desde la Virgen del Carmen, pasando por nuestra Señora del Cobre, la patrona de América, Virgen de Guadalupe, Lourdes, Fátima , la de nuestra Señora de la Caridad del Cobre en Cuba, señora del Pilar, la Virgen de Medjugore y también la de Japón.
    Liturgia y canto la veneran a Ella en su mes y nosotros la honramos con nuestras flores, cantos y oraciones que no hacen sino ayudar a que por su intercesión o intermedio y con el auxilio de su gracia lleguemos a ser “dignos hijos de la más santa y mejor de las madres” .
    No olvidamos que también solicitamos cultivar con renovado empeño la más bella de las flores, la caridad , traducida en el amor a Dios y a nuestros hermanos. Y, también la más modesta y valorada por Ella, la que hemos olvidado hace mucho, la humildad.
    Solo con su auxilio materno llegaremos a ser puros ,humildes, caritativos, pacientes y resignados. Somos llamados como brotes nuevos de la gracia a dar frutos por medio de estas amables virtudes. Todo un itinerario a conquistar de la mano de nuestra Madre y nuestro concurso voluntario.
    “O señora mía, o madre mía, yo me ofrezco toda(o) a ti “repetimos este mes con especial devoción ,emoción y confianza. Igual como haríamos con nuestra madre de la tierra.
    “Totus tuus”, “Todos tuyos” como proclamó SS Juan Pablo II a su pontificado , podremos agregar “… como hijos de una misma familia, cuya Madre sois, viviendo todos en la dulzura de una concordia fraternal .”

    Atte.

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