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Presentar las cosas en una secuencia adecuada‏



Opinión
La segunda oportunidad de Rajoy

John Müller
Subdirector del diario El Mundo de España
Diario El Mercurio, Sábado 30 de Junio de 2012   
http://blogs.elmercurio.com/economiaynegocios/2012/06/30/la-segunda-oportunidad-de-rajo.asp
El pulso con Angela Merkel comenzó a las 19 horas del jueves. Mario Monti, tenso, dijo que no podía aprobar el pacto por el crecimiento si no había medidas para estabilizar la deuda. Mariano Rajoy lo apoyó.
En ese momento, España e Italia se adentraron en un terreno incierto porque Alemania no parecía dispuesta a hacer concesiones. El Presidente español recibió una información adicional: Merkel tenía en su poder un estudio del Tribunal de Cuentas alemán que estimaba las pérdidas económicas si se rompía el euro. Inasumibles para Berlín.
"Los mercados esperan poco de la cumbre", decía otro mensaje que llegó al Ipad de Rajoy. O sea, si no se lograba concesión alguna, nadie se sentiría decepcionado. Así que el Presidente se decidió a jugar fuerte y la recompensa fue mayor de lo pensado.
Al final, Rajoy consiguió que el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) pueda recapitalizar directamente a los bancos a partir del momento en que se establezca un mecanismo único de supervisión. Cuando eso ocurra, España podrá descontarse de su deuda pública el dinero europeo invertido en rescatar al sistema financiero, lo cual la penalizaba. Ni siquiera es necesario que se cierre la Unión Bancaria que Rajoy reclamó hace dos semanas y que podría tardar años.
Sorprende, además, que se encargue a Herman van Rompuy que estudie esta solución antes del final de 2012, una celeridad impropia de los ritmos de la UE. También logró que la deuda contraída con el MEDE no tenga prioridad ante otros acreedores, otro factor perjudicial para el crédito español.
Por último, España e Italia consiguieron un punto importantísimo -el que les llevó a bloquear la cumbre-, que la Eurozona utilice los fondos de rescate (dotados con poco más de 500 mil millones de euros) "con objeto de estabilizar los mercados" para aquellos países que respeten las recomendaciones y compromisos que hayan contraído en virtud de procedimientos de déficit excesivo, el Pacto de Estabilidad y Crecimiento o el Semestre Europeo.
Una frase final define el calibre de este compromiso: "Nos congratulamos de que el BCE haya convenido en servir de agente (de los fondos de rescate) para conducir las operaciones de mercado de manera eficiente y eficaz".
El plan que inició Monti desembocó en amplias concesiones para Rajoy y, de rebote, favoreció a Irlanda que, sin comerlo ni beberlo, podrá adaptar su rescate soberano forzado por la ruina de su banca a las condiciones que disfrutará España.
Visto así, la cumbre ha sido un importante triunfo para el Presidente español, con varias consecuencias. Primero, le revitaliza políticamente cuando su imagen se había debilitado ante la sociedad española por una serie de errores de gestión y de comunicación (a nadie le pasó inadvertido que ayer recalcó que "no se ha presionado a nadie").
Y en segundo lugar, le concede una nueva oportunidad para reiniciar el itinerario de reformas y ajustes que precisa la economía española, un envite que debido a su falta inicial de profundidad y energía resultó gravemente amenazado por la pérdida de credibilidad que se reflejaba en la prima de riesgo, la rebaja de los ratings y la conducta de los mercados.
Desde hace dos o tres semanas, la política europea de Rajoy ha cambiado y se ve mucho más coherente. Su acercamiento a Monti ha sido un acierto porque en solitario no habría conseguido lo que logró ayer. Para eso tuvo que vencer la resistencia de alguno de sus asesores, donde había división de opiniones respecto de esta estrategia.
El ministro de Economía, Luis de Guindos, ha hecho un impecable trabajo técnico en el Eurogrupo, resistiendo las prisas y presiones de los socios europeos. Guindos además está ultimando un trabajo muy delicado y complejo: los términos detallados del MoU (Memorandum of Understanding) que debe suscribirse en el Eurogrupo del 9 de julio próximo.
También ha acertado Rajoy haciendo caso al ministro de Asuntos Exteriores, su amigo José Manuel García-Margallo, quien le convenció de que era factible cambiar la posición alemana si las cosas se presentaban en una secuencia adecuada.
García-Margallo apostó por jugar la carta de la Unión Bancaria, proceso que conoce perfectamente porque él la promovió como vicepresidente de la Comisión de Asuntos Económicos del Parlamento Europeo, cargo que ostentó desde 1999 hasta que llegó al Gobierno. Hace pocas semanas, Mario Draghi recordó sus esfuerzos en esa dirección. "Todos compartimos la responsabilidad por no haberle hecho caso", dijo el presidente del BCE.
Ayer, un funcionario confesó que el documento que Van Rompuy llevó a la cumbre era copia del elaborado por el ministro español. "Debería pagarle royalties ", añadió.
Este triunfo tendrá un precio. A cambio de la estabilidad de la deuda, Rajoy y Monti se comprometieron a reducir el déficit y a aprobar reformas que mejoren la competitividad.
El Presidente no miente cuando dice que no hay nueva condicionalidad macroeconómica. No es necesaria porque ya estamos sometidos a ella en virtud del procedimiento de déficit excesivo que nos sigue Bruselas desde el año 2009.
El acuerdo, sin embargo, le brinda un nuevo colchón: el de poder pedir que el MEDE rescate la deuda española firmando un simple memorándum adicional. Se retrasa así un escalón el rescate del juicio final, el rescate soberano, que haría caer al Gobierno porque una troika dirigiría la economía.
Rajoy se podrá ir tranquilo a la final de la Eurocopa con Monti este domingo, porque esta vez sí parece que "está resuelta la situación".

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