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La increíble historia del meteorito que terminó en una barrica de vino por Valeria Ibarra


Diario El Mercurio, Economía y Negocios, domingo 15 de julio de 2012


Desde una lejana galaxia... Recorrió el cosmos y aterrizó en una tierra que millones de millones de años después se llamaría Chile. Es de los meteoritos más antiguos que se han descubierto en el país e increíblemente terminó en una barrica de vino, dando origen al exótico "Vino Meteorito", un cabernet sauvignon que está siendo analizado en la Universidad de San Diego para saber si además del sabor ligeramente fresco que tiene posee otras propiedades nutritivas o medicinales.
De la primera edición de este vino salieron 10 mil botellas y para la cosecha 2012 hay otras 70 mil litros esperando a ser envasados. Porque el meteorito, pequeño, de un gris casi negro, muy denso, de materiales ferrosos, no se ha deshecho en su inmersión al vino y sigue ahí, campante. El creador de este brebaje con toques espaciales es Ian Hutcheon, un físico inglés, astrónomo de vocación, enólogo amateur y "patiperro" declarado que llegó a Chile hace dos décadas. Fue gerente de exportación de Casa Silva, trabajó como broker para la viña Alfredo Roca de Argentina y Cave Geisse de Brasil y fue encargado de vender al exterior los vinos de la Viña Tuniche y Santa Mónica de Chile.
Paralelo a su actividad vitivinícola, creó el Observatorio Astronómico de Machalí, que luego trasladó a Tagua Tagua. Mucho antes había fundado un instituto de inglés que se hizo famoso en Rancagua porque fue apedreado cuando el general en retiro Augusto Pinochet fue apresado en Londres.
Tras su aventura académica se fue al mundo del vino. Ya había hecho carrera en lo comercial y productivo cuando, en 2009, decidió asociarse con cuatro amigos canadienses, encabezados por Silvio Di Gregori, en su propia viña. "Hicimos un fondo de inversión para eso, llamado primero La Platina y ahora Rekewua. Y buscamos lugares desde Elqui hasta Chillán y este resultó perfecto", dice Hutcheon. "Este" es un fundo entre Pelequén y San Vicente de Tagua Tagua de 160 hectáreas en total, que tiene unas cuantas plantaciones de naranjas, rodeada de cerros y lugares especiales, como la mina de oro "Los Coipos" y una montaña de águilas chilenas.
En ese campo invirtieron US$ 2 millones. Allí tienen hoy syrah, malbec, carménère y hasta viognier y también un nombre, Viña Tremonte, en alusión a los tres lugares donde están los creadores, Chile, Canadá e Inglaterra.
Como una forma de unir sus dos aficiones, los vinos y los astros, a Ian Hutcheon se le ocurrió la genialidad de sumergir un meteorito en el caldo. Y no cualquiera. Cuenta que en el mercado de los meteoros se pagan verdaderas fortunas por una masa cósmica y él buscaba una que hubiera caído en Chile y, además, de las más antiguos. Un coleccionista norteamericano donó una roca espacial que reunía estas características. "El meteorito que usamos se formó junto con el sistema solar", dice este inglés.
¿Tiene buen sabor? Hutcheon nos señala que en las catas a ciegas lo único que se destaca es que la roca potencia sutilmente los sabores del vino, "lo hace más fresco". Hoy sus otras propiedades son investigadas por un equipo de la Universidad de San Diego.
Podríamos decir que Ian Hutcheon se "arrancó con los tarros" con Meteorito. Lo lanzó en diciembre de 2011 y ni sus socios lo sabían: se enteraron viendo Discovery Channel. Por la misma vía supieron su familia en Inglaterra y sus amigos en Sudáfrica.
Aunque es una viña pequeña, tiene su fama: exportan a Canadá, EE.UU. y Brasil, en Inglaterra lograron entrar con uno de los más importantes marchant de vinos inglés, Laithwaites. Y no sólo por Meteorito, sino por sus otros vinos, Monte Rekewua y Tremonte Reserva. A manera de ejemplo, Ian Hutcheon cuenta que si Chile vende su caja de vinos a US$ 25 como promedio, ellos la comercializan en US$ 60.
Al año facturan $400 millones , entre ventas de vino y de uva a terceros. Los dos primeros años fueron de inversión y ya este año tendrán ventas que les permitirán ir recuperando un 10% de capital invertido por año, que es su meta. Y van a sacar nuevos productos, como el blend de malbec y cabernet sauvignon "Oro de los coipos", llamado así por la mina aurífera que hay en la viña. Ian, siempre creativo, quiere hacer otro vino, "Sacrificio", donde cada persona tenga que ir a desenterrar su botella escondida en el monte.

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