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¿Cuál es la línea que separa un acto terrorista de lo que no es? ¿Una cuestión de principios o de escala?‏



PEDRO CAYUQUEO, DIARIO LA TERCERA, DOMINGO 2 DE MARZO DE 2014

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Peñailillo y la Ley Antiterrorista









“¿Qué le parece que un grupo de personas llegue hasta la casa de un matrimonio de ancianos y los quemen vivos?”, pregunta la periodista al ministro del Interior designado, Rodrigo Peñailillo. “Ese es un crimen brutal que tenemos que rechazar profundamente y condenar, y en el que esperamos que la justicia haga su trabajo”, responde. “En una situación así, ¿no pediría aplicar la Ley Antiterrorista?”, insiste la colega de Reportajes de La Tercera. “Hemos dicho en reiteradas ocasiones que la legislación chilena tiene las herramientas suficientes para investigar, sancionar, condenar a personas que estén involucradas en este tipo de delitos u otros”, responde. “¿Qué lo hizo cambiar de opinión? Porque después del atentado de 2002 a Antonio Boisier y su hijo, como gobernador de Arauco pidió aplicar la Ley Antiterrorista y, en ese caso, ni siquiera hubo fallecidos”, arremete ella.“Eso se dio en otro contexto, y usted entenderá que había una decisión distinta a partir de otro contexto”, responde Peñailillo, dando por cerrado el tema.
Otro contexto. Raro. Hasta donde sabemos, el conflicto –en su faceta más violenta- no ha variado mucho desde que Peñailillo fue parte del gobierno de Lagos. Y si ha variado, ha sido para peor. Cuando Peñailillo ofició de Gobernador en la provincia de Arauco, los hechos de violencia se encontraban acotados a sabotajes a empresas forestales y escaramuzas con Carabineros. Es decir, delitos contra la propiedad privada. Camiones, maquinaria forestal, campamentos, nunca contra la vida humana, una línea que la CAM –por entonces principal promotora de la acción directa y la autodefensa- se ha negado siempre a cruzar.Tanto es así, que entre 1999 y 2010, en una década de conflicto declarado al sur del Biobío, los únicos muertos fueron paradójicamente del lado mapuche. Y por si fuera poco, en manos de agentes del Estado. Si el escenario de violencia en aquellos años era menos grave –uno asume a estas alturas que la vida de un mapuche vale menos que la de un agricultor, no nos hagamos los lesos-, la pregunta de la periodista es completamente válida. ¿Por qué la Ley Antiterrorista sí se justificaba entonces? ¿Y por qué no se justifica hoy?
El contexto, responde el ex Gobernador. Preocupante respuesta. Y equivocada. Si de contexto se trata, resulta mucho menos justificable aplicar esta ley por un par de camiones quemados, como aconteció en 2001 en el caso Ralco y numerosas otras veces con maquinaria forestal, que por el crimen brutal de una pareja de ancianos. Y si bien desde mi punto de vista este último caso tampoco califica como terrorismo -opinión compartida por relatores de Naciones Unidas y los propios magistrados que dictaron sentencia-, convengamos que sí es infinitamente más grave. Por ello preocupa la respuesta del futuro ministro. No se trata en absoluto de contexto. Se trata de la aplicación indebida, arbitraria y discriminadora de una ley de excepción, no acorde a estándares internacionales, cuyo objetivo no es otro que perseguir -políticamente- el reclamo territorial mapuche. Transparentemos esto de una vez. Peñailillo debiera tenerlo más claro que nadie. Fue Lagos, su jefe por entonces, quien desempolvó la Ley Antiterrorista para usarla contra la Coordinadora Arauco-Malleco el año 2001. Y lo hizo presionado por la jefatura de Endesa-España, primero, y por los grandes consorcios madereros locales, después. Hablamos de Arauco y Mininco, financistas -dicho sea de paso- de campañas y carreras políticas en todo el espectro partidista, incluida la Concertación.
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Presiones políticas. Las mismas que en La Araucanía, bajo el gobierno de Sebastián Piñera, han implicado que ante cada hecho de violencia, sea el rayado de un bus de pasajeros, un incendio accidental (¿ya nos olvidamos de los brigadistas de Carahue?) o el brutal crimen de dos agricultores, se aplique de buenas a primeras este desprestigiado cuerpo legal. No hablamos en este caso de los magnates chilenos en la lista Forbes. Hablamos de gremios productivos con escasa visión histórica y de propietarios de tierras de origen europeo con vínculos políticos, culturales y sobre todo familiares con las autoridades del actual gobierno. Lo aclaro una vez más. No se trata de negar los actos de violencia -insisto que apenas es un síntoma de un conflicto mucho más profundo- o de vetar el uso de una ley vigente de la República. No, se trata en palabras simples de lo que el propio defensor nacional opinó el día de ayer en las mismas páginas de La Tercera, donde Peñailillo habló de los “contextos”. “No basta que un hecho sea grave para considerarlo como terrorista”, señaló Georgy Schubert. El problema no es la aplicación de la ley, subrayó, es su mérito a la hora de invocarla. Meridianamente claro. En la misma línea del relator de la ONU, Ben Emerson. Y que las recomendaciones de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU al Estado en el reciente Examen Periódico Universal en Ginebra.
No se trata de contextos, futuro ministro. ¿Qué hubiera esperado uno como respuesta de su parte a la periodista? “Aplicar la Ley Antiterrorista fue un grave error que no pretendemos cometer dos veces. Y no, no aceptaremos presiones”. Algo así. Y es que a fin de cuentas se trata de un tema de principios. De principios democráticos. Así como les piden a los mapuche condenar el crimen de la familia Luchsinger-Mackay (mientras nadie del otro lado condenó el crimen de los jóvenes Lemun, Catrileo y Mendoza Collio), bueno sería arribar a consensos mínimos respecto del mal uso de esta ley de excepción. Ningún contexto justifica el crimen de los agricultores y el de los comuneros mapuche ejecutados extrajudicialmente en los potreros del sur. ¿Concordemos lo mismo con la Ley Antiterrorista? Hasta donde tengo conocimiento, ningún Boeing 767 de LAN, secuestrado por militantes de la causa mapuche, ha sido estrellado contra el Costanera Center o La Moneda. Ninguna organización mapuche, más allá de panfletos de dudosa procedencia, se ha declarado por lo demás en beligerancia armada contra el Estado y sus instituciones. Por el contrario,la rudimentaria violencia existente, más cercana al bandidaje rural que a una estrategia política de insurrección -como advierte el propio Hector Llaitul desde la cárcel- ni siquiera ha logrado espantar a los cientos de miles de turistas que repletaron este verano La Araucanía. Récord absoluto según Sernatur.  Entonces, futuro ministro, ¿nos ponemos o no de acuerdo en este punto?
Comentario del blog Rodrigo Ahumada Durán

Comentario en el blog de la última columna de Pedro Cayuqueo
por Rodrigo Ahumada Durán

"Hasta donde tengo conocimiento, ningún Boeing 767 de LAN, secuestrado por militantes de la causa mapuche, ha sido estrellado contra el Costanera Center o La Moneda. Ninguna organización mapuche, más allá de panfletos de dudosa procedencia, se ha declarado por lo demás en beligerancia armada contra el Estado y sus instituciones". 

Esa frase es tuya, como la encuentro gráfica la repetiré: hasta donde yo tengo conocimiento ningún Boeing de Lan fue secuestrado por militantes del MIR o de Patria y Libertad, debo suponer según tu lógica que eran grupos profundamente democráticos que respetaban el estado de derecho. Con esa forma de argumentar nunca aprobaría un curso básico de lógica o de pensamiento lógico o coherente, es decir sin contradicciones, sorry. 

Uno puede leer tu artículo varias veces, de arriba hacia abajo, de abajo haca arriba, poco importa, no tiene fundamentos, hablas de lo mapuche como si se tratase de una unidad ¿Cuál? ¿Cuándo se dio? ¿Sugieres que existió una nación mapuche? ¿O un estado mapuche como lo sugiere ignorantemente José BENGOA? ¿Es decir no fueron una sociedad tribal, uffff? Si es así ¿Qué sentido tenía y tiene la institución de los lonkos hasta el día de hoy? Además de no saber lógica tampoco sabes historia y menos etnohistoria. 

Todo el mundo sabe, eso es del abecedario de la historia de los linajes mapuches, que nunca existió una autoridad universal que los agrupara a todos, salvo para la guerra, y eso era ocasional, pero de eso tu deberías saber más que yo. ¿Necesitas bibliografía? 

Celestino Córdova y el grupo que lo apoya, está muy lejos de representar al pueblo mapuche o más precisamente a los linajes mapuches expresión que nunca usas y es básica en etnología-, y eso a pesar de tu apellido. Los mapuches es un pueblo que ama y busca la paz y no un grupo de violentos que apoya actos terroristas. 

El terrorismo es terrorismo... Por si no lo sabes... cuando se comete un crimen, se incendia, se realizan atentados aunque sean con bombas de ruido, se amenaza, etc, y se hace por una "causa" o en nombre de una "causa", lo que tu mismo llamas la "causa mapuche" y que la asocias a una reivindicación territorial-,... eso se llama terrorismo, más allá de la opinión de un juez o de un grupo de jueces (y de tu opinión) que no son los que inventaron el concepto. Un acto terrorista -de ahí procede la palabra-, busca provocar terror o miedo en la población no va necesariamente asociado a hechos de sangre, pensé que como periodista al menos sabías eso. 

Para mí como para muchos de mis colegas, la "causa mapuche" es una invención que no tiene fundamentación histórica, te guste o no te guste.
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