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La súper estrella del jazz que aterriza en Chile Paquito D'Rivera



por Isabel Plant
Diario El Mercurio, Wikén, viernes 13 de julio de 2012


Nueva York es siempre muy estimulante, siempre quise vivir aquí,
después de que mi papá hablara de Bennie Goodman en Carnegie Hall.
Aunque yo entendí 'carne y frijol'

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Nacido de Cuba y radicado en Nueva York, D'Rivera es uno de los
rockstar del jazz latino, ganador de una decena de premios Grammy, y
sus colaboraciones van desde Yo-Yo Ma a Dizzy Gillespie. Antes de
aterrizar en Chile, como curador y músico del primer Festival de Jazz
Patagonia, habló con Wikén de la vida, del exilio y de la música que
lo ha hecho rey.

Pueden haber pasado más de treinta años desde que se asiló en una
embajada, para dejar su Cuba natal atrás, pero el acento de Paquito
D'Rivera, clarinetista y saxofonista, aún sigue ahí. "Estoy muy feliz
de il pa' allá pa' Chile", dice al teléfono, desde Estados Unidos.

Desde que está en Nueva York, una vez que dejó la mítica banda Irakere
(fundada por Chucho Valdés, entre otros), ha contado con una prolífica
carrera, con cientos de grabaciones, ganador de cuatro premios Grammy
y seis Grammy Latinos, una medalla de las artes del gobierno
norteamericano y el título de doctor honoris causa del Berklee College
of Music. Ha sido bueno, pero claro, hay otra cosa a la que no se
acostumbra: "A mí lo único que me jode es el frío este", dice.

Se le dice que entonces busque un buen abrigo, porque está a punto de
llegar a Chile, tan helado estos días, para curar y presentarse en el
primer festival de Jazz de la Patagonia, en el Teatro del Lago de
Frutillar. Trae en sus hombros la experiencia de un monstruo del jazz
latino. Uno que tuvo que dejarlo todo en su país, para hacer su vida:
"Fue el precio a pagar por la libertad", dice.

CUBA QUERIDA

"Mi mamá era modista, cosía para la calle, como decimos en Cuba, y
todas sus hermanas cosían también", recuerda Paquito D'Rivera, sobre
La Habana de su infancia. "Lo que era más bonito era la oficinita de
mi papá, donde visitaba gente como Cachao López, Ernesto Lecuona iba a
comprar música, era un ambiente muy musical. Y en la esquina había un
café que se llamaba Los Parados, porque no había sillas, se comía de
pie. Era un café de músicos, y si a uno le hacía falta un violinista,
iba a Los parados y había uno o te decían donde buscarlo. Yo me crié
entre músicos y bailarinas. A diez cuadras de mi casa estaba el
Tropicana. Estaba condenado a ser artista".

La condena a la música partió temprano, cuando el padre de Paquito, el
músico Tito Rivera, le pasó a su hijo de cinco años un saxofón. A los
siete, Paquito, niño prodigio, ya era parte de la marca Selmer. Siguió
tocando, y cuando era un quinceañero, aún estudiando en el
conservatorio, hizo su debut profesional en el Teatro Musical de La
Habana.

-Debe haber sido muy estimulante ese ambiente musical. ¿Cómo convivía
con la vida castrista?
"Cuba siempre fue un país muy musical, aparte de la política. No nos
quedaba otro remedio, era lo que hacíamos, tocar música. Y lo demás no
fue un desastre desde el principio, sino que poco a poco".
Los padres de Paquito se fueron a Estados Unidos, primero su madre, el
68, y luego su padre, el año 70. "No les llegó la salida juntos, yo sé
que para la gente que nace libre esto es chino: le llaman la salida
definitiva, donde tienes que entregar todo lo que tienes y si ellos
saben que tienes otra cosa, te paran en el aeropuerto. Mi padre tuvo
que recomprar una porquería de carro que había vendido, para dejarlo",
recuerda él.

Para Paquito todavía faltaban unos años para dejar la isla, pero fue
un encuentro con el mismísimo Che Guevara lo que lo llevó a tomar la
decisión. Era un quinceañero y en una fiesta estaba el Ché. Paquito,
al igual que todos en la isla, lo quiso conocer. "Me lo presentaron. Y
él me dijo: 'A qué te dedicás, che'. Le dije, 'Comandante, soy
músico'. Me contestó, 'No, músico no, sino en qué trabajas'. Desde
entonces yo pensé, oh, oh, de aquí va a haber que irse".

En 1981 le llegó el momento: durante una gira en España, buscó asilo
en la embajada norteamericana. Y de ahí se fue a Nueva York, sin nunca
más pisar su país, dejando atrás a una mujer y un hijo. "Fue muy duro,
muy difícil, yo perdí mi matrimonio y la niñez de mi hijo", recuerda
él. "Mi hijo, hoy para mí es un extraño. Cuando uno pierde la niñez de
un hijo para recuperarlo es muy difícil, lo que te hace los lazos con
los hijos es la niñez, es haberlos criado. Pero bueno, todo en la vida
tiene un precio y ese fue el precio de la libertad".

ATERRIZAJE EN LA GRAN MANZANA.

La llegada a Nueva York como músico inmigrante tuvo un poco de ayuda:
la comunidad musical conocía su trabajo con Irakere. "Nueva York es un
sitio con fama de ser hosco, pero no lo es, es muy receptivo. Lo que
pasa es que es fuerte. Y además, hace frío".

Uno de sus anfitriones fue el famosísimo trompetista Dizzy Gillespie.
Lo había conocido hace años en Cuba, y más adelante se uniría a él en
giras, incluida una a Chile.

"Yo llegué a mi casa una calurosa tarde, en Cuba", cuenta D'Rivera. "Y
cuando voy a meter la llave, veo una bolsa de papel, escrita a lápiz,
que estaba en splanglish: 'Paquito, we have been looking for you, a
dónde estás, coño'. Firmaba, Dizzy Gillespie. Pensé que era una broma
muy rara, porque en ese tiempo no iba nadie a Cuba, menos americano.
Voy a la bodega de la esquina, y el bodeguero me dice, 'Aquí estuvo un
negro gordo, con una pipa y vestido como Sherlock Holmes'. ¡En medio
del verano del Caribe! Tenía que ser Dizzy; efectivamente, había
llegado en un barco, y como en el periódico no sale más que la cara de
Fidel, no sabía. Era un barco de turismo que pidió un permiso
especial, en el gobierno de Jimmy Carter, y le dieron la entrada al
puerto de La Habana. Después me llamaron de seguridad del estado, que
había una fiesta con americanos en un hotel. Llegué y estaba él; fue
el principio de una relación muy bonita".

- Cuando llegó a Nueva York, sacó dos discos muy aplaudidos: "Paquito
Blowin", de 1981, y "Mariel", de 1982. ¿Cambió de inmediato su
situación?

"Sí, bueno no fue tan rápido. Pero tuve buena recepción y como Irakere
tenía contrato con CBS, tenía un trabajo estable y empecé a trabajar
con Dizzy y armé mi propio quinteto. Grabé con ellos, tuve éxito,
después hice con esa compañía nueve discos más. No debo quejarme,
porque la acogida aquí fue bonita, la gente me ayudó. Y yo tenía
además mi papá y mi mamá acá, que vivían muy modestamente, pero
siempre ayuda tener familia".

Desde entonces, D'Rivera no ha parado de componer, de tocar, de hacer
giras. Ha lanzado unos 35 discos en su carrera, y a eso se suman las
otras decenas en donde ha colaborado o aparecido de invitado, como su
famosa colaboración con la superestrella del violonchelo, Yo-Yo Ma.
"Yo-Yo es adorable, una persona muy famosa pero de sensibilidad
extraordinaria. Siempre está deseoso de aprender. Me gusta que a pesar
de ser un estrellón, dice por qué no me enseñas cómo hacer esto. Viene
manejando de Cambridge hasta mi casa para aprender a trabajar cierto
estilo musical".

- ¿Cómo es hoy la escena del jazz en Nueva York?

"Nueva York es siempre muy estimulante, siempre quise vivir aquí,
después de que mi papá hablara de Bennie Goodman en Carnegie Hall.
Aunque yo entendí 'carne y frijol' (se ríe). Tenía un amigo finlandés,
pianista, que una vez ojeando un diario neoyorquino me dijo: 'lo que
pasa aquí en un día, pasa en cualquier otro sitio, en cinco o seis
años'".

- ¿Y el jazz latino? ¿Qué nombres hay que tener en cuenta?

"A una compatriota de ustedes, Melissa Aldana. Es tremenda. No la
conocía hasta que mi bajista peruano me dijo que la chequeara, me
mandó una grabación de YouTube, y como decía mi abuela, se me cayó la
quijada de abajo. La estamos llevando a ella al festival en Frutillar,
y a un guitarrista, la primera persona que pensé, Fareed Haque, mitad
chileno, mitad paquistaní. Además hay nombres como David Sánchez, un
pianista cubano llamado Alfredito Rodríguez".

- Sigue habiendo harta persona interesante, entonces.

"Yo nunca he creído en eso que dice que todo tiempo pasado fue mejor.
Sigue habiendo gente con talento. Son pocos los brillantes, pero son
suficientes para que uno no muera de tristeza".

Jazz en la Patagonia

D'Rivera tiene una conexión especial con el Teatro del Lago, en
Frutillar: tocó en su inauguración. Ahora, cuenta, le pidieron
organizar el primer festival de Jazz ahí.

El festival de Jazz Patagonia, que irá del 18 al 21 julio, contará con
un homenaje a Dizzy Gillespie, presentaciones de la chilena Melissa
Aldana, de Hilary Kole y Freddy Cole. La inauguración será un
concierto educacional de D'Rivera para más de mil estudiantes de la
Región de Los lagos.

Más información en www.teatrodellago.cl.

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