Por Diego Zuñiga | diego.zuniga@quepasa.cl.Revista Qué Pasa 20/09/2012
“¿En qué momento el café con leche se transformó en “latte”?”, pregunta Óscar Contardo en la crónica que cierra Santiago capital, su último libro.
Podríamos pensar que es una pregunta inofensiva. Pero luego de leer 19 crónicas acerca de Santiago y recordar que Contardo es el autor de dos libros notables e impertinentes como Siútico y Raro, no podemos pasarla por alto.
Se esconde ahí una mirada irónica, inteligente, mordaz, que en este libro arma y desarma Santiago, descifrando el presente de la ciudad mientras la recorre, pero también volviendo, una y otra vez, al pasado: al de las novelas, al de la historia -la reciente y también ésa que habla de los orígenes de Chile.
El entierro de Daniel Zamudio, las marchas callejeras, el barrio Suecia, un grupo de baile de La Legua, el rechazo a la cueca, las picadas y los sánguches como símbolos de nuestra identidad: Contardo logra capturar en el libro una ciudad secreta, a ratos atractiva incluso, pero no por sus atributos, sino porque él la recorre con paciencia. Y sobre todo porque la describe con sus fallas, con su provincianismo, con todas sus absurdas aspiraciones; con un estilo más cercano a las crónicas de Edwards Bello que al, a ratos insoportable, “periodismo narrativo”. Y muy lejos de esa mala y sobrevalorada broma que fue Santiago Bizarro.
Así, con absoluta conciencia de la importancia de las palabras y del lenguaje como arma política y social, Contardo se detiene en las pequeñas historias y gestos para mostrarnos una ciudad pretenciosa, pero también fascinante.
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