Columna Hombre soltero busca
Diario El Mercurio, Revista Ya, Martes 15 de Mayo de 2012
Diario El Mercurio, Revista Ya, Martes 15 de Mayo de 2012
http://blogs.elmercurio.com/ya/2012/05/15/sabado.asp
Parece que el tiempo sigue siendo el mejor bálsamo para atenuar los desencuentros. Luego de varios meses sin hablar y sólo encontrándonos esporádicamente en fiestas de amigos, por fin nos hemos puesto de acuerdo con la Antonia para vernos a solas. Nos citamos, como tantas veces lo hicimos, a almorzar en un local vegetariano de Providencia y aunque la puntualidad nunca ha sido mi mayor virtud, esta vez decidí llegar unos veinte minutos antes y ser yo quien espere. Seguramente convencida de que no respetaría la hora, llegó unos cuantos minutos tarde y no pudo solapar su expresión de sorpresa cuando me vio sentado ahí. Hay algo en ella que la hace iluminar los espacios, no sé exactamente qué, pero es una cualidad que me gusta mucho. La veo avanzar hacia mí, vestida con jeans pitillo, botas café y un suéter claro que parece resbalar por sus hombros. La sonrisa con la que llega me tranquiliza enormemente: lo que menos espero es que nos veamos para sacar cosas en cara o recriminarnos lo que hicimos mal o dejamos de hacer. Me besa en la mejilla y percibo ese aroma que ya forma parte de mi inventario personal, ese olor que no puedo separar de su presencia.
Mientras desmenuzamos el pan que nos han traído y esperamos que sirvan la comida, vamos rompiendo el hielo contándonos tonteras, haciendo bromas fáciles, dejando que el humor se torne luminoso y así todo vaya cayendo naturalmente, sin reproches, sabiendo que nada es gratuito en la vida y que seguro era importante que nos pasara todo lo que nos ha venido pasando, que aunque durante semanas hayamos pensado lo tontos que fuimos para confundir las cosas, la verdad es que nunca confundimos nada, que evidentemente nos atraemos aunque no estemos en el momento correcto, y que esa noche en que nuestros deseos se tomaron la palabra, fue una advertencia, una señal, la noticia de que la amistad -nuestra amistad- puede traspasar en cualquier momento los límites que nos hemos impuesto, que las relaciones humanas no se rigen por la lógica sino que toman los caminos más inesperados, burlándose de nuestras correctas intenciones. Quizás es muy difícil atravesar toda una vida sin caer nunca en un arrebato carnal, en un episodio donde la sangre se calienta y la mente se nubla, pero quizás es todavía más difícil soportar una vida sin arrebatos.
Han pasado casi dos horas, ya dimos cuenta de los platos que nos trajeron, y no hemos tocado ni una sola vez el incidente de su departamento ni el plantón en el aeropuerto. Hablamos como si nos hubiésemos dejado de ver sólo un par de semanas, como si lo realmente importante no fuesen las pocas cosas que nos separan sino todas las que nos unen. "Estoy saliendo con alguien", me dice intempestivamente y yo sonrío con sinceridad. "¿Quién?", pregunto intrigado. "No creo que lo conozcas, es nada que ver contigo, ni con nuestro grupo de amigos, lo conocí hace un mes en una reunión que organizó una amiga del colegio a la que no veía hace mil años. Me gustaría que nos juntáramos, siempre has tenido buen ojo para destrozar, con cierta razón, a todos mis pinches", me dice haciendo una mueca, "y tú ¿en qué andas?". "Yo sigo esperándote, Antonia", le digo con expresión seria y veo cómo su cara se congela, "pero mientras tanto no pierdo oportunidades: la carne es débil, ya sabes", le digo soltando una carcajada. "Tarado", me dice con falso tono de reproche. "Bueno, hace unos días conocí a alguien que me gustó, pero está pololeando con un arquitecto", le cuento. "Verdad que eso siempre te ha detenido", me responde con una mirada pícara, y la sensación de que nos hemos recuperado llega como una genuina alegría. "Ya poh, a mí no me vengas a vender la pomada, Gustavo. ¿Ya te la engrupiste?"
"Estoy en ello", le respondo haciéndome el tonto, mientras Antonia mueve la cabeza de un lado para otro, riéndose con los ojos, como tantas veces en todos nuestros años.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
COMENTE SIN RESTRICCIONES PERO ATÉNGASE A SUS CONSECUENCIAS