Vigilantes y guardianes por Hernán Felipe Errázuriz

Diario El Mercurio, Sábado 14 de Julio de 2012 

Los que aprobaron leyes para imponer dietas alimentarias a los adultos, como si fueran niños, mediante rotulaciones para controlar "alimentos de alto contenido de sal y grasas". Los prohibicionistas que impulsaron la ley para acosar, perseguir, aislar y expulsar de los estadios y de los restoranes a los fumadores mayores de edad. Los que se amparan en la legislación sobre transparencia para leer correos electrónicos de los funcionarios. Los legisladores que han condenado a prisión a los conductores que, sin haber cometido infracción alguna, sólo han bebido dos copas de vino. Los partidarios de absurdas regulaciones, permisos y multas en los emprendimientos privados. Los promotores de la interferencia y omnipresencia del Estado hasta en lo más íntimo de las personas, con leyes tutelares, obstructivas, intimidatorias y represivas.

Todos ellos, algunos sin desearlo, abrieron camino a una propuesta de seguridad y defensa nacional, actualmente bajo consideración de las más altas autoridades. Poco a poco va naciendo el Gran Hermano, el guardián de todos nosotros, como si no tuviéramos derechos y fuéramos una masa de irresponsables.

Se pretende promover la "seguridad ampliada" de las personas y de la nación, los ejes de la estrategia. Con este propósito se abren espacios a las Fuerzas Armadas en temas ajenos a la defensa, como las pandemias, la energía y el narcotráfico, y con participaciones poco claras en la inteligencia, la política exterior y la seguridad interna. Dicen que se trata de "la política de las políticas públicas" en seguridad y defensa nacional, función que ni siquiera pretende abarcar la Constitución Política del Estado. Finalmente, se postula una institucionalidad fantástica: el Consejo Interministerial de Seguridad y otro superfuncionario, el Consejero Nacional de Seguridad.

Lo más probable es que el Presidente de la República no comparta la visión de la seguridad ampliada, y los parlamentarios tampoco, y ojalá que todos reflexionen sobre las consecuencias de sus excesivas interferencias.

Estoy seguro de que los militares no quisieran participar en intromisiones que les son ajenas y que tienen muy claras sus funciones, que han cumplido con abnegación y éxito a lo largo de nuestra historia.

No me extraña el escalamiento de los vigilantes, de los guardianes y de las supernanas de nuestra sociedad, cuando cada año se crea un nuevo ministerio y más de un superintendente, se aumentan las regulaciones, permisos, prohibiciones, multas, penas y facultades para la burocracia y, de paso, encargan a los carabineros que vigilen y multen a los fumadores que transgreden la Ley N° 20.105.