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Libro Fotografía documental Arqueología de las tardes olvidadas en el cine



Si un vecindario lo define la parroquia o el negocio de la esquina, en el antiguo Santiago los cines también estuvieron allí para demarcar territorios. "Cuando fueron construidos éramos una sociedad diversa. Mientras eran plurales los barrios, eran variados los cines. Ahora son todos iguales, sólo cajas inmensas llenas de tecnología. Y todos dan las mismas películas", dice Rodrigo Avilés, el fotógrafo que en 1999 inició un recorrido por la ciudad en busca de esa historia perdida. Encontró 92 cines de barrio. Y las imágenes recopiladas están en este nuevo libro de patrimonio arquitectónico y humano: "92 cines".  

por Iñigo Díaz 

Diario El Mercurio, Artes y Letras, domingo 18 de noviembre de 2012

Santa Lucía: dimensiones monumentales
Construido en 1936 en plena Alameda frente al cerro del mismo nombre, el cine Santa Lucía cerró sus puertas definitivamente en 1993. Hoy, en su lugar se emplaza una torre de departamentos de 24 pisos. Pero esta sala - cuya fotografía está fechada en 1960- fue famosa en Chile a partir de 1962, cuando implementó una pantalla curva y gigante, difundida publicitariamente como el "Súper Cinerama", que permitía una inédita experiencia de apreciación visual, especial para estrenos como "Jesucristo Superestrella" en 1977 o reposiciones como "Woodstock" en 1988. "Tan enorme como el cinerama del Santa Lucía era la sala del Gran Palace, ubicado en Huérfanos 1176. Cabían unas 2.500 personas. Allí se hizo el primer concierto de Charly García en Chile, en 1984, en plena dictadura. Fue un concierto casi clandestino", recuerda el fotógrafo.
Carrera: el cine como palacio
"Tenía azulejos, mosaicos (del pintor Aristodemo Lattanzi), y en su interior las butacas tenían manillas de bronce", recordaba el octogenario parroquiano Manuel Sancho, habitual asistente a las funciones de cine en el Teatro Carrera, ubicado en el barrio Concha y Toro, uno de los grandes cines-palacio de la antigua capital. Construido en 1926 como un templo clásico de pilares y balaustradas de tres niveles, que combinaban con líneas arquitectónicas Art Deco. En 1927 inició el cine sonoro y en 1989 fue declarado Monumento Nacional. Hoy es una discoteque.
Cervantes: cambio de maquillaje
"Sólo los cines que pudieron disfrazarse sobrevivieron a la arremetida de las inmobiliarias y las cadenas de cines que convirtieron la experiencia de asistir a distintas salas en la misma cosa. No lo lograron ni El Golf, ni Las Condes, ni Las Lilas, ni tampoco el cine Santa Lucía, que por años trataron de disfrazarlo como Lápiz López", apunta el fotógrafo. En cambio, sí lo consiguieron cines como el Pacífico de Huérfanos (convertido en una clínica), el Pedro de Valdivia de Bilbao (en una parrillada bailable), el Hollywood de Irarrázaval (en una gran tienda), el Toesca de Huérfanos (en gimnasio), y éste de la fotografía, el Cervantes, ubicado en Matías Cousiño 134, que pasó a ser una sucursal de teletrak.
Roxy: triple equis de 'distinción'
Capri, Nilo, Mayo y Apolo son nombres de cines especializados en películas condicionadas. "Algunos de ellos ni siquiera dan películas en cine, simplemente proyectan copias compradas en el persa, pero entre ellos Roxy es el más distinguido. Todavía da películas en cine", dice Avilés. Ubicado en Huérfanos 1055, el Roxy tuvo un pasado como sala familiar, y aún se puede apreciar su arquitectura y diseño, con palcos, butacas y ornamentaciones.
El Golf: el crimen del siglo
Con la película "Invasión", en sus horarios de matiné, vermouth y noche, el 31 de enero de 1998 el cine El Golf dio su última función. Luego fue castigado con una demolición a vista y paciencia del vecindario que había instalado allí uno de los primeros polos de vida republicana en el barrio alto. Fue construido en 1947 por su propietaria, la señora Herta Sten, y después de medio siglo como punto de encuentro allí se edificó un hotel de lujo de 250 habitaciones. En esta imagen de 1968 se aprecia el estilo de vida del barrio, con un elegante edificio de cuatro plantas y el Café Villa Real en su primer piso, anexado al cine.
Metro: prohibido olvidar
"La primera proyección de una película en Chile ocurrió en 1897, y fue con el mismo proyector que utilizaron los hermanos Lumiere en Francia. Se hizo en el Club de La Unión, sólo dos años después de la primera proyección en el mundo. Entre los cines de más larga data está el Metro, en calle Bandera 130. Ya no existe: fue demolido para construir el edificio de un banco", dice Avilés, quien fotografió esta fachada el año 2000. Se llamaba así porque su programación giraba en torno a los largometrajes producidos por la Metro Goldwyn Mayer, como "Cantando bajo la lluvia", "Lo que el viento se llevó" o "Quo vadis". En 1950, también se exhibió allí la película "Diagnóstico y tratamiento de la poliomielitis", dedicada a los médicos que entonces debían atender a los niños afectados por la epidemia de parálisis infantil.
Alcázar: salón de gastronomía china
"Los nuevos dueños ocuparon el espacio sin tocarlo. Uno puede probar una estupenda comida china en la sala donde antes estaban las butacas, o ver la caja donde se ubicaba el proyector", comenta Rodrigo Avilés acerca del cine Alcázar, ubicado en Brasil 373, frente a la plaza mayor del vecindario, y que hoy es el megarestorán Los Chinos Ricos. Fue construido en los años 30 por Ezequiel Fontecilla y Pedro Prado, hijo del poeta del mismo nombre, como un ejemplo de arquitectura moderna dentro de un barrio tradicional. El cronista Miguel Laborde apuntaba que la particularidad del Alcázar era su "simpleza brutal", y que una de las curiosidades era el cabaret que se instaló en su terraza, un espacio "inocente y casi familiar, cuya música se desbordaba cada noche hacia la Plaza Brasil".

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