El futuro de las universidades de investigación preocupa a Estados Unidos

Tribuna 

Jorge E. Allende
Profesor Universidad de Chile
Premio Nacional de Ciencias Naturales

Estando en Washington tuve la oportunidad de estar presente el 14 de junio en el lanzamiento del libro "Universidades de Investigación y el Futuro de Estados Unidos".

Diario El Mercurio, Sábado 07 de Julio de 2012 

http://blogs.elmercurio.com/columnasycartas/2012/07/07/el-futuro-de-las-universidades.asp

Este libro fue encargado por las Academias Nacionales de Ciencias, Medicina e Ingeniería a un Comité de 22 personalidades que constituían una interesante mezcla de líderes académicos, empresariales y políticos. Se originó en respuesta a una petición del Congreso Federal que solicitó un plan de acción para revitalizar a sus universidades de investigación.

Nos puede parecer extraño que líderes sociales e intelectuales del país que actualmente tiene cerca del 50% de las cien mejores universidades del mundo estén preocupados buscando maneras de fortalecerlas y asegurar su futuro. La razón de esta preocupación está en el cuidadoso análisis de las tendencias de las últimas décadas que señalan que la primera potencia económica y militar del mundo está perdiendo terreno en los campos que han sido la base de su supremacía: la generación de conocimientos mediante la investigación científica, la innovación y la educación de sus ciudadanos.

Para los autores, es claro que en esos campos las 200 universidades de investigación que actualmente tiene Estados Unidos juegan un papel primordial.

El libro esta lleno de datos que fundamentan la voz de alarma, como por ejemplo que China por primera vez sobrepasó a Estado Unidos en el número de doctores graduados en sus universidades en 2008 (China 49.698 y Estados Unidos 48.763), o como el hecho que el 55% de los estudiantes de doctorado en ingeniería en Estados Unidos son extranjeros no residentes.

El estudio de este libro es interesante para nosotros en Chile porque estamos en medio de un debate sobre las políticas de educación superior y porque los autores dedican la mayor parte del libro a plantear 10 acciones y políticas que fortalecerían a sus universidades de investigación. Dado el espacio disponible me limitaré a comentar algunas propuestas que me parecen más atingentes.

Hay varias propuestas que plantean un incremento del financiamiento público para los proyectos de investigación y para la educación de posgrado. Estas incluyen una mención explícita sobre la necesidad que tanto el gobierno federal como los gobiernos estatales incrementen su apoyo a las universidades de investigación estatales. Entre 1987 y 2007, el aporte de los Estados a las universidades estatales de investigación ha disminuido por alumno inscrito en un 20%, causando un aumento considerable en sus aranceles.

También se solicita intensificar la colaboración entre las universidades de investigación y las empresas para potenciar mucho la innovación. En Chile ha sido difícil lograr este objetivo, que es esencial para avanzar hacia el desarrollo.

También se plantea que el Estado y las empresas que financian investigación en las universidades cubran los costos indirectos que dichos proyectos requieren, para evitar que sean los aranceles estudiantiles de pregrado los que subsidian dichos gastos.

En vista del fuerte incremento de personas formadas con doctorados dentro y fuera del país, que tendremos en Chile en los próximos años, la sugerencia del libro que propone crear un Fondo Especial para financiar la carrera de investigadores jóvenes destacados parece muy relevante e igualmente es pertinente financiar especialmente adquisición de infraestructura y equipamiento científico moderno.

A las universidades se les recomienda incrementar su eficiencia, acortando los tiempos de graduación de los doctores y también adaptando los programas de posgrado a las nuevas demandas de capital humano avanzado. Aunque actualmente los doctorados chilenos son en promedio más cortos que los estadounidenses, tenemos mucho que avanzar en este sentido.

Finalmente vale la pena mencionar las últimas dos propuestas de este decálogo. La novena recomienda fuertemente que las universidades de investigación se comprometan especialmente con mejorar la calidad y equidad de la educación pública preuniversitaria en todos sus niveles, con la meta de incorporar en los grados superiores a jóvenes talentosos de los estratos más pobres y de las minorías étnicas. Creo que nuestras pocas universidades de investigación tienen una gran deuda con la educación de nuestros niños y jóvenes.

La última recomendación propone facilitar la llegada y la permanencia de estudiantes de otros países en los campos científicos y de las ingenierías, simplificando los trámites para obtención de la residencia permanente ( green card ). Esta sugerencia nos debiera alertar a la dura competencia que tendremos en atraer científicos extranjeros y en recuperar a los chilenos que salen a formarse afuera.