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The Rum Diary‏



Diario de un seductor
por Ascanio Cavallo
Diario El Mercurio, Sábado 07 de Julio de 2012
http://blogs.elmercurio.com/revistasabado/2012/07/07/diario-de-un-seductor.asp
Diario de un seductor no habla de la seducción, sino del fracaso. Y no del fracaso de un rebelde contra el sistema, sino de un choque cultural de suma cero, visto con los ojos de alguien que está demasiado ebrio para tratar de comprenderlo.
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La fuerza ejecutiva detrás de esta película parece ser el actor Johnny Depp, admirador del escritor Hunter S. Thompson. Protagonizó en 1998 otra adaptación de uno de sus libros, Pánico y locura en Las Vegas, encontró el manuscrito de Diario de un seductor, impulsó su publicación y fue uno de los principales productores de este filme.
Pánico y locura en Las Vegas describía las peripecias de un periodista afuerino con un abogado local en un medio oliente a corrupción, empapadas en alcohol, drogas y poca lucidez. Diario de un seductor se mueve sobre un esquema similar. El plano inicial muestra a una avioneta volando por un cielo intensamente azul, con unas pocas nubes bajas, sobre unas playas prístinas y en dirección a un gran hotel. Un corte seco pasa a una habitación oscurecida y de-sordenada donde un hombre se levanta con resaca. Es un anuncio del desarrollo que seguirá: paisaje alucinante, conciencia alucinada.
El que se levanta es un periodista, Paul Kemp (Johnny Depp), que ha conseguido sin competencia un empleo en el diario San Juan Star, en el Puerto Rico de 1960. Su acompañante no será un abogado, sino el desastrado fotógrafo Sala (Michael Rispoli), con quien compartirá un departamento-covacha en una zona miserable de San Juan.
En el camino de Kemp se cruza Hall Sanderson (Aaron Eckhart), ex empleado del diario que se ha enriquecido como consultor en relaciones públicas para los magnates norteamericanos que viajan a expoliar las riquezas naturales portorriqueñas. Sanderson tiene una opulenta casa en la playa, pero, sobre todo, vive con Chenault (Amber Heard), una rubia sensual y coqueta que excita los deseos del periodista.
Kemp no se debate demasiado entre los lujos que le ofrece Sanderson y su ética personal. Sabe que trabajará para un "bastardo", pero también que su hedonismo no estará nunca mejor satisfecho. Hasta que las cosas empiecen a ir mal, por supuesto. Entre tanto, se lo pasa borracho o drogado y la película replica esa pérdida de lucidez adoptando su punto de vista, como lo hacía en Pánico y locura en Las Vegas.
Sin embargo, en el trasfondo de Diario de un seductor está la resistencia de la cultura latina de Puerto Rico contra el estilo estadounidense, una tensión ambivalente entre el proteccionismo y la opresión que nunca termina de resolverse y que iguala en situación de extrañeza a Kemp, Sala, Sanderson y Chenault.
Esa confrontación, y no la denuncia ingenuota de los ricachones, es lo más interesante de esta película y una de sus escenas pivotales -cuando Chenault es "secuestrada" en un local de jazz- podría haber integrado la antología del rencor y la lascivia interracial si el director Bruce Robinson la hubiera filmado de manera más filosa.
Diario de un seductor no habla de la seducción, sino del fracaso. Y no del fracaso de un rebelde contra el sistema, sino de un choque cultural de suma cero, visto con los ojos de alguien que está demasiado ebrio para tratar de comprenderlo.
The rum diary.
Dirección: Bruce Robinson Con: Johnny Depp, Michael Rispoli, Giovanni Ribisi, Amber Heard, Aaron Eckhart. 120 minutos.

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