LEE, SEÑOR MIS VERSOS DEFECTUOSOS
Lee, Señor mis versos defectuosos
que quisieran salir pero no salen:
ya ves que poco valen mis esfuerzos
y mis desdichas ay qué poco valen.
que quisieran salir pero no salen:
ya ves que poco valen mis esfuerzos
y mis desdichas ay qué poco valen.
Con tu ayuda saldrían universos
de palabras preñadas pero salen
débiles moribundos estos versos:
deja que el último suspiro exhalen.
de palabras preñadas pero salen
débiles moribundos estos versos:
deja que el último suspiro exhalen.
Ayúdame, Señor: que no zozobre
en la mitad de este terceto pobre
mira estas ruinas: palpa su estructura.
en la mitad de este terceto pobre
mira estas ruinas: palpa su estructura.
dónales lo que tengas que donarles:
y la vida que yo no supe darles
dásela tú, Señor, con tu lectura.
y la vida que yo no supe darles
dásela tú, Señor, con tu lectura.
Óscar Hahn, del libro “Estrellas fijas en un cielo blanco”, 1996.
PARTO CON DOLOR
Bien, acepto tu reto, retórico soneto,
y me meto en tu celda de catorce barrotes
donde las rimas silban como aquellos azotes
que un abuelo ceñudo descarga sobre el nieto.
Me someto al dictado de ese viejo son neto
cuyos ecos evocan torturas con garrotes
y entrechoques de grillos que exhaustos galeotes
arrastran como pena por faltarte el respeto.
Tras tus rejas practico, esta esgrima
y afilo en tu faja mi mellada navaja
para tajar el verso si en tu caja no encaja.
Con esta áspera rima a manera de lima
(que me arroja en un ojo la herrumbre del cerrojo),
me desenjaulo y parto, tuerto, tullido y cojo.
Eduardo Llanos, del libro "Contradiccionario", 1983.
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