Libros: Faulkner íntimo

Por Rodrigo Fresán | Escritor argentinoRevista Qué Pasa  05/07/2012http://www.quepasa.cl/articulo/guia-del-ocio/2012/07/11-8976-9-libros-faulkner-intimo.shtml

Este 6 de julio se cumple medio siglo desde que William Cuthbert Faulkner se cayó del caballo por última vez y Cartas escogidas, editado por Alfaguara, es la mejor manera de recordar y homenajear al amo absoluto de aquello que se conoció como Gótico Sureño (donde la Biblia y Shakespeare flotan en un vaso con bourbon hasta los bordes) y, de paso, principal detonante de lo que se conocería como Boom latinoamericano. Y en sus cartas -ordenadas por Joseph Blotner, autor de una descomunal biografía del escritor-, Faulkner brilla por su presencia y en todas sus encarnaciones yendo desde su finca familiar hasta Suecia para recibir el Nobel, pasando por Hollywood, donde bebió mucho y escribió poco. Hay aquí mucho para disfrutar y de lo que aprender por más que el hombre no gustase de que se mostrara su intimidad y papeles personales. A su amigo y redescubridor para las multitudes Malcolm Cowley -compilador del imprescindible The Portable Faulkner, gracias al cual el hombre olvidado adquirió estatura de clásico vivo para sus contemporáneos- le dice: “Mi única ambición como persona reservada que soy, es que me borren y echen de la historia, sin dejar rastro, sin más restos que los libros publicados; ojalá hace treinta años hubiese tenido suficiente perspicacia para prever lo que iba a ocurrir como algunos isabelinos, y no los hubiese firmado. Es mi propósito que, vencidos todos los esfuerzos, la esencia y la historia de mi vida, que la frase equivalente a mis exequias y a mi epitafio, sean ambas: Compuso libros y murió”.

En una carta de 1952 -consejo más que pertinente en tiempos de blogs injuriosos rebosantes de anónimos, de (de)generaciones de pocos días y de capillas literarias-, Faulkner recomienda aullar a solas porque “los escritores que necesitan juntarse recuerdan a esos lobos que sólo son lobos cuando van en manada, pero a solas, no son más que otro perro del montón”.

Después de esto, ser audaces y sumergirse en las arenas movedizas de esa primer oración larga y sinuosa de ¡Absalón, Absalón!

Y ya nunca salir de allí.