"Camilo, terminamos de instalar la alfombra roja. Los comunistas la facilitaron. Es larga y esponjosa. La idea es que su aterrizaje en Santiago sea lo más mullido posible para ella".
por Joe Black
Diario El Mercurio, Reportajes, domingo 9 de septiembre de 2012
-Camilo, terminamos de instalar la alfombra roja. Los comunistas la facilitaron. Es larga y esponjosa. La idea es que su aterrizaje en Santiago sea lo más mullido posible para ella.
-Muy bien. ¿Quiénes han llegado a recibirla?
-Todo el PS, obvio. Andrade ya está instalado en primera fila y tiene un cartel gigante en la mano, pero desde aquí no alcanzo a ver lo que dice. También están los comunistas, aunque la Camila Vallejo no se ve por ninguna parte. Parece que se ha hecho de rogar. La mandaron a buscar en radiotaxi hace como una hora.
-¿Alguien más?
-Sííí, poh. Está Lagos Weber, la Carola Tohá con un vestido bien vistoso. Están también Ignacio Walker, Gute, Pérez Yoma, Aldo Cornejo, Pizarro; a pesar del calor, están todos vestidos con riguroso terno azul, como el que usan los ministros para jurar. Raro. Ellos también están en la primera fila.
-¿Y el Guido?
-Llegó medio atrasado, pero es el que está en la mejor ubicación. Justo donde termina la alfombra roja. Dicen que un funcionario del aeropuerto lo dejó entrar por una puerta lateral y lo instaló ahí. Nadie sabe cómo lo consiguió. La Jupi estaba súper molesta y empezó a acusarlo a él y a los otros de que eran unos machistas, porque los hombres se ubicaron adelante y dejaron a las mujeres atrás. Gritaba que, como ellas son más chicas, no ven nada. Andan aquí todas las "bachemelenas", y créeme que están bien tostadas.
-¿Alguien más?
-Mira, apareció Andrés Velasco, pero dijo que no venía a esto, sino a tomar un vuelo a Boston, pero no le creí mucho. También me pareció haber visto a unos tipos de derecha, que dijeron ser "bacheletistas-aliancistas", pero los corrimos. Apenas alcanzan los puestos para nosotros.
-Obvio.
-Al otro que echamos fue al ME-O. Dijo que no estaba ni ahí con ella, pero que había acompañado a su taita, el Ominami, que la conoce desde que eran niños.
-Ya, ¿y yo, dónde me voy a poner?
-Te teníamos guardado un lugar especial, pero lo ocupó José Antonio Gómez...
-Ah, no, yo a ese c..., h..., m... lo voy a sacar yo mismo. Qué se ha imaginado. Otra vez me hace lo mismo de ponerse él en primera línea.
-No te preocupes, Camilo, te traje un cajón de tomates para que te subas arriba y así ella te vea altiro. ¿Te lo instalo?
-Ya.
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