WELCOME TO YOUR BLOG...!!!.YOU ARE N°

Parlamentarios enjuician la muñeca política de Felipe Larraín

Titular de Hacienda destaca que se han aprobado los proyectos presentados por el Ejecutivo:


"Es poco flexible, se enamora de sus ideas... está acostumbrado a la docencia y a la relación alumno-profesor; acá es más transversal", señala una fuente parlamentaria cercana a él. Miriam Leiva  

 

Se pasaron. Nosotros nunca como oposición les hicimos esto", fue el saludo de una alta autoridad de Gobierno a uno de los asesores de la Concertación, que antes trabajaba en un ministerio. Aludía, obviamente, a la cerrada postura en torno al salario mínimo por parte de la oposición que llevó al Gobierno a andar juntando votos para aprobar el articulado.

Tal como el año pasado, debieron recurrir a varios trámites pensados por el legislador -insistencia, veto- para despachar la ley que sube el salario mínimo a $193 mil. Claro que si se observa en perspectiva, es un triunfo: sacaron el proyecto sin dar ni peso más del que estimaban estrictamente conveniente para mantener los niveles de empleo.

Lo complicado fueron las curvas que debieron transitar para cumplir el objetivo, 29 días de discusiones y trámites interminables.

Qué le pasa a Felipe Larraín que le cuesta más avanzar con sus iniciativas. De partida, para ningún ministro de Hacienda ha sido fácil el paso desde la confortable academia al nebuloso mundo de la política. Todos sus antecesores demoraron al menos dos años en asimilar los códigos de los pasillos legislativos, y advertir que la presencia constante en el Congreso ayudaba a destrabar los ánimos. A ello se suma una oposición muy intransigente, una coalición un tanto díscola, y un Presidente omnipresente.

¿Falta de olfato político o problemas internos?

Larraín acude poco al Puerto; expone en la comisión y se va; no se sienta en la cafetería de la Cámara o el Senado, ni abre espacios para conversar, son algunas de las críticas desde el Congreso.

Pero el salario mínimo no ha sido la única discusión difícil que le ha tocado enfrentar. El proyecto que modificaba el sistema de precios de los combustibles (Sipco) entró con suma urgencia hace dos meses, la Comisión ad hoc lo rechazó y ahora duerme porque a una parte de la UDI nunca le satisfizo. A dos meses aún no se vota la idea de legislar, pese a que están los votos para aprobarla, por lo que el Gobierno decidió coronarla con suma urgencia (15 días para su despacho).

Eso le ocurre bien seguido: termina pagando los platos rotos de los problemas de la Alianza con el Gobierno. "El ministro no negocia mucho porque tiene tanto frente interno que no alcanza a dialogar para afuera", retrata el diputado Carlos Montes (PS).

Tanto la UDI como RN quieren marcar sus puntos de vista y contar con iniciativas emblemáticas como los $200 mil de salario mínimo o la rebaja al impuesto a los combustibles. Y no logran nada porque el ministro parte con un "no" rotundo que no lo mueve nadie.

Probablemente como guardián de las finanzas públicas su rol es "NO", pero sus argumentos son tan técnicos, dicen parlamentarios de su sector, que no logran entablar un diálogo. "Le gusta imponer su voluntad, no dialoga. Le falta habilidad, expertise . Se lo dijimos en bono bodas de oro, en posnatal, en royalty , donde terminamos en el tironeo; y ahí nació el concepto de letra chica", precisa el senador Andrés Zaldívar (DC).

"Es poco flexible, se enamora de sus ideas, y le cuesta mucho hablar con los parlamentarios; está acostumbrado a la docencia y a la relación alumno-profesor; acá es más transversal", señala una fuente parlamentaria cercana a él.

Falta de asesores de terreno

Algunos de sus colegas de gabinete, sin grabación, remarcan que el ministro no se anticipa a los temas y que en el caso del salario mínimo debió haber negociado y palpado el terreno antes. "Pero prefirió el glamour de la OCDE, y los foros internacionales", señala un miembro del gabinete.

Asesores de la Concertación recuerdan que antes los proyectos ingresaban más acordados, y no precisamente por los ministros, sino porque en Hacienda, tras años de poder en la misma coalición, existían personeros que eran la vanguardia ante cualquier materia conflictiva e informalmente iban desmalezando y abriendo terreno a los proyectos.

Además, sostienen altas fuentes de Gobierno, en el caso de Felipe Larraín se suma que no delega poder en sus subsecretarios pese a que Rodrigo Álvarez y Julio Dittborn fueron diputados.

Además, agregan, no cuenta con asesores con bagaje y lenguaje político. "Su equipo asesor es muy técnico, los 'Harvard boys' son competentes, pero cero experiencia política. No todos somos brillantes y ellos creen que sólo los argumentos de peso técnico deben escucharse", señala el diputado Carlos Recondo (UDI).

El complejo clima político

"Esta oposición ha sido muy cerrada y poco colaboradora. Además falta una conducción más política y, en la Alianza ha habido poca colaboración", recalca el senador Jovino Novoa (UDI).
Ello es notorio en cada proyecto. En la reforma tributaria algunos RN no quieren que se reduzcan los impuestos a los tramos de altos ingresos, y otros más la UDI sí quieren. Este afán por diferenciarse con una idea propia dificulta la posibilidad de ejercer gobierno y a su vez, da municiones a la oposición para sentarse a esperar.

"Hay un exceso de ansiedad, una expectativa de los parlamentarios que no se ha cumplido", admite Recondo.

Otro factor es el alto grado de cercanía que tiene Larraín con el Presidente Sebastián Piñera. Por un lado es ventajoso porque hablan un mismo lenguaje y el ministro es respaldado, así como en la reunión de Cerro Castillo cuando el Presidente no aludió en ningún momento a lo complicado que fue despachar salario mínimo, y si demandó más unidad. Ninguna crítica a Larraín Felipe, y sí a Larraín Carlos, presidente de RN, partido que complicó el escenario al exigir los $200 mil de salario mínimo.

Desventajoso, también porque, admite una fuente, "el Presidente interviene en forma muy significativa en los temas de Hacienda, y le resta margen".

Y eso se refleja. "Larraín es una persona bastante más simpática que todos los ministros de Hacienda anteriores, pero también es el que tiene menos poder, se nota", añade Montes que ha dialogado con todos los ministros del ramo desde 1990.

Tanto el Presidente como Larraín, por su pasado en Harvard saben que a los ministros de Hacienda se los valora al fin de los mandatos por su responsabilidad con las finanzas públicas y por las cifras duras. Hasta ahora Chile está enfrentando con buen viento el temporal que cae desde afuera: hay crecimiento, creación de empleo, y ese es un trofeo que Larraín, como buen macroeconomista reconocido entre sus pares, quiere llevarse a su casa en 2014.

"El mundo que toma decisiones económicas lo respeta porque es firme para cuidar las finanzas, y eso es lo que debe importar. Lo otro... al final igual saca sus proyectos", resume una alta fuente de Gobierno.

 Confesiones del ministro: "La política es dura, difícil. Siempre se pueden hacer las cosas mejor; y si hay cohesión interna, es más fácil"

En una de las semanas más difíciles, y después de 3 horas y media de repaso de los nuevos proyectos con el Presidente de la Reública, Sebastián Piñera, el ministro de Hacienda, Felipe Larraín, aborda el flanco más político de su cartera.

Su evaluación es positiva. Pues al final, con trámites más, o mayores, siempre se despachan los proyectos, y como buen economista, evalúa los resultados más que el camino. "Hemos sacado todos nuestros proyectos, con mucho trabajo. Hemos tenido la sesión más larga de la historia, con 29 horas en el presupuesto anterior, y al final salen".

-¿Qué tan difícil le ha resultado integrarse al mundo político?

"La política no es un ejercicio fácil. Tengo buena relación con el mundo político. Me lo dicen los propios parlamentarios de oposición, que soy un ministro cercano, que pueden hablar conmigo".

-¿Y negociar también?

"Aquí se confunde lo que es dialogar y conversar con acceder a las peticiones. Uno puede adoptar algunos puntos, pero no todos; particularmente, cuando se están generando propuestas con el tejo pasado".

"Hemos llegado a varios acuerdos. Royalty minero, financiamiento de la reconstrucción; y sin ir más lejos, la tasa máxima convencional, en la que tras varios meses de trabajo tuvimos un consenso con nuestros parlamentarios y los de la Concertación, que ha sido bien evaluado desde el punto de vista técnico".

-No obstante, hay proyectos que se han dilatado mucho, como el salario mínimo, y que terminaron recurriendo a un veto.

"Siento que la oposición no le hace nada fácil al Gobierno. Por supuesto que no es bueno para el país que la discusión del salario mínimo tome 29 días. El año pasado fueron 28 días. Los climas son muy distintos. Acá prevalece un ánimo opositor de demorar el proyecto".
-La oposición hace su juego también, porque no había acuerdo dentro de la Alianza.

"Indudablemente que la diferencia de opinión que hubo en el oficialismo afectó la tramitación del proyecto, en particular con RN, que de todas formas después se plegó plenamente con sus votos. Y pongamos el problema en su real dimensión: el año pasado no hubo ninguna división interna e igual demoramos 28 días".

Larraín agrega que hizo concesiones: aumentó de $191 mil a $193 mil; reajustaron en 8% las asignaciones familiares y el subsidio, y estuvo disponible para instalar un mecanismo plurianual que la oposición rechazó.

-¿Con que objetivo, cree usted, se dio este rechazo?

"No hay que ser demasiado mal pensado si se cree que es para repetir el mismo proceso difícil y duro para el Gobierno en 2013. El proyecto que salió es distinto al que ingresó, lo que revela que fuimos capaces de escuchar. Pero la oposición tenía la idea clara de llevarnos al veto".
-Hay parlamentarios que dicen que usted se enamora de las ideas y le cuesta mucho alterar los proyectos. Mencionan el bono bodas de oro. Cuando le pidieron entregarlo a todos y no gradualmente, usted se opuso, y hoy están con un proyecto para beneficiar a todos".

"Aquí seamos claros. Ahora nosotros podemos mejorar las condiciones y acelerar la entrega, porque las proyecciones económicas que teníamos se están cumpliendo: un crecimiento de 6%, mayor consumo, mayor confianza, menor evasión por US$ 1.500 millones. Yo me siento super contento con la estrategia y plenamente reivindicado con las cifras de pobreza conocidas hoy (viernes)".

-¿Cuál es la autocrítica que hace?

"La política es dura, difícil. Siempre se pueden hacer las cosas mejor; si hay cohesión interna, es más fácil. No creo que la culpa sea del Gobierno".

-Ahora califican con urgencia la reforma tributaria, en circunstancias de que estaba lista para votarse desde el 20 de junio, ¿por qué no se hizo?

"Bueno, debimos suspenderla por la tramitación del salario. Uno, ni de la comisión de Hacienda se puede desdoblar. Todas estas cosas tienen repercusiones. Si en gobiernos anteriores el salario mínimo se aprobaba en dos a tres días, era porque había una oposición cooperadora, y ésta se comporta totalmente distinta".

-¿Por qué esperar una oposición cooperadora?, ¿no tienen ellos que marcar una pauta distinta si quieren acceder a un próximo gobierno? Es el juego de la política.

"Mire, la gente se da cuenta cuando la oposición pone dificultades, yo creo que no les favorece. Uno esperaría que cooperaran y que pusieran por encima los intereses de Chile y de los trabajadores, en vez de sacar ventajas políticas de corto plazo".

-En cuanto a su relación interna, el diputado José Manuel Edwards, de RN, señala que ni siquiera conoció el acuerdo.

"Momentito. El proyecto se trata en la comisión de Economía del Senado, ahí se hizo el acuerdo, que es susceptible de ser perfeccionado con nuevos aportes en el siguiente trámite. Siempre hay alguien que dice, 'a mí no me contaron', es imposible conversar con todo el mundo".

No hay comentarios:

Publicar un comentario

COMENTE SIN RESTRICCIONES PERO ATÉNGASE A SUS CONSECUENCIAS