Dos cartas más acerca del tema, a cargo
de Julio Retamal Favereau y Gastón Soublette
Cartas
Diario El Mercurio, Viernes 02 de Noviembre de 2012
Señor Director:
Diario El Mercurio, Viernes 02 de Noviembre de 2012
Señor Director:
Me refiero a la carta que, con este mismo título, envió don Sergio Villalobos.
Con motivo de un proyecto de ley, presentado al Congreso Nacional, se propone una fecha exacta para el descubrimiento de Chile por parte de los españoles, en 1520. Si bien estoy en desacuerdo con la fecha 21 de octubre -y preferiría la de 1 de noviembre, en que Magallanes ingresó al Estrecho, llamándolo "De Todos los Santos", por el santoral católico-, creo que efectivamente fue esa la fecha de nuestro descubrimiento.
Se alega que eso no se llamaba Chile. Claro, si es por eso, tampoco Colón descubrió América, al llegar a la isla de Guanahani, el 12 de octubre de 1492. Los nombres de Chile y América, como entidades geográfico-políticas, son muy posteriores a la llegada de los primeros adelantados. Pero en ambos casos se trató de lugares que fueron incorporados más adelante a los nombres genéricos en referencia.
Para entender cabalmente el caso de Chile y el Estrecho de Magallanes, hay que seguir la política del rey de España, y no la suerte de los asentamientos en nuestro territorio. Para Carlos V, la búsqueda de un paso al "Mar del Sur" (rebautizado Mar Pacífico por Magallanes) era algo básico en la carrera por llegar a las Islas de la Especiería, en rivalidad con Portugal.
De ahí que el fracaso de la aventura de Magallanes impulsó al rey a enviar otras expediciones por la ruta del Estrecho. Así se gestó, en 1525, la expedición de fray García Jofré de Loayza, quien llegó al Estrecho y se desarboló allí, navegando uno de los barcos en dirección al norte, bordeando no sólo Chile, sino que también el Perú, Colombia y Centroamérica, hasta llegar a Acapulco en México...
Finalmente, Portugal ocupó las Islas Molucas o de la Especiería, y Castilla dejó de ver a América del Sur como un escollo para alcanzar la meta anhelada para llegar a las Molucas y la consideró como un lugar digno de ser ocupado. Se firmó el Tratado de Zaragoza en 1529 y ese mismo año se autorizó a Francisco Pizarro para explorar el Perú. A la vez, se le confirió a Simón de Alcazaba una concesión de tierras al sur de las de Pizarro. Esta disposición cambió nuevamente en 1534, luego del éxito español en el Imperio Inca. Esta vez se concedieron cuatro gobernaciones en América del Sur, y vinieron tres expediciones. Nos interesa sólo la de Alcazaba, que llegó al Estrecho en 1535 y fundó un efímero "Puerto de Leones", en la Patagonia Oriental. Pero esta expedición también fracasó.
Por fin, en 1536, vino Almagro por tierra desde el norte... y también fracasó rotundamente. Una cuarta expedición, comandada por Camargo, llegó por la ruta del Estrecho, en 1539, igualmente frustrada.
Hubo que esperar a Valdivia, que viene en 1540 y poco después funda Santiago. Valdivia, desde el comienzo pensó que su gobernación debía llegar hasta el Estrecho. Y así comenzó a solicitarlo, al licenciado La Gasca primero y al propio rey después. Como esto demorara, envió a Jerónimo de Alderete a España con ese fin. Esta gestión triunfó, luego de la muerte de Valdivia, a manos de los araucanos.
Por eso, cuando viene la expedición de García Hurtado de Mendoza, Ercilla, su acompañante, describe a Chile en "La Araucana" como "de gran longura", y añade:
"Bajo del polo antártico en altura
de veintisiete grados prolongado
hasta do el Mar Océano y chileno,
mezclan sus aguas por angosto seno".
Más adelante agrega:
"Magallanes, Señor, fue el primer hombre
que abriendo este camino le dio nombre".
Luego, en la mente de Valdivia y luego de la Corona, Magallanes fue siempre parte de Chile. Por qué se abandonó el Estrecho y no se ocupó en permanencia, es otra historia.
En consecuencia, no hay nada absurdo en sostener que Chile fue descubierto por el sur por Hernando de Magallanes, y desde casi el comienzo fue parte de la gobernación de Chile o Nueva Extremadura.
Julio Retamal Favereau
Diario El Mercurio, Viernes 02 de Noviembre de 2012
Descubrimiento de Chile
Señor Director:
Si el famoso "chango López" de Antofagasta participara en la polémica que se está llevando a cabo sobre este tema en estas páginas, diría que muchos siglos antes de que un europeo se aproximara a nuestro territorio los changos lo habían descubierto y se habían avecindado en sus costas, porque eran buenos pescadores.
Si en la polémica participara el lonco Calfucura del siglo XIX, diría que son ellos, los mapuches, quienes en diferentes oleadas venidas del norte y del este descubrieron nuestro territorio. Los peruanos, por su parte, dirían que más de un siglo antes que el primer navegante europeo pasara por aquí las huestes del Imperio Incaico habían colonizado la mitad del territorio.
La relativización de los valores que se viene operando desde hace ya varias décadas en lo que se refiere a esta civilización tecnológica que está arrasando con todo, con todos y cada uno de nosotros, nos obliga moralmente a desentendernos de los criterios puramente eurocéntricos para responder esta pregunta.
Los señores vestidos de fierro que llegaron aquí a tomar posesión en nombre de su majestad católica, y que fundaron ciudades (villorrios) con nombres de santos, descubrieron sólo un territorio en el concepto de ellos.
No vieron lo que aquí había como un mundo; es decir, un "cosmos" creado conforme a una sabiduría real en lo que concierne a la relación del hombre y la naturaleza, la fundación de comunidades, la educación de los niños y jóvenes, el sentido de unidad y trascendencia. Ellos sólo vieron un territorio donde todo estaba por hacerse, y a ello se abocaron desarticulando formas de vida y relación humana, lo que hirió el alma de este continente llamado América y costó muchos millones de vidas.
La ruca mapuche no es una choza miserable, es una construcción guiada por una sabiduría natural admirable, y responde a cabalidad a una forma integradora de habitar el espacio natural.
Nuestros grandes loncos de otros tiempos eran señores de mucha dignidad. Y si la longevidad ha sido siempre una señal de sabiduría, la mayor parte de esos "señores" vivió más de cien años. Calfucura vivió 120. Él se habría reído a carcajadas si le dijeran que el descubridor de Chile es un europeo.
Gastón Soublette
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