El serio es insensible, el ahorrador es avaro y el prudente es huevón

por Francisco José Covarrubias
Diario El Mercurio, Sábado 14 de Julio de 2012

¡Podríamos poner un salario mínimo bien alto! Digamos...500 mil al mes. A eso podríamos añadir un buen bono en Navidad para todos los funcionarios públicos. También podríamos tener un IVA bajo en los bienes de primera necesidad y en los libros: digamos un 4%. Y como trabajar es aburrido, no debiéramos hacerlo más de 41 horas a la semana. ¡Ahh! Y si alguien pierde su empleo, tenemos que ayudarlo: mantengámosle un 70% de su sueldo y por 24 meses. ¡Para que busque con calma!

Saquemos de la televisión pública la publicidad, ¡no fomentemos el lucro! Evitemos que los privados se enriquezcan con los dineros del Estado. Tengamos no una, sino que al menos dos multisindicales grandes que no sólo defiendan a los trabajadores, sino que además negocien con las empresas. Y como tenemos que fortalecer su posición, les podríamos financiar ayudas a sus miembros. Por ejemplo, podríamos subsidiar la mitad del costo de la depilación láser de sus afiliadas...Mal que mal, es por el bien de todos.

¿Suena bien todo lo anterior, o no? Pues bien, no se trata de un país inventado. Se trata nada menos que de España. Lamentablemente, esta semana Mariano Rajoy ha tenido que revertir la mayor parte de esas disposiciones. Y probablemente en algunos meses más deberá revertir las que faltan. España está pagando la cuenta de una fiesta que ha durado años, no sólo ahí, sino que en la mayor parte del continente europeo. Y que en Chile muchos han mirado con ojos largos.

Como en toda borrachera, cada sorbo pareció inofensivo. Hasta que al final el toro español cayó desplomado.

¿Tiene algo que ver lo anterior con Chile? Mucho. España vivió al igual que Chile un período de boom . Y tiene razón Ricardo Caballero al decir que el Estado de Bienestar no es la causa de la debacle española. Pero no hay duda de que es la razón del hundimiento. El "misil" fue el ciclo, la banca y el euro. Un misil que un viejo y oxidado "barco del Bienestar" no fue capaz de soportar.

En Chile tenemos otro boom : el del cobre. Pero de esa verdad incómoda es mejor no hablar. ¿Quiénes son los que a estas alturas se atreven a llamar a la cautela, de que estos precios no se mantendrán para siempre? (Cómo ha crecido en el tiempo el coraje de Ricardo Lagos y Nicolás Eyzaguirre de haber establecido el "superávit estructural" en 2001 para no gastárselo todo). ¿Quién se atreve a proponer la venta, por ejemplo, de la mitad de Codelco para diversificar el riesgo en otros activos?

"¡Dale, nomás...! ¡Dale, que va...!, como dice el tango.

El Gobierno con el salario mínimo ha sido serio. No costaría nada redondear en los 200 mil como lo pide Carlos Larraín. Además, serviría para la campaña municipal que se viene. Total, la calilla se pagará después. Curiosamente, ayer el presidente de RN escribió en este diario que él quiere más Alemania y menos Grecia, cuando su actuar de los últimos 30 días ha sido precisamente lo contrario.

Construcción de un Estado de Bienestar y populismo suelen ir de la mano. Y todo gobierno sabe que cierta dosis es necesaria para navegar. Parafraseando a un antiguo economista del siglo XVII, el populismo en la política es como la grasa en el cuerpo: si abunda, es señal de que se está enfermo; si no existe, es señal de que morirá.

El Gobierno lo sabe. Por eso el posnatal de 6 meses. Por eso el bono de alimentos del 21 de Mayo. Por eso ahora el subsidio a la pieza del adulto mayor. (¿Quién fiscalizará que lo reciba el que lo merece? ¿Quién asegurará que sea el abuelito y no el plasma el que termine en la nueva pieza?). La UDI contra los impuestos a los combustibles, la Concertación con su cruzada contra el lucro. En fin. El populismo es transversal... aunque suele ser más amigo de la izquierda.

Muchas veces, estas políticas son bien intencionadas. Pero las buenas intenciones siempre terminan chocando con la realidad. Y las cuentas se terminan pagando. Mientras tanto, el serio es insensible, el ahorrador es avaro y el prudente es huevón.

Los chilenos hemos sido los alemanes de Sudamérica. Y comparado con nuestros vecinos, probablemente lo seguiremos siendo. Pero la caída del toro español debe dejar lecciones para que el cóndor chileno pueda seguir volando. Especialmente en estos días.