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Salario mínimo y otras yerbas por Sergio Melnick



Diario La Segunda, Jueves 12 de Julio de 2012  
http://blogs.lasegunda.com/redaccion/2012/07/12/salario-minimo-y-otras-yerbas.asp
La discusión sobre el salario mínimo es francamente impactante. La CUT es la única que cumple su papel: pedir todo lo que puedacomo estrategia de negociación. Pero la CUT sólo defiende a los que tienen empleo, no a los desempleados, que debiera ser nuestra prioridad nacional. Total, los desempleados no se pueden organizar. Los que reciben el salario mínimo son, en su gran mayoría, jóvenes que se inician en el mercado laboral, y que no tienen calificaciones de ninguna especie. Este es el segmento de mayor desempleo en Chile. Un salario mínimo alto les bloquea la entrada al trabajo donde se capacitarán y podrán aspirar a mejores rentas. En eso la Concertación fue siempre responsable mientras gobernó. ¿Por qué se ponen ahora tan irresponsables? Las políticas sociales están diseñadas para complementar el salario bajo de las personas. Por ello, técnicamente es necesario distinguir el salario del ingreso. Justamente para eso el Gobierno ha aprobado el ingreso ético familiar y el resto de las políticas sociales.
Amigos, ¡es tan fácil ser generoso con la plata de los demás!
Por eso esta discusión se ha transformado en una especie de bingo popular. Todos quieren “dar” un poco más, pero, claro, con la plata de los otros; en este caso, con la de las pequeñas empresas, siempre en la balanza de la sobrevivencia. Así, vemos un diputado cantinflero que grita y gesticula, que confunde el Congreso con la feria pública, que hace parodias ridículas con los cuchuflíes u otro snack, y que se califica a sí mismo un doctor en economía. ¿Qué tipo de doctorado será ese? Me encantaría ver su disertación y saber quién fue el profesor guía. La Concertación, por su parte, trata de borrar con el codo lo que hizo técnicamente bastante bien durante 20 años de gobierno.
Nuestra clase política, especialmente la izquierda, se ha perdido en la estratósfera. Afortunadamente, el Gobierno ha mantenido la cordura. En esta parafernalia de ofertones, su postura no es popular, pero sí seria y ve al país como un todo; su prioridad es el empleo y los más pobres. Carlos Larraín estuvo notable cuando señaló que a la izquierda le preocupan los ricos, y a ellos los pobres. Por cierto, se equivocó con el salario mínimo, porque lanza una cifra sacada de la manga, no delanálisis económico. Le bajó un descuido populista, pero en general no es su estilo; yo lo considero un gran político.
Volviendo a la izquierda, a veces da la impresión, por las políticas que proponen, de que quisieran perpetuar la pobreza más que erradicarla. La historia muestra que nunca han logrado de verdad ayudar a los pobres. Chávez, Morales, Fernández y Correa harán lo de siempre: arruinar a los países que gobiernan, y con ello ahondar la pobreza. ¡Para qué hablamos de la dictadura hereditaria de Cuba!
El éxito histórico de la Concertación fue mantenerse al centro. Ahora, sin embargo, reniega de su obra y se quiere mover a la izquierda. El PS quedó descolocado con la notable movida de Quintana, que se interpuso entre ellos y el PC, obligándolos a cubrir ese flanco que consideraban seguro y que habían descuidado. El PRSD en este cuento es sólo comparsa. Y aparecen paradojas como la del candidato Velasco, que despedaza a la Concertación, pero aspira a ser su representante. De patio. Más curiosa es la indecisión de Bachelet, cuyo arte es no tener posiciones, no hablar, no opinar, decir cosas vagas y creer que podrá manejar la des-Concertación que tiene su sector. Ya Quintana le advierte que, si no se hace cargo de un programa más radical, no la apoyarán. En la DC, Bachelet tiene fuertes detractores. ME-O la abruma por los flancos. Gómez irá a la carga. Jocelyn- Holt era de su sector y tiene denuncias que hacer. Velasco cree ser mejor que ella. Todo este cuadro es pasto fresco para el populismo, como lo vemos en lo del salario mínimo. Lo mismo ocurre con el binominal, que sólo le interesa a esta clase política desprestigiada, que al final del día sólo quiere más cupos y lucas.
En suma, a los políticos, especialmente a la izquierda, les encanta ser generosos con las platas de los otros. La prioridad, sin embargo, deben ser siempre los más pobres, y en especial los desempleados jóvenes. La verdadera política salarial es el dinamismo de la economía, que depende de la inversión, la buena gestión, las reglas claras, la sindicalización inteligente, la administración responsable de las finanzas públicas. En todo esto el Gobierno no se ha equivocado ni un milímetro, y ha seguido avanzando, a pesar de muchos de los políticos, no gracias a ellos. 

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