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El humedal Tubul-Raqui se recupera lentamente tras el terremoto de 2010

Ministerio del Medio Ambiente planea postularlo como sitio Ramsar por su biodiversidad:
El humedal Tubul-Raqui se recupera lentamente tras el terremoto de 2010

A las 2.238 hectáreas costeras ubicadas en la provincia de Arauco, al sur del Biobío, ha vuelto la mayoría de las especies, aunque se observa un número menor de individuos del que había hace dos años.  

por Fabián Álvarez
Diario El Mercurio, viernes 15 de junio de 2012

Una leve recuperación, aunque más rápida de lo que se esperaba, abriga esperanzas de que el humedal Tubul-Raqui, en la provincia de Arauco, al sur del Biobío, pueda volver a las condiciones que tenía antes del 27-F.
En la zona, que abarca 2.238 hectáreas, el terremoto causó un alzamiento vertical del terreno de 1,6 metros en promedio, lo que significó fuertes cambios, especialmente en la zona de pantanos intermareales que quedaron parcialmente secos. Además, las olas del maremoto llegaron a alcanzar 12 metros de altura en la costa, lo que depositó grandes cantidades de arena en este ecosistema.
Como se trata de un humedal salobre -el más grande del país en su tipo-, pero el alzamiento que sufrió el terreno impide el ingreso como antes de agua marina, un centenar de pequeños canales interiores terminaron por secarse. Eso generó que gran parte de las especies que allí habitaban murieran o migraran.
Sin embargo, a dos años del sismo, un equipo multidisciplinario (biólogos, arquitectos y geógrafos) de la Universidad de Concepción detectó que ha regresado la mayoría de las especies, aunque en un número menor que aún no es cuantificado.
Ello fue posible porque las extensas praderas con la planta spartina, llamadas espartales, siguieron vivas. Esta planta es conocida como "especie ingeniera", pues modela y estabiliza las riberas del efecto de las mareas y es la principal fuente energética del humedal. "Es improbable que lleguemos al humedal de antes del 27-F, pero sí se va a recuperar", opina el doctor Claudio Valdovinos, biólogo del Centro de Ciencias Ambientales Eula de la U. de Concepción. "Estos humedales tienen capacidad de adaptarse a los cambios; en 50 años puede llegar al 50% de lo que era", asegura.
Y es que no es la primera vez que el humedal sufre alteraciones importantes. Ya en 1835, Charles Darwin describió que con el terremoto de ese año el área subió 1,8 metros, y lo mismo ocurrió con el de 1960.
Antes del terremoto del 2010, vivían allí 83 especies de aves -algunas en peligro de extinción y otras vulnerables-, invertebrados, moluscos y algas, muchos de los cuales desaparecieron. Por ejemplo, 40 días después del sismo y maremoto se determinó que había muerto la totalidad de la población de jaibas estuarinas y de moluscos bivalvos, especialmente la navajuela, que era explotada comercialmente. También desapareció el pelillo, otra fuente laboral en la zona, con una producción anual de 2 mil toneladas que iba al mercado japonés.
A la fecha, tanto la navajuela como el pelillo no han recolonizado el área, pero sí otras especies de aves, pequeños crustáceos, poliquetos (gusanos de agua marina) y camarones de vega. También se aprecia una rápida colonización de los fondos desecados por vegetación terrestre.
"Hay que dejar que se recupere solo, lo que se conoce como restauración pasiva, pero sí hay que quitarle presiones al ecosistema", comenta Valdovinos. Esto significa, por ejemplo, evitar que aumente la población de perros que atacan a las aves o los riesgos de incendios forestales intencionales, como el que afectó la zona en octubre de 2010.
Antes del sismo, 562 hectáreas de este humedal iban a ser postuladas como sitio Ramsar (conservación de humedales de importancia internacional), lo que ahora pretende reactivar el Ministerio del Medio Ambiente.
 

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