C2 y C3

 | Por: Marcelo Mena 

Nosotros no trabajamos con sandías caladas. Y hemos sido capaces de ofrecer servicios de gran calidad. Hemos sido capaces de incorporar a nuestros alumnos en Marcelo Mena

Cuando escucho al ex decano Boza  hablar de la falta de sofisticación del sector C2 y C3 para poder aceptar su propuesta iluminada traida del extranjero no dejo de pensar no solo en la visión sesgada que tiene de los perfiles socioeconómicos del país, sino también de su poco conocimiento de las regiones.

En Chile todas las universidades en regiones tienen un perfil socioeconómico bastante más bajo que la capital (que captura a la inmensa mayoría de los aportes fiscales indirectos, AFI, asociado a los más altos puntajes). Pero eso no ha impedido que universidades como mi alma mater la Universidad Católica de Valparaíso, dentro de otras, hayan sido capaces de formar profesionales de primer nivel.

En arquitectura está el ejemplo más claro, con una escuela de elite a nivel sudamericano, y con una composición socioeconómica que dista mucho de las universidades top de Santiago.  Como ejemplo cuando entré a ingeniería civil  bioquímica el año 93 sólo 1 personas llegaba a la universidad en auto.  Yo partía como mucho de mis compañeros tomando una micro desde El Belloto, en el interior de la región.  No éramos una universidad ABC1, sino bastante C2 y C3, como es la mayoría de Chile.

Históricamente hemos tenido que soportar que por año las empresas solamente contrataran a personas de la Universidad de Chile o la Católica.  Hemos tenido que poner absurdamente en nuestras postulaciones a trabajo a qué colegio fuimos (no veo la relevancia). Y recuerdo haber prestado mi dirección en Pedro de Valdivia Norte  a compañeros que no podían lograr entrevista al decir que vivían en Villa Alemana o Valparaíso (a menos que sea Cerro Alegre, por cierto).

Recuerdo el 2010 haber postulado a mi hijo a varios colegios (un proceso super ingrato que a esta altura del año va terminando para nuevos padres).  Viniendo de regiones la oportunidad de entrar a un colegio de excelencia era improbable, pero me daba confianza que mi abuelo había sido un rector y condecorado del colegio popular de una congregación famosa, donde  también estudiaron mis tíos y mi padre.

Mi hijo pasó con facilidad las primeras etapas, y nos tocó entrevista. Durante el proceso de postulación nos tocaron unos “guardianes del portal” en la postulación, apoderados que tienen el poder de decidir si un alumno queda o no.  No quedamos, lo que fue un shock. Recuerdo haber llamado a un cura amigo de mi abuelo y me dijo, porqué no me llamaste antes, este es un país de ghettos sociales.

Cuento corto, otra congregación nos acogió tal cual éramos (y por suerte), pero no dejo de pensar lo injusto de la situación, la que recuerdo cada vez que mis amigos me cuentan de situaciones similares. Ghettos sociales donde la meritocracia pesa poco.  Así que más que lo denunciado por el Canal13 con la cámara oculta de las nanas, vemos que es casi imposible que una familia desconocida postule a un colegio de excelencia dentro de Santiago y quede ya que los cupos son pocos, y las familias y ex alumnos dominan estos colegios.

Lo que dijo el decano Boza al final esconde su visión de “ghettos sociales” que casi sepultaba las oportunidades de la movilidad socioeconómica por su falta de sofisticación, por ser hijos de camionero.  Quizás esa falta de sofisticación es la que causa que hayamos cuestionado el tamaño de esa universidad en un barrio tradicional como Pío Nono. O la falta de sofisticación de no entender que una estatua gigante del papa Juan Pablo II era lo apropiado para hacerle armonía a la mole arquitectónica. O cómo olvidar el Mapocho Navegable, una idea quizás demasiada sofisticada (o probablemente más que nada impracticable)  para nuestro corazón C2 y C3.

Al contrario, siendo docente de una universidad privada con una fuerte componente C2 y C3 (e incluso D)yo me enorgullezco de ser motor de la movilidad social. En mi Escuela sentimos la responsabilidad de entregar todo lo que podamos para poder ayudar a nuestros alumnos  superar sus barreras educacionales provenientes de su educación media y transformarlos en buenos profesionales.

Nosotros no trabajamos con sandías caladas. Y hemos sido capaces de ofrecer servicios de gran calidad. Hemos sido capaces de incorporar a nuestros alumnos en investigaciones científicas.  Y tenemos hambre de seguir siendo actores relevantes en la formación del capital humano avanzado del país.

Pero eso se logra sin una visión vertical y paternalista. A mí no me queda otra. Yo provengo del sector C2 y C3, por lo que ¿por qué me voy a sentir superior a mis alumnos?. Y la educación ha sido la razón de mi movilidad social.  Lástima que algunos ven que esta movilidad tiene cota, incluso por diseño.