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  • Amistad y discrepancias...‏


Hace diez años, 
cuando Stephen Hawking cumplió sesenta años, 
se organizó una celebración como suelen hacer 
los científicos con sus colegas más grandes.

Para la ocasión, 
su amigo y colega Leonard Susskind
preparó una contribución titulada: 
«Veinte Años de Debate con Stephen» 
que comenzaba con las siguientes palabras:

'Stephen, como todos lo conocemos, es por lejos, 
la persona más testaruda y exasperante de todo el universo.

Mi relación científica con él creo 
que puede ser calificada como la de adversarios.  

Hemos discrepado profundamente 
acerca de temas profundos concernientes 
a los agujeros negros, información y todo ese tipo de cosas.

En ocasiones él ha causado que me tome de los pelos 
y los tire fueremente en señal de frustración 
-y ustedes pueden contemplar el resultado patente.  

Puedo asegurarles que hace poco más 
de dos décadas, tenía una cabeza cubierta de pelos.

Sólo puedo decir que de todos los físicos 
que he conocido él ha tenido 
la mayor influencia en mí y en mi pensamiento. 

Casi todo de lo que he pensado desde los años ochenta 
ha sido de uno u otro modo consecuencia y respuesta 
a su profunda y aguda pregunta acerca del destino 
de la información que cae en un agujero negro.  

A la vez que creo firmemente 
que la respuesta suya estaba equivocada, 
la misma pregunta y su insistencia 
en una respuesta convincente me forzó 
a repensar los fundamentos de la propia física.

El resultado es un paradigma completamente nuevo 
que está actualmente tomando forma.

Me siento profundamente honrado de estar aquí 
para celebrar las contribuciones monumentales de Stephen 
y especialmente su magnífica obstinación...

Ese es el tema que deseaba mencionar hoy.  
La relación que existe entre la amistad y la discrepancia.

Cuando mi padre falleció, hace poco más de 21 años,
don Mario Mosquera, decano de la Facultad de Derecho 
de la Universidad de Chile pronunció un emotivo discurso
en el Parque del Recuerdo y dijo algo que 
sintoniza perfectamente con lo dicho por Susskind a Hawking:

«La amistad mucha veces es más fuerte y más firme 
construida sobre la base de las discrepancias; 
va más allá de las diferencias...
quise a Hugo con sus virtudes y sus defectos...»

Y es verdad, la amistad crece y se enriquece
en la diversidad.  Uno no se hace amigo de clones.
¡Qué aburrido! Para eso me quedo solo en la casa.

Y el hecho de discrepar, sobre todo cuando
se trata de temas profundos, obliga a extraer
lo mejor de nosotros mismos, para cuestionar
nuestro pensamiento, no cerrar prematuramente
aspectos fundamentales en los que pensamos o creemos.

No es que necesariamente
cambiemos radicalmente nuestro pensamiento o creencias,
pero tal vez, evolucionemos y caminemos
hacia una trama de cavilaciones más fina
o más explícita, a fin de poder comunicarla
a otros y poner nuestra visión a prueba.

El tiempo, además, pone en perspectiva
hasta los defectos de los amigos y seres queridos 
(algo que observó también 
la escritora Isabel Allende), 
los que por estar algunos de ellos
indisolublemente ligados
a la propia personalidad de los susodichos
pasan a ser entrañables y hasta queribles.

Si hasta el Father Provenzano 
se refirió a ello, en su discurso
de agradecimiento que en los años
ochenta, un grupo de georgians
encabezados por el inolvidable
escritor y simpatía andante
de Carlos Ruiz-Tagle,
organizó y celebró
en el Museo Benjamín Vicuña Mackenna,
del cual Ruiz-Tagle ejercía como Director.

Provenka hablaba de las virtudes
y defectos de los georgians
y refiriéndose al personal docente,
administrativo y de apoyo,
mencionando su entrega por el colegio
para que a nosotros no nos faltara nada:
su verdadero Georgian Spirit
dijo que éstos nos querían 
a pesar de nuestras diabluras,
o quizás, por esas mismas diabluras
que los hacían (después del mal rato) sonreír.

Las actuales redes sociales
que corresponden 
a las antiguas corrientes de opinión,
tienen que poner atención
a dicha diversidad.

No es que cualquier opinión valga lo mismo.
Los opinantes valen igual, no así las opiniones.

Hay que fundamentar, eso sí, y no basta
(como le decía un Presidente 
de la Corte Suprema a mi padre) 
que uno eventuelmente tenga la razón,
tienen que dártela.

Más que vencer, hay que tratar de convencer.
Y si no es posible, al menos que el debate,
la discrepancia no nos lleve a actitudes beligerantes, 
a la violencia homicida e intolerante, 
por la incapacidad de asumir las discrepancias.

Si al menos estamos de acuerdo
en respetarnos mutuamente
y a debatir sin llevar la discusión
a querer eliminar al adversario
convertido en enemigo
y contradictor irredento,
aún habrá Patria ciudadanos...

__________________________________

(*): Tanto Stephen Hawking, 
como Lenny Susskind
han estado varias veces en Chile,
particularmente en una conferencia
que culminó con una visita al continente
antártico en invierno, en la segunda década
de los noventa y, años más tarde
en la celebración de los sesenta años
de Claudio Bunster en el Centro 
de Estudios Científicos de Valdivia.

Susskind ha incluido dichas experiencias
en un par de libros que ha escrito
y Hawking, en una entrevista
publicada en The Guardian,
se refirió a su experiencia
en la Antártica, como la más
memorable de toda su carrera.

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