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Obras de riego y embalses


Diario El Mercurio

Una tribuna de opinión del Ministro de Obras Públicas,
Laurence Golborne y dos cartas al Director al respecto:
del diputado Juan Carlos Latorre y del ex Ministro
de Obras Públicas, Bruno Siebert.
Tribuna 
Lunes 11 de Junio de 2012 
Infraestructura y seguridad hídrica

Laurence Golborne 
Ministro de Obras Públicas

El agua será el recurso estratégico por excelencia del siglo XXI. Esta es una conclusión que se instala cada día con más fuerza a lo largo del mundo. Por otra parte, la sequía que hemos enfrentado en los últimos años en nuestro país nos recuerda cuánto dependemos de la hidrología, y nos obliga a cuestionarnos si estamos adecuadamente preparados para enfrentar los desafíos hídricos futuros. Una demanda por agua cada vez mayor y cambios en los patrones climáticos mundiales pondrán a prueba la efectividad de nuestras políticas públicas. De la robustez de éstas dependerán materias tan sensibles para Chile como el abastecimiento de agua potable y la sustentabilidad de actividades económicas de enorme relevancia, como lo son la agrícola y la minera.
Una política hídrica combina muchos factores y actores: el Ejecutivo, el Congreso, las empresas sanitarias, el agro, la minería y la sociedad civil. El manejo integrado de cuencas, la regulación y las leyes que rigen estas materias son aspectos fundamentales. Pero hay un elemento que suele pasar inadvertido y que es de una importancia a la par con los anteriormente mencionados: los embalses. Comúnmente estas obras se asocian sólo al riego, pero el beneficio de éstas se extiende al abastecimiento de agua potable y al control de crecidas. Adicionalmente, se originan actividades complementarias como la generación hidroeléctrica y el turismo. Aunque la inversión en estas obras es considerable, son también muchos los beneficios económicos y sociales que justifican su ejecución.
Y en esta materia nuestro país presenta un gran atraso: Chile tiene hoy cerca de 4.100 millones de metros cúbicos en embalses para riego, de los cuales más del 80 por ciento fueron construidos durante la década del 60 o antes.
Es por eso que el Gobierno está actuando hoy, particularmente a través de la ejecución de cuatro nuevos proyectos: i) ya se inició la construcción del embalse Chacrillas, el primero en más de cien años en la V Región; ii) acabamos de suscribir el protocolo con los regantes Valle Hermoso en la IV Región, que permitirá partir con esta obra; iii) esperamos iniciar el próximo año la ejecución del embalse Chironta en la XV Región, de gran importancia además para el control de crecidas, iv) y seguimos avanzando en Punilla, un proyecto de gran magnitud en la VIII Región y donde el proceso de licitación se iniciaría hacia finales de este período de Gobierno.
Pero más allá de las obras actuales, necesitamos abordar el déficit en infraestructura de embalses con una visión de Estado y un compromiso de largo plazo. Los embalses trascienden la obra de un gobierno en particular, e involucran recursos durante períodos extendidos, muchas veces cercanos a una década. Como Gobierno, estamos enfocados en una cartera de 11 embalses priorizados, lo que permitiría al país alcanzar una capacidad de almacenamiento de 5.500 millones de metros cúbicos hacia finales de esta década. Entre estos proyectos se encuentran obras emblemáticas y en zonas en las que el tema hídrico ha llegado a un punto crítico, como en los valles de La Ligua y Petorca.
Por último, necesitamos potenciar proyectos nuevos y avanzar en nuestra institucionalidad. Los embalses tradicionales se pueden complementar con ideas innovadoras que se están desarrollando al día de hoy. La infiltración artificial (embalses subterráneos) o el transporte de agua a distancia pueden llegar a ser soluciones que transformen de manera profunda el cómo enfrentamos el desafío hídrico. Nuestra tarea es estudiar y evaluar cómo hacer realidad proyectos viables y que aporten a la solución global.
Pero tal vez lo más urgente es crear conciencia en la sociedad sobre la importancia de estas obras y la necesidad de abordar la situación de manera seria y con un enfoque técnico. Los actores involucrados debemos trabajar conjuntamente, y generar los consensos que nos permitan avanzar hacia una mayor y mejor infraestructura hídrica. Las medidas que estamos tomando hoy son un primer paso para abordar un reto de magnitud. Nuestro compromiso es trabajar una hoja de ruta y una planificación seria, para que con grandes acuerdos le demos a Chile una posición privilegiada en lo que respecta al recurso estratégico de este siglo.
Cartas 
Miércoles 13 de Junio de 2012 
Embalses


Señor Director:
Sorprende que en el artículo escrito por el ministro de Obras Públicas, Laurence Golborne, publicado en "El Mercurio" del 11 de junio, el titular de la cartera desconozca u omita la construcción de los embalses Santa Juana (Huasco) en la Tercera Región de Atacama; Puclaro (Elqui), El Bato (Illapel), Corrales (Choapa) en la Cuarta Región de Coquimbo; Convento Viejo I y II etapa en la Sexta Región de O'Higgins, y Ancoa en la Séptima Región del Maule, construidos durante los gobiernos de la Concertación.
Pero más sorprendente aún, es que no haga una sola mención de las acciones pendientes por parte del Ministerio que él mismo dirige, para concretar el Proyecto Embalse Convento Viejo, II Etapa, ubicado en la Provincia de Colchagua.
En forma inexplicable, las cerca de 20.000 hectáreas de secano que se beneficiarían con dicho embalse continúan sin riego, en circunstancias que el proyecto consideraba que el agua comenzaría a llegar en 2009, con la ejecución de la primera etapa de las obras de distribución de agua en las zonas de Lolol y Nilahue.
Más inexplicable aún resulta el hecho de que más del 75% de la inversión necesaria para concretar la ampliación de dicho embalse hasta los 237 millones de metros cúbicos de capacidad actual, y para construir las obras de canalización necesarias para conducir el agua proveniente del embalse desde el valle de Santa Cruz a los señalados valles de Lolol y Nilahue, se encuentra efectivamente ejecutada y recibida por parte del Ministerio de Obras Públicas desde junio de 2009.
Las obras de distribución pendientes de ejecución, que fueron suspendidas en noviembre de 2008 por la administración anterior, continúan suspendidas casi cuatro años más tarde.
El objetivo de regar las referidas 20.000 hectáreas era el propósito esencial de este proyecto, y los agricultores y campesinos de los valles de secano de Lolol y Nilahue siguen esperando.
Mientras en el país entero se lamenta una sequía y la falta de obras de riego, hoy se asiste al curioso espectáculo de disponer de un embalse gigantesco, que cada invierno se llena hasta su cota máxima, para luego descargar la mayor parte de sus aguas al mar sin uso productivo alguno. Mientras tanto, no sólo los potenciales beneficiados son afectados, sino que todos los chilenos pagamos, mediante impuestos, los costos de cerca de 200 millones de dólares de una megaobra que no se utiliza para el objeto esencial para el que fue diseñada y, parcialmente, construida.
¿Es mucho pedirle al ministro que se informe de este tema y que adopte las medidas necesarias para que sea el punto quinto dentro de la agenda que el mismo detalla en su artículo?
Juan Carlos Latorre C.
Diputado
Cartas 
Miércoles 13 de Junio de 2012 
Obras de riego

Señor Director:

Muy interesante el artículo del lunes y los proyectos sobre embalses en Chile del ministro de Obras Públicas.
Sólo quisiera agregar algunos antecedentes que quizás se conozcan poco. Durante el gobierno militar se privilegiaron, por sobre los grandes embalses, las pequeñas y medianas obras de riego y drenaje mediante la Ley 18.450 que creó la Comisión Nacional de Riego.
Con esta ley que subsidia a los agricultores de nuestro país, año a año se aprobaron y ejecutaron cientos de obras que pusieron bajo riego cientos de miles de hectáreas. Gracias a esta ley se introdujeron especies que ni se conocían o poco se explotaban como el kiwi, el arándano, frambuesa, frutilla, mandarina, etcétera.
Nació el uso razonable del agua mediante el riego por goteo. La superficie de viñas aumentó en forma considerable creciendo la producción y exportación de vinos en forma considerable. Gracias a esta ley aumentaron las exportaciones de frutas, en especial las manzanas, cerezas, limones, en forma exponencial; antes de esta ley no se exportaban mas de cien mil cajas de frutas al año, al poco tiempo se duplicó la cifra y en pocos años se llegó al millón de cajas exportadas, y al poco tiempo, a los cinco millones.
No tengo las cifras pero creo que en la actualidad se superaron las 100 millones de cajas al año. ¡Y la ley sigue vigente y sigue produciendo sus beneficios!
Esta fue una de las iniciativas que catapultó diversas áreas de la economía chilena junto a otras que sería largo enumerar, como el DL 701 de fomento de la forestación y el DL 600 para atraer inversiones extranjeras.
Bruno Siebert H.
Ex ministro de OO.PP.

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