Sales al jardín a media tarde
del primer día hábil
del último mes del año.
Te sientas en las escaleras
a contemplar el paisaje;
hay un cielo parcialmente nublado
en que el celeste se confunde con el gris.
Se turnan los cantos del Fío-fío,
el Canastero y la Rara o Cortarramas chileno.
A ratos ráfagas de viento
refrescan el ambiente
en vísperas del verano austral.
Las hojas y ramas sacudidas
logran sobreponerse por momentos
al ruido habitual de un día laboral en la ciudad.
En un tranquilo rincón del jardín
una familia de codornices
con polluelos de no más de una semana,
se pasean picoteando briznas de pasto,
hasta que se percatan de tu presencia.
Una pequeña ráfaga de viento
es lo que se escucha al levantar
pesadamente el vuelo los ejemplares adultos.
Los pequeños se desplazan horizontalmente
a pocos centímetros sobre el suelo
con una zona borrosa a ambos costados:
el incesante agitar de sus pequeñas alitas…
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