Cómo han cambiado las cosas
en cincuenta años
en términos monetarios,
en difusión, en despliegue
tecnológico y físico.
Hace medio siglo los ingresos totales
del Mundial del '62 celebrado en Chile
no alcanzaron los cuatro millones de dólares.
Los gastos fueron poco menos que
un millón trescientos mil dólares
quedando un neto de poco más
de dos millones y medio de dólares
repartidos de la siguiente forma:
65% para las Asociaciones de Fútbol
de los países participantes,
25% para Chile y un 10% para la FIFA.
(Hoy el pase de un jugador de élite
en Europa puede costar varias veces
dicha cantidad nominal, aunque,
por cierto, hay que hacer la corrección
monetaria para calcular el valor
adquisitivo del dólar de ambas épocas).
Con el tiempo uno dimensiona
el privilegio que resultó
ser testigo de dicho Mundial (el del '62).
Presenciar el partido inaugural
en el que Chile derrotó a Suiza
por 3 a 1, y la dramática definición
contra Yugoslavia por el tercer lugar:
simplemente inolvidable.
Recuerdo haber estado también presente
en el partido que se jugó en el Estadio Nacional,
entre las selecciones de Alemania e Italia.
Estaban en el grupo de primera fase
en el que también participaba Chile.
Era un día nublado y recuerdo
que me encontraba en las aposentadurías
que quedaban casi al nivel de la cancha
en la tribuna Pacífico (donde está la marquesina).
Recuerdo que en la selección alemana
jugaban Uwe Seeler (9) y Schnelinger (3)
de zaquero central.
En un partido, muy a la europea,
con gran despliegue físico y táctico,
de gran nivel, aunque un poco
aburrido para el niño de 9 años que era,
que estaba mal acostumbrado
habiendo visto en los cuadrangulares
o hexagonales a cracks como Pelé y Garrincha.
¡Hoy me parece increíble que haya visto
a dichas selecciones en vivo,
en un Mundial y en Chile!
Lo otro notable es que Chile
haya sido capaz de organizar un Mundial
antes que Argentina y poco después
del terremoto-maremoto de Valdivia
del año sesenta.
Es cierto que el país era más pequeño
(y también menos recursos).
Para darse una idea comparativa.
El terremoto del 27 de febrero del 2010,
sólo en términos de reconstrucción
de viviendas, equivale a proveer
de 'soluciones habitacionales'
para una población de alrededor
de novecientos mil habitantes,
el equivalente a la población
de las ciudades de Rancagua,
Talca, Concepción y Talcahuano.
Volviendo al Mundial,
en el cuerpo de reportajes del domingo
en el diario El Mercurio aparecen
algunas simpáticas anécdotas
'desclasificadas' por algunos
de los ex-mundialistas chilenos.
En medio de los preparativos del festejo por los 50 años:
Figuras del Mundial del 62 desclasifican anécdotas del torneo
Desde el mozo que no quería dejar pasar al entonces Presidente Jorge Alessandri a la concentración de los mundialistas, hasta los petardos en la pieza del entrenador Fernando Riera, son algunos de los episodios que los ídolos del histórico torneo revelan a pocos meses del quincuagésimo aniversario, conmemoración que la ANFP ya está preparando.
Florencia Blume y Felipe Indo
Diario El Mercurio, domingo 19 de febrero de 2012
Era el 10 de junio de 1962 y Leonel Sánchez se preparaba para patear el tiro libre en el partido contra la Unión Soviética, disputado en Arica. Corría el minuto once, cuando su compañero Jorge Toro se le acercó y le dijo: "Yo quiero patearlo". Leonel se negó. El goleador del 62 tenía un presentimiento que le decía que él era el indicado para "chutear". Y así fue. Salió el gol tal cual como lo imaginaba. La Selección ganó 2-1, con un segundo gol de Eladio Rojas.
A pesar de que el torneo es el hito de la historia del fútbol nacional más recordado, hay anécdotas que sus protagonistas no suelen contar.
Fue la gran hazaña de 22 jugadores, que al mando del entrenador Fernando Riera, obtuvieron el tercer puesto del torneo.
El combinado nacional jugó en el grupo B contra Suiza, Italia y Alemania Federal. Tras pasar la fase de grupos, derrotó a la Unión Soviética en cuartos de final, perdiendo la semifinal contra Brasil y logrando la victoria sobre Yugoslavia que los llevó a conquistar el tercer puesto de la copa.
Aquel mundial fue "un éxito" y las condiciones eran muy diferentes a las que "reinan" ahora, analizan algunos de los ex jugadores.
El lugar elegido para que la Selección se concentrara en Santiago fue una casa ubicada en avenida Colón con Hernando de Magallanes. Allí contaban con las "comodidades justas y necesarias", recuerda Leonel Sánchez, quien fue el goleador del torneo, puesto que compartió con otros cinco jugadores más.
Los seleccionados cuentan que la disciplina impuesta por el DT fue la clave para triunfar. Riera se levantaba todas las noches a revisar que cada uno de los jugadores estuviera en su pieza y cuando alguno llegaba atrasado a la casa, se molestaba y les hablaba "con voz fuerte", cuenta Sánchez. El ex defensa Humberto "Chita" Cruz dice que se sentía como en "un convento", debido a las estrictas reglas del entrenador.
Los archivos desclasificados del campeonato deportivo cobran realce dentro de los preparativos que organiza la ANFP para conmemorar sus 50 años. Las actividades incluyen una cena con autoridades de la FIFA, Conmebol y del Gobierno, más una exhibición de "las reliquias del Mundial". Además, se estarían realizando las gestiones para hacer un partido amistoso entre la Roja de Borghi y la actual selección de Brasil e incluso se estudiaría la venida de Pelé para los festejos, entre otras figuras.
Para celebrar los 50 años del Mundial se están haciendo gestiones para organizar un partido amistoso entre la Roja de Borghi y la actual selección de Brasil. También se estudia la venida de Pelé. El primer "bautizazo" de la Roja en la pretemporada en Algarrobo
En noviembre de 2011, cinco jugadores de la selección, entre ellos Jorge Valdivia y Arturo Vidal, llegaron tarde a la concentración en Juan Pinto Durán. Afirmaron que venían de un "bautizo". Esto provocó la ira del DT Claudio Borghi y una sanción que los mantiene hasta el momento fuera de las convocatorias.
Esta historia, al parecer inédita en el fútbol chileno, tuvo su símil durante la pretemporada al mundial del 62, en Algarrobo.
Durante el verano de ese año, la selección se concentraba en una casa frente al clásico restaurante "El Hoyo", a un costado del balneario del litoral central. En aquella playa, recuerdan los mundialistas, era donde jugaban "pichangas" con el ex Presidente Eduardo Frei Montalva y compartían con Salvador Allende, quienes veraneaban en el lugar.
Un día en la noche, después de la comida, Fernando Riera les daba permiso hasta la una de la madrugada para que "salieran a dar una vuelta". "En el tema de los horarios, sí que era estricto y disciplinado", recuerda Leonel Sánchez del entrenador.
El director técnico se paseaba todas las noches por las piezas de cada uno de los jugadores, revisando, incluso dos veces, que estuvieran acostados en sus camas. Una noche, Jaime Ramírez, Sergio Valdés y Carlos Contreras llegaron pasadas las dos de la madrugada a la casa de Algarrobo. "Tras darse cuenta del lío en que se podían meter, decidieron entrar a la pieza por la ventana", comenta Sánchez, entre risas.
Pero para su sorpresa, cuando prendieron la luz, vieron a Fernando Riera sentado en una de las camas, esperándolos hacía una hora. Lo único que les dijo en ese momento, con un rostro que mezclaba frustración y rabia, fue: "Podrían tener por lo menos, la valentía de entrar por la puerta". Luego, Riera se paró y se fue a su pieza.
La visita del Presidente Jorge Alessandri a la Selección en la que no fue reconocido
El 17 de junio de 1962, un día después de que la Selección lograra el tercer puesto del Mundial ganándole por un gol a cero a Yugoslavia, llegó el entonces Presidente de Chile, Jorge Alessandri, a la casa de concentración en su Ford del 59. Alessandri entró por la puerta de servicio, donde se topó con "don Segundo", un mozo "de campo" que atendía a la Selección. "Don Segundo" no reconoció al ex Mandatario, incluso lo dejó esperando en la cocina leyendo el diario, mientras fue a avisarle al entrenador Fernando Riera que "un caballero llamado Jorge Alessandri" los había ido a visitar. El director técnico, "impresionado", fue a la cocina e hizo pasar al living al ex Presidente, pidiéndole perdón por el recibimiento. "No se preocupe, vengo de pasadita. Llámeme a los jugadores", le dijo Alessandri. Leonel Sánchez fue el encargado de entrar a las piezas de sus compañeros para que se levantaran. "¡Despierten, despierten! El Presidente de la República está en el living ", les dijo el ex goleador del mundial.
El Mandatario pasó a agradecerle a la Selección por su participación en el torneo mundialista, tradición que repitieron otros como Michelle Bachelet y Sebastián Piñera. Mientras tomaban desayuno todos juntos, Alessandri felicitó al plantel dándoles las gracias por "lo que habían hecho por Chile" y se despidió de cada jugador con un apretón de manos.
Según los seleccionados, la figura de Jorge Alessandri fue "fundamental" para la realización del mundial. Los ex jugadores lo recuerdan con cariño como un Presidente que siempre "confió en el éxito de un mundial hecho en Chile". Esta corta visita fue el único contacto personal que tuvieron con Alessandri y duró tan sólo un par de horas.
El último dirigente de la histórica organización
A Nicolás Abumohor se le quiebra la voz al recordar a Carlos Dittborn, frente al plenario de la asamblea que decidiría la futura sede del Mundial del año 62, en Lisboa. Abumohor relata que Dittborn tomó los mismos párrafos de los estatutos de la FIFA que decían que su objetivo era promover el fútbol y pronunció su histórica frase: "Porque no tenemos nada, queremos hacerlo todo", desafiando a la postulación argentina, que se autoproclamaba como el país que podía hacer el Mundial "al día siguiente".
Quien fuera tesorero del Comité Ejecutivo que organizó el Mundial mantiene en sus paredes los diplomas, fotos y reconocimientos que mantienen vivo el recuerdo de momentos épicos para el deporte nacional, como la foto de Jorge Alessandri Rodríguez.
"El Mundial se hizo gracias a él", enfatiza Abumohor a sus 92 años.
"De forma inédita, y tras largas reuniones con la directiva de la FIFA, ellos accedieron a rebajar la cantidad mínima de sedes necesarias para un mundial; de ocho a cuatro. Entendiendo nuestras ganas y ánimo para organizarlo, a pesar de la catástrofe que significó para nosotros el terremoto de Valdivia del 60", recuerda al desempolvar los documentos que llevaban el registro exacto de cada dólar que se movió para el Mundial en Chile.
A la semana siguiente de que FIFA otorgara la sede a nuestro país, "Don Nicolás" recuerda el cuaderno que compraron para hacer un registro de todas las personas que arrendaran piezas o casas en Santiago y que estuvieran dispuestas a recibir al público y los periodistas extranjeros que vinieran al mundial. Prácticamente el único hotel de la capital era el Hotel Carrera.
Por otra parte, Chile no contaba con más estadios a la altura de un mundial que el Sausalito y el Nacional. Por tanto, el plan inicial era pedirle apoyo financiero al Gobierno, idea que se vio drásticamente truncada por el terremoto. "Con vergüenza fuimos a La Moneda a decirle al Presidente que luego de largos análisis del comité organizador, entendimos que no podríamos hacer el Mundial. Definitivamente era imposible obtener los recursos en una situación tan dramática como la que vivía Chile, a lo que Alessandri nos respondió: "El Mundial se hace en mi país, sí o sí".
Finalmente, el Banco Central accedió, como una situación de urgencia y para evitar el desprestigio y vergüenza nacional por desaprovechar la oportunidad de organizar un Mundial de Fútbol, a abrir una cuenta en dólares especial para el evento. Una suerte que Nicolás Abumohor resume hoy en la frase "Dios se hizo chileno en el Mundial".
El rechazo de Fouillioux a la canción que lo tildaba de galán
"Yo nunca estuve de acuerdo con esa canción. Mis amigos me iban a molestar y a mí lo que me interesaba era jugar", recuerda Alberto Fouillioux. El volante-delantero, "causaba sensación" entre las "lolas" de la época, cuentan algunos de sus compañeros. Humberto "Chita" Cruz le decía "cara de juguete", por su atractivo físico y su parecido al famoso actor francés, Alain Delon.
Debido al éxito y a la admiración que producía en las mujeres, le escribieron la conocida canción "Tito, mi amor". El título original llevaba su apellido, detalle que le molestaba al jugador, por lo que le dijo al productor musical Camilo Fernández que lo cambiara. "Tito, Tito mi amor, no eres un sabio, no eres un genio, pero sabes gustar", decía la canción interpretada por Luz Eliana, integrante de la Nueva Ola en los años sesenta.
Sus ex compañeros cuentan que "nunca le gustó" esta canción y que no le gustaba resaltar mucho, a diferencia de "Pluto" Contreras, quien con unos años más, y según delatan hoy sus amigos, "era el más experimentado con las mujeres".
Sin embargo, Tito Fouillioux era el "galán" indiscutido del combinado futbolero. Las mujeres se amontonaban por él afuera de la casa de Hernando de Magallanes, donde se concentraban. Hecho que no interfería en la concentración del plantel, ya que Fernando Riera no dejaba entrar a nadie al recinto, manteniendo la disciplina por sobre todas las cosas. El galán de esa época futbolera, reitera hasta el día de hoy, que "su interés siempre estuvo en la cancha"
El día en que el volante de la Selección fue llevado por Carabineros a la cárcel
Una semana después de coronarse terceros del mundial, el volante Jorge Toro preparaba sus maletas para partir a Italia, "donde todo jugador quería llegar", recuerda el ex seleccionado. El club La Sampdoria era el que estaba haciendo los preparativos para recibir, al que llamaban, "la estrella del mundial".
Sin embargo, aquel día alguien llamó a la puerta de su casa. Por la ventana, Toro vio un furgón de Carabineros estacionado en el portón de su casa.
El mediocampista nacional, sin problema alguno, abrió la puerta a los dos policías que, para su sorpresa, lo tomaron detenido sin explicación alguna subiéndolo al vehículo.
En el furgón policial, el nerviosismo invadía al mítico mediocampista de la selección, que a esas alturas veía frustrado su futuro en Europa.
Al detenerse el vehículo, Toro se dio cuenta que lo habían llevado a la cárcel. Tras bajarse, un carabinero se le acercó y le dijo las primeras palabras desde su captura: "Don Jorge, discúlpenos por favor. Lo trajimos a modo de sorpresa para que diera el puntapié inicial del campeonato mundial de las cárceles".
"Es un momento que no olvidaré nunca más, recibí mucho cariño por parte de los reos", recuerda el jugador que finalmente partió a Italia.
Cuando el DT fue estremecido con un petardo
El triunfo frente a la selección yugoslava que los dejó como los terceros mejores del mundo, los elevó a héroes de la patria. No había casa en Santiago que no celebrara el triunfo de la Roja en el mundial. Situación que se replicaría -y de forma estruendosa- en la "casa de concentración" de Colón con Hernando de Magallanes. Ya obtenido el triunfo, el DT al que llamaban "Don Fernando", les permitió a sus jugadores visitar sus casas por un lapso de dos horas. El compromiso era volver sin ningún minuto de atraso, exigencia inexorable del fallecido entrenador.
Al regreso de los exultantes jugadores, Riera permitió que una "comitiva" de seleccionados fuera a comprar pollo con papas fritas al clásico local "Pollo Stop". Los escogidos fueron Alberto Fouillioux y Jorge Toro, quienes contaron que todo les había salido gratis por el cariño de la gente. Tras repartir las raciones, los jugadores fueron a comer a sus respectivas piezas.
La anécdota cambió de rumbo cuando, ya en los dormitorios, Humberto "Chita" Cruz lanzó una papa a un compañero. Éste le respondió con otro proyectil alimenticio, lo que terminó derivando en una batalla campal que contagió a las otras piezas.
La guerra de comida terminó súbitamente cuando se escuchó un grito estremecedor y furioso. Era Fernando Riera que pretendía descubrir quién le había deslizado un petardo dentro de su pieza por debajo de la puerta.
Años después y ya sin estar bajo la dirección de Riera, Manuel Astorga reconoció la autoría del mayor atentado a la autoridad del seleccionador.
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