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Una vez no basta


por Nicolás Luco 
Diario El Mercurio, Ciencia y Tecnología
Lunes 21 de Mayo de 2012
http://diario.elmercurio.com/2012/05/21/ciencia_y_tecnologia/mas/noticias/05BB8086-02A9-4614-8070-FFB7B0B82981.htm?id={05BB8086-02A9-4614-8070-FFB7B0B82981}



"¿Cuántas han ido últimamente 
al Museo de la Quinta Normal?", 
pregunté en un té a cuatro abuelas. 

Una había llevado 
a sus nietos hacía como un año. 
Otra habló del "año de la pera".

Desde el viernes, 
el Museo Nacional 
de Historia Natural tiene otra vida. 

Lo reinauguraron 
el Presidente Piñera y Magdalena Krebs, 
la jefa de todos los museos y bibliotecas.

En 1830 lo había inaugurado Claudio Gay, 
el mismo del Atlas de Gay, 
que recorrió el país identificando especies, 
dibujándolas tan bien, que en la Biblioteca Nacional 
un ejemplar de su Atlas está tajeado a cortaplumas 
por vándalos que se llevaron las láminas.

En el Museo trabajan y estudian, 
conservan y exponen, y salen a mostrar afuera. 

Con menos presupuesto que otros museos de Chile. 

Por ejemplo, el Museo InteractivoMirador -MIM 
tiene 80 monitores para atender público; éste, 3. 

Y es el museo más visitado del país. 

La gente le tiene afecto, 
regresa y se acuerda cuando vino 
antes quizás con su abuela. 
Se llega a querer.

Recuerdo a turistas recorriendo 
en una cápsula el Norte y el Sur.

Vi párvulos explicando lo que veían, 
sentados bajo las alas abiertas de un cóndor.

Mucho polvo, eso sí.

El fin de semana las familias entraron a lo nuevo. 
Ven sólo una parte de lo que se guarda. 
Toda limpia aparece la biodiversidad geográfica. 

Y hay emociones fuertes: de repente, en un espacio, 
seis proyectores iluminan una enorme pantalla, 
y una ballena azul, sumergida, 
nada como un espíritu con su cría.

Mi mujer se enoja conmigo, soy cachurero. 
En mi velador, por ejemplo, tengo sobrecitos 
con los pelitos de mis hijos al nacer. Me faltan cajones. 

Peor es la cosa en el principal Museo del país. 
Tiene tesoros que no saben dónde guardar. 
Necesitan espacios nuevos, climatizados.

Yo me congracié hace años con la señora Mélica Muñoz, 
ilustre botánica, hija de uno de los grandes pintores de plantas, 
verdadera emperatriz de la colección vegetal. 

Me llevó a su reino. Abrió cajones. 
Sacó carpetas y me mostró, 
en cada una, una planta clasificada. 

A dos no las olvidaré: 
una había sido recolectada 
por el doctor Rodolfo Amando Philippi, 
el de la estatua del frontis, y la otra, 
la señora Mélica la abrió con sigilo: 
"Este ejemplar chileno 
lo sacó José Toribio Medina 
del Archivo de Indias en Sevilla". 

(Años después, en Sevilla, 
la directora del Archivo 
se me quejó con dureza 
por don José Toribio, 
bibliógrafo e historiador 
que murió en 1930).

La señora Mélica, Hernán Núñez, 
Daniel Rubilar, José Yáñez y otros 
heredan, crean y transmiten: 
botánica, herpetólogo, paleontólogo, 
experto en mamíferos. 

Lo nuestro, identidad.

El director, Claudio Gómez, tuitea. 
Está en Facebook, grabó para YouTube, 
montó aplicaciones para celulares.

Mejor tocar. A las abuelas del té 
les insinué que regresaran con sus nietos. 

No basta quedarse con la primera vez.

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