De puro choro,
de orgullosos que somos y aniñaos,
zapateamos porque zapateamos,
porque se nos da la gana.
Nos embolina de noche el firmamento
con sus copihues a lo lejos.
Se desparrama la cordillera
como enredadera
y nos peinamos en el reflejo del mar,
cuando se nos antoja.
Nos fuimos en un organillo a Chillán.
¡No, es mentira!
Estamos en el norte tiranero,
ensayando el baile para volver a la pampa.
¡Falso!
Brindamos en Lontué, con su vino triste.
O junto al vapor de un plato
de guatitas picantes frente al Reloncaví.
Zarpamos de madrugada
con los buzos en Talcahuano.
Soy como un remolino.
Por lo que vivo, me alegro
y me alegro por lo que vivo,
bajo el amparo de este cielo revuelto,
por cada pedazo de nuestro país,
por la Patria dulce y pequeña.
Hoy, en su cumpleaños y el mío,
lo festejo al medio de los puntos cardinales,
con esa grandiosidad íntima de nuestra gente,
celebro porque el Dieciocho
es el día de todos, y todos somos nosotros.
Pero esta locura por Chile nos viene de alguna parte...
Pero esta locura por Chile nos viene de alguna parte...
Mientras algunos recordaban
la fecha en las tertulias y salones,
nosotros estábamos festejando en la chingana.
Jugamos a la chaya, lanzamos aceites
y aromas a nuestros enamorados,
pero nos quitaron el carnaval.
Luego, nos fuimos a la Chimba,
o más bien nos llevaron hasta allá.
Ahí encontrábamos
a la famosa chinganera Peta Basaure,
la más grande y luminosa que tuvimos.
Después, nos cerraron para siempre la fiesta.
Pero somos porfiados,
nos creímos reyes
y paseamos en carros alegóricos,
celebrando la llegada de la primavera.
Jugamos rayuela,
nos fuimos a una quinta
y compramos pasteles
en el baile de los malones.
Todo eso se fue,
pero las ganas de celebrar
a nuestro Chilecito son eternas:
tomamos el dieciocho por asalto,
teñimos de nuestros colores las banderitas,
pintamos las casas y se han vuelto
a multiplicar las ramadas por todo Chile.
Agrandamos el carnaval
a cualquier momento de la vida,
a la expresión más cotidiana.
Miremos a nuestro alrededor,
todo se parece más a nosotros.
Estamos de cariños y pañuelos,
porque este día todos somos iguales.
Lo hemos logrado.
Estamos felices,
es Dieciocho de septiembre.
¡Viva Chile y los chilenos!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
COMENTE SIN RESTRICCIONES PERO ATÉNGASE A SUS CONSECUENCIAS