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Primer escenario 2013 por Sergio Melnick



Diario La Segunda, Jueves 08 de Noviembre de 2012
http://blogs.lasegunda.com/redaccion/2012/11/08/primer-escenario-2013.asp
La municipal 2012 fue una derrota política importante para la Alianza y el Gobierno. Hay que reconocerlo con humildad, reflexionar mucho y hacer las tareas para corregir errores elocuentes. Curiosamente, la opción presidencial, por ser relativa, es mucho mejor para la Alianza de lo que parece.
Efectivamente ganó la oposición en general, pero en particular ganó la Concertación, que estaba moribunda y recibió un golpe de energía vital. Bien por ellos, lo hicieron mejor. También salieron muy fortalecidos el PDC, el PC y el PRO, y ahí mismo empiezan sus problemas. La DC y el PC son simplemente incompatibles. Y ME-O, si no es considerado, los pone en jaque, casi mate, las parlamentarias, por el sistema binominal; por eso, impondrá sus condiciones sí o sí. También es brillante su estrategia de no entrar a la primaria de la Concertación y esperar tranquilo al ganador para la primera vuelta. Este ganador en principio llegará triunfante, pero cansado, golpeado por su propio sector, con muchos heridos en el camino que mirarán a ME-O con más simpatía y, no menor, con sus cartas completamente abiertas. Para ME-O, entonces, será una presa fácil en la primaria, pero aún no suficiente para ganar la elección: le faltan un par de campañas y unas canitas para lograr la confianza mayoritaria y llegar a la Presidencia. Será como Lula, y cuando llegue estará más moderado.
Si pensamos que la oposición, ya dividida en dos conglomerados, considera ahora al PDC, PRI, PC, PS, PPD, PRO, MAS, PH, IC y otros menores, vemos que es prácticamente imposible lograr unidad de propósitos; es decir, de programa. Y si lo hacen, será un agua descolorida y llena de conflictos, insuficiente para entusiasmar a nadie. Pinochet —salvo que logren instalarlo simbólicamente, como en Providencia— ya no está ahí para unirlos, y una parte no menor de la Concertación hoy reniega de su propia obra, al tiempo que debe dar muchas explicaciones acerca de lo que no hizo, y lo que hizo muy mal. Si a todo lo anterior le sumamos una candidata muda, que tiene gran popularidad pero no ideas del futuro, ni de la contingencia, ni de la pelotera de la oposición, la cosa se pone peor. Bachelet tiene el afecto, pero no el liderazgo para ordenar. El silencio le sirvió hasta aquí, pero ahora es justo lo contrario, porque la carrera partió el lunes siguiente a la municipal.
Para la Alianza, la cosa tampoco está fácil. La gran derrota baja el ánimo y obliga a alterar el curso de navegación. Por de pronto, deberán hacer primarias que nunca han hecho. Las encuestas ya no son argumentos válidos. Eso perjudica a Golborne, así como, frente a la necesidad urgente de caras e ideas nuevas, pierde Allamand. La Alianza tiene que reinventarse, quizás considerar nuevos candidatos, y hacer justo lo que no se sabe hacer y que fue causa de la feroz derrota. Es fundamental (si no, véanse Concepción, La Reina o Recoleta) lograr la férrea unidad que no tiene. Debe atraer al menos a un partido más, como lo hizo para la presidencial. El ideal es el PRI, con el que tiene relaciones y hasta un embajador. Debe ser capaz de mirar al futuro con ideas realmente nuevas, que no es su fuerte. Los candidatos querrán distanciarse entre sí y del Gobierno, pero ésa sería su perdición. La solución de ese puzzle no es fácil. Sin unidad total, la carrera estará perdida. La gestión de Piñera ha sido fenomenal, pero su comunicación y manejo político no. Esa es la clave. Las obras, ya hemos aprendido, no hablan por sí mismas; ahora hay que hacerlas cantar. Eso es mucho más que una buena vocería.
Los temas de la presidencial serán los de siempre. La clave no está allí, sino en la capacidad de aportar ideas realmente nuevas, poderosas y atractivas. Si la discusión sigue siendo mercado versus Estado habremos perdido como país la historia del futuro. Ganará quien logre mostrar un sentido nacional que equilibre sabiamente lo colectivo y lo individual, y eso debe ser una propuesta de sociedad acorde con el siglo 21, no con la herida ideológica del siglo 20, que aún no cierra. Las elecciones no son guerras, sino un mecanismo para seleccionar las mejores ideas. La clase política no las ha propuesto, sino que sigue mirando al futuro por el retrovisor, y por eso no hay votación; es el mismo refrito de hace 40 años. Curiosamente, ME-O es el único que las plantea, aunque muchas no muy buenas.
En síntesis, la carrera presidencial está totalmente abierta, las tareas son enormes en ambos bandos y la clave es el futuro. No el pasado.

1 comentario:

  1. What a material of un-ambiguity and preserveness of
    precious familiarity on the topic of unexpected emotions.



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