Mis primarias para la elección de nuestra identidad
por Floridor Pérez
Diario El Mercurio, Revista de Libros
Lunes 14 de Mayo de 2012
¿Qué es lo que hace cada chileno al recibir la primera moneda nueva o el billete recién cambiado de material o formato? ¡Hallarle defectos! Tamaño, colores, diseño, nada nos gustó. Cada cual lo hubiera hecho diferente y, ni dudarlo, mejor.
Bueno, ese festín crítico se nos dificultará frente a los nuevos cédula de identidad y pasaporte, ahora que el Registro Civil democratiza su confección, invitándonos a practicar una especie de marcha blanca del voto voluntario, eligiendo cuatro símbolos que nos parezcan representar mejor la identidad nacional.
Aumentando el parecido con una verdadera elección popular, se ha publicado una muestra -como lo haría el Servicio Electoral- con los veinte íconos candidatos a representar lo chileno: son símbolos patrios como la bandera y el escudo, personajes, monumentos, actividades o creaciones humanas, flora, fauna y geografía, naturaleza y paisaje.
La elección me resulta un desafío tan atractivo, y a la vez tan complejo, que decido someterme a unas primarias que me permitan llegar a las urnas con una decisión bien tomada. Esto implica justipreciar los méritos de cada candidato, pero también, irremediablemente, ir descartando postulantes.
Esto último se me hace un ejercicio exigente hasta lo doloroso, que creo merece compartirse con el lector, quien vivirá su propio conflicto íntimo.
¿Por qué íconos de la chilenidad votar?
¿La carreta con bueyes? -No. Aunque, pensándolo bien, poniendo la carreta delante de los bueyes representaría cierta tendencia nacional, bien que afortunadamente no mayoritaria.
¿La bandera? -No. Por mucho que nos emocione "la tricolor", reconozcamos que son los tres colores más comunes en las banderas del mundo.
¿El escudo? Debería ser, pero -aunque fuera sólo para efectos del pasaporte- deberíamos hacer una versión del escudo sin palabras. ¿Nadie habrá pensado lo poco amistoso que resulta pararse en una frontera, pidiendo pasar "por la razón o la fuerza"?
¿El mapuche? -No. Ni su araucaria ni su joyería. Porque lindaría en frescura lucirnos con algo que hemos desdeñado al extremo de ponerlo en riesgo de extinción.
¿El cóndor? -No. Porque -como dice Gabriela Mistral- "al fin, es solamente un hermoso buitre".
¿El picaflor de Juan Fernández? -No. Mientras no ayudemos a las brigadas de niños isleños a evitar que los gatos domésticos se los coman.
¿La palma chilena y el copihue? -No. Porque pese a sus indudables abolengos, un país tan extenso exige representantes con mayor despliegue geográfico.
¿Las espuelas? -No. Porque pueblinos amantes de los animales podrían funarnos ante ese "cruel" invento de los que realmente crían, cuidan y aman a los animales.
¿La Portada de Antofagasta? -No. Porque tantos sureños ni la conocen.
¿Las Torres del Paine? -No. Porque ni la conocen tantos nortinos.
¿Un moái? -No. Por parecidas razones.
¿Los cerros de Valparaíso? -No. Porque se les honra mejor evitando que se incendien.
¿El volcán Villarrica? -No. Porque sería discriminar a muchos otros.
¿La cordillera de los Andes? -No. Porque es tan nuestra como de varios otros países.
¿Símbolos de la minería? -No. Porque mal podría representar lo nuestro mientras no sea verdaderamente nuestra.
Voto por el mapa de Chile
De modo que -en una elección personal, libre e informada- mi voto es para el símbolo más representativo expuesto: ¡el mapa de Chile! Único, inigualado, inimitable. Donde quiera que lo mostremos causará admiración este retrato de cuerpo entero: "Es Chile norte sur de gran longura", dice Ercilla. Para Bartolomé Mitre "da la idea de gran malecón continental". Alonso de Góngora lo ve "a la manera de una vaina de espada, angosta y larga". Mistral corrige: "Mejor sería darle la forma de un remo, aguzado hacia el sur". O de Rokha : "Chile es largo como lazo de arriero y angosto como catre de pobre". Raúl Rivera, poeta y profesor ve: "herido pero no conquistado/ colonizado pero no descubierto.../ a este duro, a este largo país con forma de hijo".
Y cualquiera que lo vea en el mundo desarrollado pensará: "¡qué buen servicio ferroviario debe tener este único país del mundo con forma de tren!".
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