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¿Popular o populista?


por Luis Larraín
Diario El Mercurio, Sábado 07 de Julio de 2012
http://blogs.elmercurio.com/reportajes/2012/07/07/popular-o-populista.asp

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En vísperas del Consejo Directivo Ampliado de la UDI han circulado documentos de reflexión acerca de esa fuerza política. Uno, liderado por los senadores Novoa y Coloma y otro, denominado "Por un Modelo: La UDI popular", suscrito por un importante grupo de diputados.
En este último se plantea que la sociedad chilena ha sufrido transformaciones profundas y resulta indispensable revitalizar y actualizar los principios acorde con la realidad de ser el partido más grande del país. El texto, más bien breve, no permite evaluar en profundidad si esa revisión importa un cambio fundamental en los principios del partido que fundara Jaime Guzmán.
Es razonable que los políticos busquen la popularidad; de ella depende, mal que mal, su reelección. Pero, ¿es legítimo que el apoyo popular se busque a cualquier costo? Creemos que no.
Porque es allí cuando lo popular se transforma en populismo. Cuando la búsqueda de la popularidad se hace a costa de derechos (aunque sean de minorías) y de principios (como la subsidiariedad del Estado o la libertad de emprender); cuando se privilegia el corto plazo en toda circunstancia y; por sobre todo, cuando lo que en definitiva se busca es el clientelismo, vale decir, transformar a los votantes en personas dependientes del favor del político.
El legítimo deseo de favorecer a la gente puede así canalizarse de distintas formas. Una, la populista, regalando cosas, sean estos bonos, gratuidad (que nunca es tal, sino sólo la ilusión de ella, pues las cosas cuestan y en definitiva alguien las paga) y beneficios sociales más allá de lo razonable para un país de ingresos medios como el nuestro.
Otra forma de favorecer a las personas es contribuyendo a mejorar sus capacidades; la educación es clave para ello. También lo es crear las condiciones para que haya más empleos. La gran diferencia con el caso anterior, es que las personas no quedan a merced del político, no dependen de él, sino que son libres para desarrollarse porque han potenciado sus propias capacidades. Por eso, la centroderecha cree más en la empresa privada que en el Estado, en la libertad que en la igualdad, en ciudadanos valentes, que en sujetos cautivos del estado de bienestar.
La alternativa populista sólo puede construirse aumentando indefinidamente el tamaño del Estado, cobrando más impuestos y sacrificando así crecimiento económico. A la larga termina perjudicando a quienes dice favorecer: a los pobres y a la clase media, pues siempre lleva a crisis que reducen los beneficios y destruyen empleos, como lo vemos hoy en Europa.
La cuestión, al final, es simple: ¿Para qué se está en política? ¿Para poner en práctica una serie de ideas o principios que según el discernimiento que hace el partido favorecerán a los chilenos, o para seguir los dictados de mayorías circunstanciales de manera de mantener al poder?
Si es lo segundo, la sospecha es que la motivación para estar en política es tener el poder para usarlo en beneficio propio, porque o si no, ¿de qué sirve llegar al gobierno si se realizan ideas de otros? La política es una actividad noble sólo cuando se guía por principios.
Es muy importante que la UDI, el partido que le ha dado sustento doctrinario al Chile de los últimos 30 años, logrando así un sitial entre los países que más progresan en el mundo, tenga claridad de principios.
Pueden revisarse políticas para adaptarlas a nuevas realidades; los beneficios sociales pueden aumentar a la par del crecimiento económico procurando no crear dependencia; los estándares de servicio, los ambientales y de competencia en los mercados deben ir elevándose conforme el país se desarrolla.
Pero todos los cambios deben hacerse respetando la esencia del partido. El Presidente Piñera ha dicho que mientras más demagogia y populismo haya en el ambiente más serio será el actuar del Gobierno. Jaime Guzmán afirmaba que cuando se intenta arrebatar las banderas del adversario, se revela el reblandecimiento moral de los partidarios de una sociedad libre. Confiemos en que en la UDI nadie está pensando en eso.

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