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Bradbury -algo de niño, algo de mago‏



IN MEMORIAM | Autor de ciencia ficción 1920- 2012
Las magias parciales de Ray Bradbury

Tal vez el escritor más importante de la ciencia ficción alimentó el interés en la literatura futurista y la acercó al público general, con obras como Crónicas marcianas y Fahrenheit 451 .  

por Patricio Tapia
Diario El Mercurio, Revista de Libros
Domingo 10 de junio de 2012
http://diario.elmercurio.com/2012/06/10/al_revista_de_libros/_portada/noticias/751213A2-246E-4849-8FB7-D8DC7EDEC4E1.htm?id={751213A2-246E-4849-8FB7-D8DC7EDEC4E1}

En una entrevista de 1997 le preguntaron a Ray Bradbury: "¿Es usted un escritor de ciencia ficción?". Respondió: "No. Soy un mago", y explicaba: "La ciencia ficción es el arte de lo posible, no el arte de lo imposible".

Artista de lo imposible o mago, en más de una ocasión Bradbury contó la historia de la epifanía que lo llevó a ser escritor. A los 12 años visitó una feria de variedades en la que un mago itinerante, el Señor Eléctrico, le tocó la nariz con una espada electrificada que hizo que se le pararan los pelos y lo instruyó: "¡Vive para siempre!". El pequeño Ray quedó impresionado e hizo amistad con aquel mago, visitándolo cuando podía (allí conoció a un hombre tatuado que inspiró su "hombre ilustrado"). Bradbury mantuvo algo de niño toda su vida. Y la infancia es un tema recurrente y tal vez único en su obra. Si escribe de exploradores que se acercan al sol o que viajan a junglas jurásicas, parecen, en realidad, niños jugando a los astronautas o a los viajeros en el tiempo.

¿Ciencia ficción?

Bradbury no era el único que dudaba si era un autor de ciencia ficción. Si nuestro universo tiene más de las tres dimensiones conocidas, según sostienen algunas teorías científicas, la ciencia ficción lo ha planteado incluso antes.

Por mucho tiempo la ciencia ficción fue una suerte de universo paralelo a la literatura (que sus cultores llaman de la "corriente general"). Y tiene en su interior diversas dimensiones que a veces no sólo se ignoran entre sí, sino que se oponen. Hay corrientes y géneros específicos: una ciencia ficción "dura" (preocupada de los detalles científicos) o del cyberpunk (y sus historias de sofisticadísima tecnología y bajísimo nivel de vida). Entre los lectores y escritores de ciencia ficción, Bradbury tiene admiradores, pero también detractores: dicen que no respeta las convenciones; que no se preocupa de los detalles científicos; y que -su peor crimen- desconfía de la ciencia.

Suspicaz del futuro y melancólico respecto del pasado, Bradbury era temeroso de la tecnología: nunca manejó un automóvil (prefería desplazarse en bicicleta); se dice que su primer vuelo en avión lo hizo a los 62 años, tras emborracharse con tres martinis; escribía en máquina eléctrica, no en computador, y desconfiaba de internet.

Nacido en Illinois en 1920, en una familia pobre, conoció de niño la muerte de cercanos -su abuelo, su hermana- y cambios de residencia: Illinois-Arizona-California durante la Depresión.

Comenzó a escribir historias de cadáveres, vampiros, cementerios y otros asuntos macabros y, de manera profesional, relatos de ciencia ficción, hacia 1940. Sus cuentos empezaron a publicarse en pequeñas revistas baratas para llegar a otras mejores. Con adornos de ciencia ficción, escribió sobre miedos y deseos irracionales, sobre las neurosis del siglo XX, sobre la pérdida y sobre la esperanza.
Algunos escritores de los años 60 criticaban la antigua ciencia ficción por su optimismo, por su preocupación por la tecnología, aunque la exploración siguió estando en su centro. J. G. Ballard alguna vez escribió que era "el espacio interior , no el exterior, el que necesita ser explorado". En algún sentido, Bradbury hizo eso.

Alienígenas versus terrícolas

Bradbury escribió varias historias de invasión, tanto de Marte por los terrícolas como de la Tierra por los marcianos.

En Crónicas marcianas (1950) se cubre un período que va desde 1999 a 2026. En agosto de 1999, en Marte, extraños pensamientos llegan a las cabezas alienígenas. Una marciana en un teatro comienza a recitar palabras que le son completamente ajenas (es un poema de Byron). Los terrícolas, que no aparecen en la historia, han invadido ya las mentes de los marcianos telépatas. El nivel tecnológico de los marcianos no es claro. Se parece un poco al de los antiguos griegos (van a conciertos en anfiteatros de mármol y se desplazan en botes "delicados como flores de bronce"); ellos, al parecer, han decidido darle un papel modesto a las máquinas en su sociedad y el Martian way of life parece ser pastoral.

Cuando los primeros terrícolas llegan a Marte en una sucesión de cohetes solitarios, los encuentros se producen en varias ocasiones. Los marcianos a veces son brutales; otras, débiles y complacientes. De seguro, tiene que ver con que las historias fueron primero cuentos aislados. La invasión terrestre no es una sorpresa. Los telepáticos marcianos pueden preparar su recepción. Cuando llega el primer cohete, la tripulación es asesinada por un marciano celoso de que su mujer se enamore de uno de los visitantes. Otra expedición aterriza en lo que parece una pequeña ciudad estadounidense, donde los reciben sus padres, parientes y amigos, muchos de ellos se supone que muertos. Los marcianos, claro, habían recreado el pueblo y sus habitantes. Los humanos serán separados y asesinados.

Ahora bien, en realidad no hay guerra entre terrícolas y marcianos. Cuando los primeros llegan más armados, la mayoría de los extraterrestres han muerto por las enfermedades de la Tierra contra las cuales no tenían inmunidad. Los pocos marcianos restantes se han refugiado en las montañas. Llegan más y más cohetes y se instala una nueva población. Los terrícolas, como pioneros, llevan también su arte, religión y costumbres. En algún momento, las culturas se enfrentan. Antes de que los terrícolas pueblen completamente Marte, estalla una guerra nuclear en la Tierra y la mayoría decide regresar. En poco tiempo, los pueblos humanos son pueblos fantasmas. Bradbury dedica algunos cuentos a los terrícolas que se quedan en el planeta rojo y a los que luego vendrán desde la Tierra.

También escribió sobre la conquista de la Tierra por marcianos, en cuentos como "La hora cero" o "El mezclador de concreto", ambos de El hombre ilustrado (1951). En el primero una madre ve cómo su hija y otros niños del vecindario juegan, pero el juego toma tonos inquietantes, pues los niños parecen hablar con un compañero invisible, quien, desde otra dimensión, los instruye telepáticamente para construir máquinas que les permitan pasar de su dimensión a la nuestra y apoderarse del planeta.

En el otro cuento los marcianos intentan una invasión militar al estilo Wells. Aparece un marciano pacifista, encarcelado por leer revistas de ciencia ficción terrestres obtenidas de contrabando. En la invasión marciana, los extraterrestres esperan las peores armas terrícolas, pero los humanos, alimentados por los cuentos de ciencia ficción sobre invasores alienígenas, los reciben como si fueran estrellas de rock. El primer cohete es recibido por el alcalde, reinas de belleza, empresarios y una banda... Luego serán contactados por productores de Hollywood y poco a poco van sucumbiendo a los "placeres terrenales" y empiezan a morir en accidentes, de cirrosis, presión alta o suicidios.

Los libros

El libro más famoso de Bradbury es un libro sobre los libros (o su pérdida). En 1953 Fahrenheit 451 -supuestamente la temperatura en que el papel arde- muestra un estado policial en el que agentes del gobierno, los "bomberos", controlan a la población a través de la destrucción del material impreso. Los libros son quemados públicamente después de redadas a bibliotecas mantenidas en secreto por disidentes. Pero hay una colaboración de las personas, los coleccionistas de libros son denunciados por sus vecinos. Bradbury cuenta la historia de uno de estos "bomberos" -que no apagan el fuego, sino que lo encienden-, quien empieza a dudar y luego se opone al sistema de control del que fue parte. El protagonista empieza a leer y encuentra valor en los libros. Conoce a un "disidente" y él mismo se transforma en rebelde. Finalmente debe exiliarse para encontrar afuera una comunidad decidida a preservar la literatura, cada miembro memorizando un libro. A modo de curiosidad, Bradbury descubrió en 1979 que Fahrenheit 451 había sido sometida a censuras varias e inconsultas por su editorial (la desnudez o el consumo de alcohol).

Bradbury seguirá escribiendo cuentos, guiones de cine (el de la película "Moby Dick", de John Huston) y televisión. Escribirá poesía y obras de teatro. Pero probablemente lo mejor de su obra está en esos libros de principios de los años 50.

Optimismo melancólico

Críticos como David Mogen o Gary K. Wolfe han destacado el optimismo de Bradbury, basados en dos mitos occidentales, la frontera y el jardín del Edén: las estrellas serían la nueva frontera y un nuevo Edén como formas de exploración y expansión de la humanidad. La ciencia ficción es particularmente apropiada (o vulnerable) a las interpretaciones alegóricas. En "Las doradas manzanas del sol", se narra un viaje espacial cuya misión es traer a la Tierra una parte del Sol que alimentará a la Humanidad con su energía. Pero no es muy convincente la idea del optimismo.

Un par de semanas antes de morir, Bradbury publicó una pieza autobiográfica en The New Yorker . Contaba que, de niño, se aprendía de memoria las revistas de ciencia ficción y de aventuras que leía y que se sentaba en el jardín delantero de sus abuelos para repetírselas a quien pasara y quisiera escucharlo. "Iría a ese césped en las noches de verano y alcanzaría la luz roja de Marte y diría: "¡Llévame a casa!". Su casa sería el Marte de campos arrasados y mares fósiles, que describiría después. Como señaló Borges, después de leerCrónicas marcianas : "¿Qué ha hecho este hombre de Illinois, me pregunto al cerrar las páginas de su libro, para que episodios de la conquista de otros planetas me llenen de terror y de soledad?"
Ray Bradbury escribió varias historias de invasión, tanto de Marte por los terrícolas como de la Tierra por los marcianos.

 Crónicas bradburianas

Leer a Bradbury en castellano no parece tan difícil. Editorial Minotauro/Planeta tiene los libros de cuentos El hombre ilustrado , Crónicas marcianas y Las doradas manzanas del sol , además de Fahrenheit 451 (todas en edición de bolsillo y todas traducidas por Francisco Abelenda). Fahrenheit 451también está en una edición de bolsillo (en editorial Debolsillo /RHM, traducida por Alfredo Crespo). Por último, editorial SM tiene una antología, La bruja de abril y otros cuentos , con cuatro relatos suyos (traducidos por Mariano Antolín Rato). En esos libros están algunos de sus cuentos más célebres, como "El ruido de un trueno", sobre unos viajeros en el tiempo que realizan un safari para cazar dinosaurios, pero cualquier cambio en el pasado (como matar una mariposa) puede tener consecuencias insospechadas en el futuro.

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