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El chileno inmortal



por Patricio Astorquiza Fabry
Capellán del Colegio Nocedal
Comentario del Evangelio de Hoy
Domingo XXIV
Diario El Mercurio, domingo 16 de septiembre de 2012

El Evangelio de San Marcos nos recuerda hoy
el conocido pasaje en que Jesús pregunta 
a los apóstoles qué piensa la gente de él.

Luego les pregunta qué piensan ellos.

Más adelante les hace notar
que seguirle no es fácil.

Termina el texto sagrado
con estas palabras:

«El que quiera salvar su vida la perderá,
el que pierda su vida por Mí 
y por el evangelio la salvará».

Bien sabía Jesús lo que la gente pensaba de Él,
pero quiere llamar antes que nada la atención
de sus discípulos sobre la multitud.

Y en las cercanías de las Fiestas Patrias
de nuestro país parece el Maestro
interpelarnos con esta misma consideración:
¿Qué piensa Chile de Jesús?

Todos saben quién es, por lo menos.

Unos piensan que el cristianismo
es una creencia perjudicial
para el progreso, porque restringe 
la libertad de pensamiento y de elección.

Otros que es un vehículo
de clasismo abierto o solapado.

Y otros que aparta 
de los bienes materiales,
o es el opio del pueblo.

«Y ustedes, ¿Quién dicen que soy yo?».

La pregunta va dirigida
a los que se consideran
seguidores de Jesús,
y lo ven como su Salvador,
el Cristo, el Mesías, el Redentor
que necesita el país.

Quienes se consideran cristianos
y leen estas líneas 
son invitados por su Maestro
a un compromiso
cada vez mayor con él.

Contrarrestar la indiferencia
y el antagonismo de tantos
requiere un sacrificio abnegado,
más apostólico, más rezador y sacrificado.

En este pasaje del Evangelio
Jesús rechaza en Pedro su visión blanda 
de la salvación del género humano.

Va a ser necesaria su Cruz, le indica,
y el sacrificio de sus verdaderos seguidores.

¿Es la situación actual del país religiosamente
mucho peor que hace cincuenta años?

Pregunta muy difícil de responder,
porque el auge de los medios de comunicación
ha producido un pluralismo abierto
de opiniones y creencias, 
que reduce el antiguo monopolio cultural
de los cristianos y la jerarquía católica.

Muchas cifras estadísticas han disminuido,
pero también hay un mayor número
de laicos bien formados y piadosos.

Más que detenernos en la añoranza
de un pasado mejor, debemos sentir
la urgencia de salvar uno por uno
a los actuales ciudadanos de nuestra patria.

En medio de tantas estadísticas económicas
y sociales, cabe preguntarse: ¿Cuántos chilenos,
de los que mueren cada año, consigue salvarse?

Nadie sabe con certeza la respuesta;
si se pudiera conocer, sería
la información nacional más relevante.

Los cristianos creemos
que todos ellos son inmortales,
y se pueden salvar o condenar.

Quienes creemos con Pedro
que Jesús es el Mesías,
el Hijo del Dios vivo,
tenemos también el deber
de contribuir personal y colectivamente
a la salvación de nuestros compatriotas.

1 comentario:

  1. http://www.emol.com/noticias/nacional/2012/10/10/564018/monsenor-gonzalez-pide-no-escandalizarse-de-la-iglesia-por-los-errores-de-algunos-de-sus-miembros.html

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