http://www.quepasa.cl/articulo/guia-del-ocio/cine/2012/11/243-10490-9-cuando-aplanabamos-calles.shtml
Miguel San Miguel es una cinta sencilla, sobre una amistad que da pie a la formación de una banda. No muestra éxitos, fama ni tensiones, pues termina cuando Los Prisioneros debutan. ¿Qué pasó antes, entonces? Miguel Tapia, inspirador del guión de Matías Cruz (director), debió volver sobre esos meses de uniforme escolar, caminatas y sueños de gloria. Y dice que le gustó lo que recordó.
“Es una historia más bien desconocida, que me agrada que se muestre así. Es tal cual fue en un noventa y nueve por ciento”, asegura el baterista. “Cuando Matías empezó a buscarme para contarme del proyecto, yo pensaba en si valdría o no la pena. Dudé, porque nunca he estado obsesionado por cómo se recuerda a Los Prisioneros”.
-¿No te preocupa aclarar malentendidos sobre el grupo?
-No siento que tenga que escribir un libro, ni que pagar una deuda ni que haya que “hacer justicia” en torno a la historia del grupo. Los libros que existen -y entiendo que hasta Jorge (González) quiere publicar uno- no los he leído. Le tomo el peso al grupo cuando entro a internet y veo todo lo que se sube. Pero, ¿sinceramente? Es una banda de rocanrol, nada más. Hay cosas mucho más importantes. Tengo dos hijos. Me preocupa su salud, su educación, lo que pasa ahora.
-La película es, sobre todo, la historia de una amistad.
-Claro. La adolescencia es una época de amistades sin interés. Además, ¡hay mucho tiempo! Nuestro mundo era nuestro barrio. Con Jorge aplanábamos las veredas entre Departamental y Gran Avenida conversando. Hablábamos de nuestras penas, alegrías, de chiquillas -mucho-, de nuestras ilusiones. Y también de lo social, de lo que nos daba rabia. A veces yo acompañaba a Jorge su casa, que estaba a diez cuadras de la mía, y como nos quedaba conversación pendiente él me iba a dejar a la mía. Y luego, de nuevo yo a la de él. Y al final teníamos que decir: “Ya, despidámonos acá a medio camino”. Mi vida ha cambiado un montón desde entonces, obviamente, pero por otro lado, esencialmente no ha cambiado mucho.
-Quizás lo más sorprendente sea la convicción que tenían de que el grupo iba a funcionar. Nada alrededor de ustedes probaba que algo así podía ser. En realidad, era un disparate.
-No podría decirte cuál es la fe que tenían Claudio y Jorge, pero sí sé que yo la tenía clarísima. Era una idea tan fija, que hasta la veía. Nosotros tocando, viajando: lo vi. Creo que ése es mi mérito: haber tenido la energía y la claridad para saber que lo que formáramos iba a resultar. Por eso me frustró mucho nuestra primera separación. Siento que quedó pendiente el éxito continental. Pudimos haberlo logrado.
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