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Hahn: un poeta original , profundo y vigente por Roberto Ampuero



Diario El Mercurio, Jueves 06 de Septiembre de 2012 

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"¿Óscar Hahn se llama usted y no habla ni una gota de alemán?", le preguntó a nuestro flamante Premio Nacional de Literatura, durante la Guerra Fría, un guardafrontera de Alemania. Le parecía inconcebible, y el timbre de Cuba en el pasaporte lo indujo a pensar que estaba ante un espía. Tampoco nuestro poeta podía creer que, por su apellido, debía hablar necesariamente alemán, y no inglés o español. En otra oportunidad, cuando no estaba traducido a tantos idiomas, el locutor de un programa radial de Estados Unidos, al leer su nombre como Han y confundirse con el gentilicio, lo citó como "un promisorio joven poeta chino". Y como si fuera poco, un gigantesco productor de carne de Iowa lleva su nombre, lo que a veces le significaba recibir en casa millonarios pedidos de hamburguesas. Pocos saben que, además de ser uno de los mayores poetas vivos en lengua española, Hahn es un gran relator de las situaciones kafkianas que ha enfrentado.
Lo conocí a través de sus poemas. El enganche con su poesía fue inmediato. Es un poeta que les habla a los novelistas y son muchos los que lo citan en sus novelas. En términos personales lo conocí recién en 1996, en una nevada Iowa City, mientras yo asistía al IWP, el Programa Internacional de Escritores. No pude creer que el poeta que yo admiraba fuese asequible, sin poses de divo y hasta tímido. En la ciudad legendaria de los escritores estadounidenses forjamos amistad como miembros de la fragmentada diáspora intelectual chilena. Ella implica una mirada, un sentir y una dependencia contradictorias con respecto a la patria: distante de ella por decenios, uno se siente cosmopolita, sabe que se formó en otras tierras y que pertenece y no pertenece a ese mundo, un mundo que ama y extraña con una obsesión nutrida por dosis de amor y odio.
El poeta fue mi guía para obtener el doctorado en la Universidad de Iowa, donde es profesor emérito. De ello resultó mi tesis "La historia como conjetura. Reflexiones sobre la narrativa de Jorge Edwards", que presentaron en Chile el novelista Arturo Fontaine y el propio Edwards. Fue una relación maestro-alumno que giró en torno a un narrador que ambos admiramos. Fue un nexo poeta-novelista que, en el café "Prairie Lights", nos sumergió a menudo en divagaciones sobre el proceso creativo de un poeta y un novelista. Allí conversamos también sobre la literatura y la política norteamericana, sobre la ausencia de los escritores de ese país de la política, sobre la distancia que cultivábamos con respecto al mundillo literario chileno y sobre nuestra ecléctica pertenencia a Chile.
Hahn es un poeta original, profundo y vigente, capaz de combinar con maestría y éxito el soneto o el verso libre con tópicos tradicionales de la gran poesía o con contenidos actuales, como el jazz, las estrellas del rock o la guerra de Irak. No es un poeta experimental, pero su poesía explora tanto los sentimientos profundos como el resplandor de la pantalla de un IPhone, la soledad contemporánea como el último terremoto, un cuadro de Velázquez como el reflejo del escaparate de una boutique, el amor romántico como la muerte de la guitarra de Jimmy Hendrix. En sus versos no sobra una palabra, todo es precisión, un hemingwayano de la poesía. Pero sus palabras están henchidas de sugerencias múltiples y matices infinitos. Es el poeta latinoamericano moderno por excelencia, leído por mayores y lolos, por hombres y mujeres, es el seductor seguido por una audiencia masiva y novelistas. Su poesía es silenciosa, elegante, inteligente, incisiva, sorprendente, ajena a lo aspaventoso, enemiga del facilismo, y resiste el paso del tiempo. Pocos saben que con Hahn iniciamos la enseñanza de la escritura creativa en español en Iowa y que está en el Paseo de la Fama de Iowa City. Hahn prestigia el Premio. El jurado hizo justicia este año nuevamente.

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