WELCOME TO YOUR BLOG...!!!.YOU ARE N°

En torno al arte de la conversación entretenida entre no versados...‏



El pantano de la fomedad
por Roberto Merino
Diario Las Últimas Noticias
Lunes 14 de Mayo de 2012
Se me ocurre que las conversaciones insulsas
-aquella changanga de opiniones y comentarios
que hemos escuchado la vida entera-
tiene una función psicológica
casi equivalente a la del sueño:
algo así como la remoción
y la reparación de un terreno dañado.
Hablar todo el tiempo de manera culta,
inteligente, informada, reflexiva
sería un ejercicio antinatural y monstruoso.
Ahora bien, como en todo,
en este rubro hay gente que exagera.
Hace poco, sentado en la mesa habitual del café
(tantas veces referida en estas columnas),
me sentí cruzado de fobia por la larga,
lenta e involutiva conversación de dos señoras
que por lo demás estaban en su derecho
de hablar como se les antojara
sin pedirle permiso a nadie.
Yo sólo podría haber reclamado
por el volumen elevado de su cháchara,
jamás por el contenido: en este punto
sólo me quedaba cocinarme por dentro
en mi propia intolerancia.
El hecho es que una de las señoras
insistía en referir el modo 
que un perro de su propiedad
le hacía "así con su patita"
para manifestar o reclamar cariño.
Como su interlocutora sólo respondía
con monosílabos de asentimiento,
la "situación comunicacional"
se iba desmayando de un modo negligente.
Samuel Johnson solía responder banalidades
cuando James Boswell 
-su discípulo, su biógrafo y su sombra-
le hacía preguntas pretenciosas y pedantes.
Al contrario, si las preguntas
le parecían excesivamente superficiales,
usaba al contestar su erudición e inteligencia.
En verdad para la conversación 
hay que tener, si no arte, que ya es mucho, 
un poco de talento para combinar varios registros 
y no quedarse pegado en ningún tema en especial.
No hacer gala 
de lo que se acaba de estudiar,
no dar clases, no superar al otro
en conocimientos ni anécdotas,
no contar proezas sexuales,
no inflar las virtudes 
y capacidades de los seres queridos,
no promover discusiones.
En fin. 
la lista de restricciones es larga.
Yo agregaría otra: 
no ser demasiado educado y formal.
En efecto, cuando un tipo pone 
temas según una tabla imaginaria
la cuestión se transforma
en el remedo de un debate televisivo.
Cosas como "estoy de acuerdo, Roberto,
con tus argumentos, sin embargo
hay una duda que quisiera compartir contigo
en relación a la ley antidiscriminación
recientemente promulgada y quisiera además
hacer extensiva esta duda a todos
los concurrentes de esta mesa".
"La mente de esa mujer es un infierno",
me decía una amiga en relación
a la conversación de una conocida en común,
un infierno hecho casi estrictamente de novedades
sobre productos cosméticos baratos
y datos de liquidaciones.
No habría aparentemente nada más en su horizonte
salvo el anhelo explícito de encontrar
un marido en una especie de subasta,
alguien que le diera más tarde hijos ("la parejita")
que serían su orgullo y su pivote para despreciar al mundo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

COMENTE SIN RESTRICCIONES PERO ATÉNGASE A SUS CONSECUENCIAS