El propósito de contextualizar
no es un subterfugio
para diluir o atenuar el horror.
Todo lo contrario: consiste
en introducir los elementos
relevantes que nos permitan
entender el conjunto de circunstancias
que derivaron en situaciones y hechos
ocurridos en el pasado, a fin de aprender
de ellos, conmovernos ante el dolor,
intentar reparar hasta donde sea posible,
y last but not least evitar que situaciones
como éstas vuelvan a ocurrir.
Pero, ojo, la historia se repite
de formas que no podemos predecir,
es por ello que es necesario insistir
en la voluntad inquebrantable
de trabajar por la paz en un diálogo respetuoso
-con todo lo apasionado que se quiera,
siempre es así cuando algo
de verdad nos importa,
como en este caso, Chile-.
La agresividad en la forma
y la ausencia de contenido
más allá del eslogan;
el presentar parcialmente
las circunstancias ocurridas
para acarrear aguas al propio molino,
es como valorar la Revolución Francesa,
solamente en su ideal de Libertad,
Igualdad y Fraternidad, bajándole
el perfil a la guillotina y el Régimen
del Terror, o incluso justificándolo
y considerándolo necesario
para evitar el surgimiento
de las fuerzas contrarrevolucionarias.
Los principios de respeto
de la dignidad y de la vida humana,
corren para todos, no importa
raza, condición o pensamiento.
Museo de la Memoria
Diario El Mercurio, Lunes 23 de Julio de 2012
http://blogs.elmercurio.com/columnasycartas/2012/07/23/museo-de-la-memoria-11.asp
Señor Director:
Señor Director:
En la edición del 21 de junio pasado y bajo el título del epígrafe, elseñor Ricardo Brodsky, director del museo del mismo nombre, que se creó bajo el patrocinio de la Concertación, se refirió a mi carta publicada el día anterior en este medio, la que denunciaba la absoluta improcedencia del criterio que conformó al referido establecimiento.
En su respuesta el señor Brodsky destaca que "el museo que represento constituye un proyecto educativo y de memoria para las nuevas generaciones..." respecto de lo que él llama "las violaciones de los derechos humanos por parte de la dictadura", atribuidas al régimen militar.
El tema planteado suscitó una secuencia muy abundante de opiniones a favor y en contra, como lo han podido constatar los lectores de esta página de opinión.
Es impresionante percibir el pavor que produce en el sector del señor Brodsky este concepto de "contexto", porque temen que se atenúe o se diluya el sentido del objeto del museo, con lo que incurren en un error, pues ¿quién puede dudar de que en casos como Auschwitz el contexto confirma la verdad de las atrocidades que expone?
En este último punto resulta de sumo interés el reportaje publicado en este mismo diario, bajo el título de "10 Museos de la Memoria alrededor del mundo". Ahí se devela un hecho capital: que tales recordatorios son testimonios de una impresionante agresión.
Cumple entonces saber si lo que se expone en el museo dirigido por el señor Brodsky son los auténticos testimonios de la agresión que Chile sufrió.
Para responder a esta crucial cuestión, es indispensable definir quién o qué sector cumplió el rol de agresor en el proceso histórico chileno de la época cuestionada.
Al respecto, no cabe duda que el progresivo fomento del odio y del recurso a la violencia entre los chilenos se acentuó de modo sistemático e irreversible a comienzos de la década del 60.
El proyecto político de la UP no fue sino la última etapa de un proceso para la construcción de un comunismo concebido bajo el criterio marxista-leninista, entendido en el mismo sentido del impuesto en Rusia por la revolución bolchevique. Es decir, partido único, dictadura del proletariado (o mejor dicho, sobre el proletariado, porque se suprimía toda suerte de propiedad proletarizando a todo el pueblo), por el uso de la fuerza y bajo el amparo de un brazo armado. Además de la inexistencia de garantías constitucionales y la desprotección completa de todos los derechos humanos.
Hay pues que replantearse el sentido de la situación tan explotada con una adecuada inversión copernicana. De allí aparece indispensable que se erija el verdadero único y definitivo Museo de la Memoria.
Sergio Rillon
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