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Tarde o temprano todo eufemismo se convertirá en un insulto



por Roberto Merino
Diario Las Últimas Noticias
Lunes 18 de junio de 2012

A veces es un fastidio 
ver las noticias en la televisión
a causa del modo de hablar 
de los conductores y reporteros,
que parecen sentirse a gusto 
en el campo de los lugares comunes,
los eufemismos y los manierismos verbales.

Hace un par de días hablaban de 
"una persona con capacidades diferentes".
Se trataba de un ciego.

La palabra ciego, 
tan simple y efectiva,
aparentemente sería hoy
demasiado directa, 
ofensiva o indecorosa
para ser usada en público.

Lo mismo sucede 
con la palabra lisiado,
cuya aparición 
en un letrero de estacionamiento
causó hace unos meses
la indignación de alguien
-no me acuerdo de quién-
vinculado a la política.

También en este caso surgió la alternativa
"persona con capacidades diferentes".

Antes había un arsenal de palabras
para designar malformaciones
o impedimentos físicos.

La gente se refería sin culpa
al rengo, al sunco, 
al paralítico o al manco.

Pero los bien pensantes
que se arrogan el derecho
de administrar la lengua
metieron posteriormente
eufemismos que también
han caído en desuso:
impedido, discapacitado.

Es interesante esta regla lingüística:
tarde o temprano, todo eufemismo
se convertirá en un insulto.

Vaya a decirle uno impedido
a un cojo en nuestros días.

Cuando la gente quería
ser benevolente o paternalista
aplicaba diminutivos que,
aparte de suavizar el efecto
de la expresión, tenían
un cierto vibrato ridículo:
cieguitos, tontitos, loquitos,
enfermitos, curaditos, monjitas.

Es curioso, a propósito de esto,
constatar que también han ido 
desapareciendo de la ciudad
algunos personajes 
que hace cuarenta años
eran de todos los días:
los epilépticos 
que caían al pavimento
en ataques convulsivos,
los tipos que usaban
zapatos ortopédicos
y los jorobados,
lo que sin duda da cuenta
de los avances
en los tratamientos
de estos problemas
o del mayor acceso a ello
por parte de la población.

También solían verse
-cosa que hoy no sucede-
a ancianos ("adultos mayores",
"abuelitos de la tercera edad")
caminando por la calle
con la columna totalmente curvada,
de modo que daban la impresión
de que andaban inspeccionando el suelo.

No creo que el Informe sobre ciegos 
de Sábato pueda ser reticulado
Informe sobre personas con capacidades diferentes.
Lo mismo vale para El Hombre Manco,
el jabonoso asesino de la antigua serie El fugitivo.
"El ciego lleva a cuestas a un tullido",
escribió Francisco de Quevedo
ya van a ser cinco siglos atrás,
en un soneto que lleva como comentario
esta frase:  "Significa la interesable
correspondencia de la vida humana".

Y más adelante: 
"Si tú mes das los pies te doy los ojos:/
todo este mundo es trueco interesado/
y despojos se cambian por despojos".

No me cabe duda de que hoy Quevedo
se podría ganar una reprensión,
una funa o una amonestación
del Consejo Nacional de Televisión.

Un amigo me gritaba por teléfono:
hoy se da una violencia extrema
en la impunidad y se garantizan
los derechos de los delincuentes,
pero con el lenguaje 
sí que hay severa vigilancia:
te pueden meter preso
por usar la palabra "colipato".

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